2008-05-12 15:53:21

Treinta años después de la legalización del aborto en Italia, el Papa afirma que “haber permitido que se recurra a la interrupción del embarazo, no sólo no ha resuelto los problemas que afligen a muchas mujeres y familias, sino que ha abierto una ulterior herida en nuestra sociedad”


Lunes, 12 may (RV).- Pasado el mediodía, Benedicto XVI ha recibido en el Aula de las Bendiciones a unos 800 miembros del Movimiento italiano para la Vida. Una visita al Papa que se produce a 30 años de la legalización del aborto en Italia y que en la intención de los miembros de este movimiento este aniversario -ha dicho el Santo Padre, en el discurso que les ha dirigido- sugiere una “reflexión profunda sobre los efectos humanos y sociales que la ley ha producido en la comunidad civil y cristiana durante este período”.

Mirando el pasado de estas tres décadas y considerando la actual situación hay que reconocer que defender hoy la vida se ha convertido en una práctica más difícil, porque se ha creado una mentalidad de progresivo menosprecio de su valor, encomendado al juicio individual. Como consecuencia esto ha originado un menor respeto por la misma persona humana, valor éste que está en la base de toda convivencia civil, más allá de la fe que se profesa.

Ciertamente, ha reconocido el Pontífice “son muchas y complejas las causas que conducen a decisiones dolorosas como el aborto”. La Iglesia fiel al mandamiento del Señor, por una parte, no se cansa de repetir que el valor sagrado de la existencia de cada hombre hunde sus raíces en el designio del Creador, y por otra, estimula a promover cualquier tipo de iniciativa a favor de las mujeres y de las familias para crear condiciones favorables a la acogida de la vida y a la tutela del instituto familiar.

“El haber permitido que se recurra a la interrupción del embarazo, no sólo no ha resuelto los problemas que afligen a muchas mujeres y familias, sino que ha abierto una ulterior herida en nuestra sociedad, ya desgraciadamente afectada por profundos sufrimientos”.

Ante los problemas que impiden a los jóvenes formar una familia en la sociedad actual como son: la falta de trabajo, la tutela de la maternidad, la imposibilidad de dar un futuro adecuado a los hijos, Benedicto XVI dice que “es necesario unir esfuerzos para que las distintas instituciones pongan de nuevo en el centro de su acción la defensa de la vida humana y la atención prioritaria a la familia. Finalmente, el Santo Padre ha recordado que este año se celebra el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos del hombre y ha insistido en un pasaje de su discurso en las Naciones Unidas.

Los derechos humanos deben ser respetados como expresión de justicia, y no simplemente porque pueden ser hechos respetar mediante la voluntad de los legisladores (...) Vuestra iniciativa ante la Comisión para las Peticiones al Parlamento Europeo, en la que afirmáis los valores fundamentales del derecho a la vida desde su concepción, de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, del derecho de todo ser humano a nacer y a ser educado en familia por sus padres, confirma ulteriormente la solidez de vuestro compromiso.







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