2008-05-17 16:01:50

Benedicto XVI reitera la urgente actualidad del mandato evangelizador de las Obras Misionales Pontificias, en comunión con los obispos de la Iglesia universal


Sábado, 17 may (RV).- Impulsando la irradiación del amor de Cristo a todos los hombres, Benedicto XVI ha reiterado la urgente actualidad del mandato evangelizador de las Obras Misionales Pontificias, en comunión con los obispos de la Iglesia universal. Al recibir a los participantes en el encuentro del Consejo Superior de este dicasterio misionero - «instrumento precioso» para los pontífices y para los episcopados, el Papa ha evocado, asimismo, el magisterio del Concilio Vaticano II haciendo hincapié en la naturaleza misionera de la Iglesia.

Misión que es «tarea y deber de todas las Iglesias» y de «toda la Iglesia», ha insistido el Santo Padre: «Su misión es la de comunión. A los gérmenes de disgregación entre los hombres, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigados en la humanidad a causa del pecado, la Iglesia local contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo».

Siguiendo los anhelos de sus predecesores y citando en particular a los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II, el Papa ha destacado la importancia - «también en esta fase de la historia de la Iglesia» - del carisma y trabajo de las Obras Misionarias Pontificias: «Sigue siendo urgente y necesaria la misión de evangelizar a toda la humanidad. La misión es un deber al que se debe responder ‘¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!’, dice Pablo. El Apóstol Pablo, al cual la Iglesia dedica un año especial conmemorando los dos mil años de su nacimiento, mientras se dirigía a Damasco, comprendió y luego experimentó durante su ministerio que la redención y la misión son actos de amor».

En este contexto, Benedicto XVI - que tituló su primera encíclica «Dios es Amor» - ha destacado que es el amor de Cristo el que apremia a la Iglesia: El que anuncia el Evangelio participa en la caridad de Cristo, que nos ha amado y se ha donado a sí mismo por nosotros (cfr Ef 5, 2)). Es su embajador y suplica en nombre de Cristo: ‘¡dejaos reconciliar con Dios! ( cfr 2 Cor 5,20) Es el amor que nos debe impulsar a anunciar con franqueza y valentía a todos los hombres la verdad que salva. Un amor que se debe irradiar por doquier, alcanzando el corazón de todo hombre. Pues los hombres esperan a Cristo».

Alentando a las Obras Pontificias a hacer que «la Missio ad Gentes sea el paradigma de toda su actividad pastoral», el Papa ha reiterado el mandato de Jesús como deber y derecho irrenunciable y como expresión de libertad religiosa: «Las palabras de Jesús: – ‘Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo es he mandado’ (Mt 28, 19-20), constituyen todavía un mandato obligatorio para toda la Iglesia y para cada uno de los fieles de Cristo. Este compromiso apostólico es un deber y también un derecho irrenunciable, expresión propia de la libertad religiosa, que tiene sus correspondientes dimensiones ético-sociales y ético-políticas».







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