El Pontífice invita a los jóvenes genoveses a confiar en todo momento en Jesús, "el
único Amigo que nunca defrauda"
Domingo, 18 may (RV).- Después de su visita al hospital pediátrico de Génova, el Papa
se ha dirigido a la plaza Matteotti, de esta misma ciudad, donde le esperaban numerosos
chicos y chicas de la región italiana de Liguria. Alentando a los jóvenes a mantener
siempre su verdadera juventud, con aquella bondad de corazón que nunca envejece, ni
cambia con las modas, Benedicto XVI los ha invitado a confiar en todo momento en Jesús,
el único Amigo que nunca defrauda.
«La bondad y la generosidad mantienen la
verdadera juventud en los corazones, a pesar de los años que pasan velozmente». «Si
un joven descubre los verdaderos y grandes valores nunca envejece», ha recordado el
Santo Padre, alentado también a los jóvenes a mantener esa juventud, que no sigue
«las modas que se queman en un instante, en una carrera frenética y aturdida».
Los
ha exhortado a profundizar en el amor de Jesús, en su misterio, en su verdad. Gracias
a una formación firme, para responder a las múltiples preguntas juveniles sobre la
vida, la fe cristiana y la Iglesia. Para salir al paso de la aridez y del desierto
del alma, de las dependencias de mitos llamativos y de las mentiras difusas, de los
lugares comunes del pensamiento. Para entrar en el meollo de las cuestiones decisivas,
debatidas hoy sin una fe pensada y una razón entrenada para percibir la verdad de
los valores y presentarlos con sereno rigor al que no tiene la luz de la fe.
Tras
reiterar la importancia de cultivar la vida espiritual que conduce a Jesús con la
oración, los sacramentos y el Evangelio, en comunión con la Iglesia y las comunidades
eclesiales, Benedicto XVI ha exhortado a cultivar una formación firme, «para ser misioneros
valientes y alegres, equipados culturalmente para anunciar a todos que Jesús es la
razón suprema de la vida y de la juventud». El Papa ha entregado el Evangelio a algunos
jóvenes como signo de mandato misionero para toda la juventud: «¡Id, queridísimos
jóvenes, a vuestros ambientes de vida, a vuestras parroquias, a los barrios más difíciles,
a las calles. Anunciad a Cristo Señor, esperanza del mundo! Cuanto más el hombre se
aleja de Dios, su Manantial, más se pierde a sí mismo, la convivencia humana se vuelve
difícil y la sociedad se desmorona. Permaneced unidos entre vosotros, ayudaos a vivir
y a crecer en la fe y en la vida cristiana, para poder ser testigos valientes del
Señor. Unidos, pero no encerrados. Sed humildes, pero no pávidos. Sed sencillos, pero
no ingenuos. Sed reflexivos, pero no complicados. Dialogad con todos, pero seguid
siendo vosotros mismos».
El Santo Padre ha concluido sus exhortaciones a
los jóvenes invitándolos a permanecer en comunión con los pastores, que son ministros
del Evangelio, de la Divina Eucaristía, del perdón de Dios. Son padres, amigos y compañeros
de camino: «Vosotros tenéis necesidad de ellos y ellos – todos nosotros – tenemos
necesidad de vosotros. Cada uno de vosotros, queridos jóvenes, si permanece unido
a Cristo y a la Iglesia puede cumplir grandes cosas. Éste es el deseo que os dejo
como consigna. ¡Nos vemos en Sydney! Este saludo que dirijo a cuantos entre vosotros
se han inscrito para participar en el encuentro mundial de julio, lo extiendo a todos,
pues cualquiera podrá seguir el evento también desde aquí. Sé que en aquellos días
las diócesis organizarán especiales momentos comunitarios, para que haya verdaderamente
un nuevo Pentecostés sobre los jóvenes del mundo entero».