El Papa concede especiales indulgencias plenarias con ocasión de los dos mil años
del nacimiento del Apóstol San Pablo
Sábado, 10 may (RV).- En ocasión de los dos mil años del nacimiento del Apóstol San
Pablo, Benedicto XVI concede especiales indulgencias plenarias. Ante la inminencia
del Año Paulino, que se inaugurará el próximo 28 de junio – con las primeras vísperas
de la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo - y que concluirá el 29 de junio de 2009,
la Penitenciaría Apostólica ha publicado hoy un Decreto sobre la concesión y sobre
cómo obtener las indulgencias que el Papa concederá a lo largo de este jubileo.
Se
puede obtener la indulgencia plenaria, para sí mismos o para los difuntos, visitando
en forma de peregrinación la Basílica papal romana de San Pablo Extramuros. Para ello
se requieren las acostumbradas condiciones. Es decir, confesión, comunión y oración
según las intenciones del Papa, prácticas con espíritu de verdadero arrepentimiento
y desapego de todo pecado, incluyendo los veniales.
Se establece asimismo que
los fieles -«además de elevar sus propias súplicas ante el altar del Santísimo Sacramento,
cada uno según su piedad, deberán acudir ante el altar de la Confesión y recitar con
devoción el Padrenuestro y el Credo, añadiendo piadosas invocaciones en honor de la
Bienaventurada Virgen María y de san Pablo». Devoción que deberá estar unida siempre
a la memoria de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles.
También los fieles de
las distintas Iglesias locales pueden ganar la indulgencia plenaria, cumpliendo las
condiciones establecidas y participando devotamente en una sagrada función o en un
piadoso ejercicio, desarrollados públicamente en honor del Apóstol de las Gentes.
En los días de la solemne apertura y clausura del Año Paulino y en todos los lugares
sagrados». También es posible en otros días que determine el Ordinario local, en los
lugares sagrados dedicados a san Pablo y en otros lugares que designe el mismo Ordinario.
Se
concede la indulgencia plenaria a aquellos fieles que por algún impedimento, tanto
debido a una enfermedad o a otras causas de relieve, y que tengan el propósito de
cumplir con las condiciones necesarias en cuanto les sea posible, se unan espiritualmente
a una celebración jubilar paulina, ofreciendo a Dios sus oraciones y sufrimientos
por la unidad de los Cristianos. El Decreto invita asimismo a los sacerdotes a estar
disponibles con generosidad a acoger las solicitudes de los fieles en lo que concierne
a las confesiones.