Audiencia general: el Papa dedica su catequesis a la figura de San Gregorio Magno
y subraya que “Dios es la verdadera fuente de la esperanza y de la paz”
Miércoles, 28 may (RV).- Este miércoles Benedicto XVI ha celebrado la audiencia general
en la Plaza de San Pedro para los miles de fieles y peregrinos procedentes de todo
el mundo. “Un gran Papa y un gran Doctor de la Iglesia”: de esta manera el Santo Padre
ha introducido la figura de san Gregorio Magno, obispo de Roma entre el año 590 y
el 604, al que ha dedicado la catequesis. El Pontífice ha subrayado la actualidad
de las enseñanzas de san Gregorio, pastor valiente y sabio, verdadero pacificador
y atento a las necesidades de los fieles.
“Un hombre inmerso en Dios” y por
lo tanto “muy cercano a todas las necesidades de las gentes de su tiempo”. Benedicto
XVI ha sintetizado de esta forma la figura extraordinaria de su predecesor Gregorio
Magno. Un hombre, ha recordado el Papa, que hablaba muchas veces del deseo de Dios.
Un deseo de Dios que “estaba siempre vivo en el fondo de su alma”. Por lo tanto, ha
puesto el acento sobre la actualidad del ejemplo de san Gregorio: “Él realmente, en
un tiempo desastroso, más bien de desesperación, supo crear paz y dar esperanza. Este
hombre de Dios, nos enseña dónde están las verdaderas fuentes de la paz, de dónde
viene la verdadera esperanza y por lo tanto es una guía también para nosotros, en
el tiempo de hoy”. “Cuando fue Papa, sugirió a los obispos que tomaran como modelo
en las gestiones de los asuntos eclesiásticos la diligencia y el respeto de las leyes
propias de los funcionarios civiles”.
“Desde el comienzo de su Pontificado
reveló una singular visión lúcida de la realidad con la que debía medirse, una extraordinaria
capacidad de trabajo al afrontar los asuntos tanto eclesiásticos como civiles, un
equilibrio constante en las decisiones valientes que el cargo le imponía”. Gregorio
Magno, ha subrayado Benedicto XVI, fue “un verdadero pacificador”.
“A diferencia
del emperador bizantino que partía del presupuesto que los Longobardos solamente eran
individuos rudos y depredadores a derrotar o exterminar, él veía a esta gente con
los ojos del buen pastor. Desarrolló tanto en Roma como en otras partes de Italia
una atenta labor de reorganización administrativa, impartiendo instrucciones precisas
para que los bienes de la Iglesia, útiles para su subsistencia y a la obra de evangelización
en el mundo, fueran gestionados con absoluta rectitud y según las reglas de la justicia
y de la misericordia”.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho
el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza
de San Pedro: Queridos
hermanos y hermanas: San Gregorio, llamado Magno, es decir,
“el Grande”, fue Obispo de Roma entre el año quinientos noventa y el seiscientos cuatro.
Nació en Roma en el seno de una familia rica, noble, de fe firme y estrechamente vinculada
a la Sede Apostólica. Entró en la administración pública y llegó a ser Gobernador
de Roma. Sin embargo, al poco tiempo, dejó este cometido y se retiró a su casa para
iniciar una vida monacal dedicada al estudio de la Sagrada Escritura y de los Padres
de la Iglesia. Por su experiencia y cualidades, el Papa Pelagio II lo nombró diácono
y lo envió como su embajador a Constantinopla con el fin de afrontar los últimos residuos
del monofisismo y obtener el apoyo del emperador para contener la presión de los longobardos.
Posteriormente, el Pontífice lo llamó a Roma y lo nombró su secretario. Cuando el
Papa Pelagio II murió, Gregorio le sucedió en la Sede de San Pedro. De su pontificado
se conserva una copiosa documentación gracias al Registro de sus cartas. Junto a su
intensa actividad pastoral, llevó a cabo una amplia labor de asistencia social. No
obstante su precaria salud, que le obligaba con frecuencia a guardar cama, la santidad
de su vida y la riqueza de su humanidad le ganaron la confianza de su grey, en la
que tuvo una notoria autoridad moral. Saludo con afecto a los
peregrinos de lengua española, en particular, a los fieles procedentes de Alicante,
Madrid, Sevilla y Navarra, así como a los venidos de Honduras, Brasil y otros países
latinoamericanos. Que San Gregorio Magno os estimule con su ejemplo de santidad en
el camino de la vida. Muchas gracias.
Benedicto XVI ha finalizado la audiencia,
como siempre, dirigiéndose de manera especial a los jóvenes a los enfermos y a los
recién casados. Está por finalizar el mes de mayo, y el pensamiento va a María Santísima,
estrella luminosa de nuestro camino cristiano. A Ella, nos referimos constantemente,
contando con su maternal intercesión, y de esta manera podremos recorrer con alegría
y esperanza nuestra cotidiana peregrinación hacia la Patria eterna.