2008-05-23 15:43:43

El Papa recibe a los participantes en el congreso de las Facultades de Comunicación de Universidades Católicas y subraya que “la información debe estar siempre inspirada en la justicia y en la solidariedad, respetando siempre el valor y la dignidad de las personas”


Viernes, 23 may (RV).- Benedicto XVI ha recibido a los participantes al congreso de las Facultades de Comunicación de las Universidades Católicas organizado por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, reunidos en Roma para reflexionar sobre la identidad y la misión de las escuelas y de los ateneos en la comunicación católica. El Santo Padre ha señalado que es “la misma comunicación la que revela a la persona y crea relaciones auténticas con la comunidad y que permite a los seres humanos madurar en conocimiento, sabiduría y amor. “A la luz del mensaje bíblico, la comunicación -ha recordado el Pontífice- refleja nuestra participación en el creativo, comunicativo y unificador Amor trinitario que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

“La información -ha resaltado el Papa- debe estar siempre inspirada en la “justicia” y en la “solidariedad”, respetando en cualquier circunstancia, el valor y la dignidad de toda persona, que tiene derecho a no ser herida en su vida privada”. Es importante también “promover la verdad en la información y hacer reflexionar a las personas ante los acontecimientos, con el objetivo de educar a los hombres de hoy para edificar un mundo mejor”.

Benedicto XVI ha dicho que sería “una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información, no fueran accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente”. Esto sólo contribuiría “a agrandar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando al servicio de la socialización humana, la información y el aprendizaje”

Por otro lado, sería igualmente grave que la tendencia globalizante en el mundo de las comunicaciones debilitara o eliminara las costumbres tradicionales y las culturas locales, de manera especial las que han logrado fortalecer los valores familiares y sociales, el amor, la solidaridad y el respeto a la vida. En ese contexto, deseo expresar mi aprecio a aquellas comunidades religiosas que, no obstante los altos costos financieros o los innumerables recursos humanos, han abierto Universidades Católicas en los países en vías de desarrollo.

El Santo Padre ha agradecido que muchas de estas instituciones estuvieran presentes en el acto de hoy.

Sus esfuerzos asegurarán a los países donde se encuentran el beneficio de la colaboración de hombres y mujeres jóvenes que reciben una formación profesional profunda, inspirada en la ética cristiana, que promueve la educación y la enseñanza como un servicio a toda la comunidad. Valoro de manera particular su compromiso por ofrecer una esmerada educación para todos, independientemente de la raza, condición social o credo, lo cual constituye la misión de la Universidad Católica.

A los docentes universitarios y de escuelas católicas, el Santo Padre ha recordado que la “identidad” no es simplemente una cuestión de número de estudiantes, sino una cuestión de convicción y de creer verdaderamente en el misterio de la encarnación y en el misterio del hombre”. Al respecto, oigamos a la decana de la Pontificia Universidad de Salamanca que participa en el congreso. RealAudioMP3







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