Llamamiento del Papa por el Líbano, señalando que "el diálogo, la comprensión, y la
búsqueda de un compromiso razonable, son el único camino que puede restituir al país
la seguridad de una vida cotidiana digna y rica de esperanza en el mañana"
Domingo, 11 may (RV).- Fiel al seguimiento de la actualidad internacional, Benedicto
XVI ha realizado hoy un llamamiento por la paz en el Líbano ante las noticias de los
enfrentamientos entre la población de este país.
“Las noticias que llegan desde
el Líbano son extremadamente preocupantes –ha señalado el Pontífice, recordando que
ante la situación política, ha seguido, primero la violencia verbal, y después los
enfrentamientos armados, con numerosos muertos y heridos- Exhorto con fuerza a todos
los libaneses a abandonar esta lógica de contraposición agresiva que está llevando
a su querido país hacia lo irreparable”.
En este sentido Benedicto XVI ha señalado
que “el diálogo, la comprensión mutua, y la búsqueda de un compromiso razonable, son
el único camino que puede restituir al Líbano sus instituciones, y a la población,
la seguridad necesaria de una vida cotidiana digna y rica de esperanza en el mañana”.
“Que
el Líbano, por intercesión de Nuestra Señora del Líbano –ha exhortado el Papa- sepa
responder con energía a su vocación de ser, para Medio Oriente y para el mundo entero,
signo de la posibilidad real de una constructiva convivencia y posible entre los hombres.
Las diferentes comunidades que la componen –como recordaba la Exhortación postsinodal
‘Una nueva esperanza para el Líbano’- son al mismo tiempo, ‘una riqueza, una originalidad
y una dificultad. Pero vivir el Líbano es un compromiso de todos sus habitantes’.
Con María, Virgen en oración en Pentecostés, pidamos al Omnipotente una abundante
efusión del Espíritu Santo, el espíritu de la unidad y de la concordia, que a todos
inspire pensamiento de paz y de reconciliación”.
Antes de este llamamiento,
el Papa ha celebrado en la Basílica de San Pedro del Vaticano, la Santa Misa en esta
festividad de Pentecostés. Trasladándose a mediodía a su despacho privado desde cuya
ventana ha dirigido el rezo mariano del Regina Coeli, durante el cual además de realizar
el llamamiento por la paz en Líbano ha recordado una vez más, la celebración de hoy
de la solemnidad de Pentecostés, antigua fiesta judía en la que se evocaba la Alianza
de Dios con su pueblo en el monte Sinaí. Esta fiesta, ha señalado Benedicto XVI, se
transformó también en una celebración cristiana, precisamente porque tuvo lugar cincuenta
días después de la Pascua de Jesús.
“Leemos en los Hechos de los Apóstoles
-ha recordado el Santo Padre a los 40.000 peregrinos congregados en la plaza de San
Pedro del Vaticano- que los apóstoles se encontraban reunidos en el Cenáculo, cuando
sobre ellos descendió con potencia el Espíritu Santo, como viento y fuego. Iniciando
de este modo a anunciar en muchas lenguas, la buena noticia de la resurrección de
Cristo”.
“Por este motivo –ha recalcado el Papa- Pentecostés es, de forma especial,
el bautismo de la Iglesia que emprende su misión universal iniciando por las calles
de Jerusalén, con la prodigiosa predicación en las diferentes lenguas de la humanidad”.
Y
esto fue posible gracias al don de sí mismo que hizo Jesús, a través de su muerte
y resurrección, convirtiéndose ese momento en la coronación de toda la misión de Jesús.
Él mismo, tras su resurrección, ordenó a sus discípulos que se quedaran en Jerusalén,
ha explicado el Papa, evocando a continuación las palabras de Jesús: “Recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8).
“En
mi mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud 2008 –ha evocado el Pontífice-
propuse a los jóvenes redescubrir la presencia del Espíritu Santo en su vida y, del
mismo modo, la importancia de estos Sacramentos. Hoy querría extender la invitación
a todos: redescubramos, queridos hermanos y hermanas, la belleza de ser bautizados
en el Espíritu Santo; adquiramos la conciencia de nuestro Bautismo y Confirmación,
manantiales de gracia siempre actual”.
Benedicto XVI ha finalizado su alocución
previa al Regina Coeli, pidiendo a la Virgen María que obtenga también hoy para la
Iglesia “una renovada Pentecostés, que infunda en todos, de forma especial en los
jóvenes, la felicidad de vivir y testimoniar el Evangelio”.
Y como es tradicional,
tras el rezo mariano del Regina Coeli y el responso por los fieles difuntos, el Santo
Padre ha saludado en varias lenguas, realizando antes el llamamiento por la paz en
Líbano. En español, éstas han sido sus palabras: “Saludo con afecto
a los fieles de lengua española en esta solemnidad de Pentecostés, exhortando a todos
a invocar los dones del Espíritu Santo, que guía la Iglesia, para robustecer la fe,
vivificar la esperanza e iluminar el camino que lleva a renovar la faz de la tierra
con la fuerza del amor y el compromiso por la paz y la unidad. ¡Feliz Pentecostés!”.