En su visita al hospital pediátrico de Génova, el Papa recuerda con ternura a los
niños que Dios no nos abandona nunca
Domingo, 18 may (RV).- «¡El Papa os quiere mucho!» ha afirmado con ternura, esta mañana,
Benedicto XVI a los niños del hospital pediátrico genovés, que ha visitado esta mañana,
haciendo hincapié en que «Dios no nos abandona nunca». Después de rezar a los pies
de la Virgen de La Guardia, en el santuario que desde lo alto domina la ciudad italiana
de Génova, Benedicto XVI ha dedicado su primer encuentro de este domingo a los niños
del hospital pediátrico Giannina Gaslini, a los padres y familiares de estos
pequeños y a todos los que trabajan allí, así como a los capellanes y voluntarios
de este Instituto dedicado al cuidado de los pequeños, con el anhelo de que siga siendo
«un auténtico santuario de la vida y de la familia».
«Espero que este excelente
Instituto Pediátrico siga desarrollándose en las tecnologías, en los cuidados y en
los servicios, ampliando cada vez más sus horizontes en aquella óptica de positiva
globalización en la que se reconocen los recursos, los servicio y las necesidades.
Creando y reforzando una red de solidaridad hoy tan urgente y necesaria -ha dicho
el Papa, prosiguiendo después señalando que- todo ello sin faltar nunca al suplemento
de cariño que los pequeños pacientes perciben como primera e indispensable terapia.
Entonces, el hospital será, cada vez más, lugar de esperanza».
Benedicto XVI
ha señalado la necesidad de que los científicos, los médicos, los profesionales de
la sanidad y los mismos padres alimenten la esperanza en una visión más elevada de
la vida. Sin ahorrar esfuerzos, para obtener «los mejores resultados que la ciencia
y la técnica pueden ofrecer hoy» y recordando «la silenciosa presencia de Dios, que
acompaña casi imperceptiblemente al hombre en su largo camino en la historia».
«He
resucitado y ahora estoy siempre contigo. Mi mano te sujeta. Dondequiera que caigas,
caerás entre mis brazos. Estoy presente también en el umbral de la muerte». Con estas
palabras que Jesús nos repite, en especial en los momentos más difíciles, el Papa
ha reiterado la predilección de Jesús para con los niños: «Los quiso a su lado, los
señaló como modelos a los apóstoles, para que siguieran su ejemplo de fe espontánea
y generosa y en su inocencia. Con palabras duras puso en guardia contra el despreciarles
y escandalizarles. Se conmovió ante la viuda de Naim, una madre que había perdido
a su hijo, su único hijo. Escribe el evangelista san Lucas que el Señor la consoló
y le dijo: ‘¡No llores!’ (cfr Lc 7,14). También hoy, Jesús repite al que está en el
dolor estas palabras consoladoras: ‘¡No llores!’. Es solidario con cada uno de nosotros
y nos pide, si queremos ser sus discípulos, que testimoniemos su amor hacia cualquiera
que se encuentre en dificultad».
Tras recordar que este hospital pediátrico
nació, hace 70 años, del corazón de un generoso benefactor, que dedicó esta obra a
su hija fallecida a los 12 años - formando parte desde entonces de la historia de
caridad cristiana genovesa - el Papa ha hecho hincapié en que «también hoy la fe impulsa
a tantas personas de buena voluntad a cumplir gestos de amor y ayuda concreta». Como
demuestra el nuevo complejo hospitalario que se está construyendo gracias a un munífico
donador.
Renovando su invitación a permanecer unidos a Dios, que nunca nos
deja solos, el Papa se despidió con emoción y ternura asegurando sus oraciones y gratitud
por este encuentro: «Estad todos seguros: Dios no nos abandona nunca. Permaneced unidos
a Él, sin perder nunca la serenidad, ni siguiera en los momentos más oscuros y complejos.
Os aseguro mi recuerdo en la oración y os encomiendo a María Santísima, que como madre
ha sufrido por los dolores de su divino Hijo, pero ahora vive con Él en la gloria.
Gracias a cada uno de vosotros por este encuentro que quedará grabado en mi corazón».