2008-05-08 14:42:38

Al recibir al Patriarca sirio Gregorio III Laham, el Papa alienta a la Iglesia greco melquita católica a proseguir su misión en favor de la paz en Oriente Medio, perseverando en sus actividades ecuménicas y en sus buenas relaciones con los musulmanes


Jueves, 8 may (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI alentó esta mañana a la Iglesia patriarcal greco melquita católica a proseguir su importante misión en favor de la paz en Oriente Medio, perseverando en sus destacadas actividades ecuménicas y en sus buenas relaciones con los musulmanes. En su audiencia al Patriarca Gregorio III; a los obispos y miembros de este sínodo patriarcal, así como a un numeroso grupo de fieles greco melquitas católicos, el Santo Padre dio su cordial bienvenida a estos huéspedes que están realizando una peregrinación a las tumbas de los Apóstoles.

Poniendo de relieve la gran vitalidad de la Iglesia melquita -a pesar de las dificultades que se presentan en la actual situación social y política de la región de Oriente Medio- el Papa saludó con profundo afecto también a los obispos y a los fieles de la diáspora en todo el mundo, que manifiestan la universalidad de la Iglesia católica.

En efecto, tal como recordó Su Beatitud Gregorio III, la Iglesia melquita está presente en todos los países árabes de Oriente Medio, así como en Europa, Canadá, Estados Unidos, América Latina y Australia. Se trata de una gran diáspora –dijo el Patriarca– que aumenta cada día, debido a la emigración, y que diezma la presencia de estos fieles en sus países de origen por diversas razones, “en particular, por el conflicto entre israelíes y palestinos”.

Tras reiterar el importante papel del Sínodo de los obispos en las Iglesias patriarcales, para asegurar el dinamismo evangélico y la unidad de las comunidades, Benedicto XVI se refirió a la actividad ecuménica de la Iglesia melquita católica y a las relaciones fraternales que mantiene con los hermanos ortodoxos con las siguientes palabras:

“En efecto, el compromiso en favor de la búsqueda de la unidad de los discípulos de Cristo es una obligación urgente, que brota del anhelo ardiente del mismo Señor. Todos nosotros debemos hacer todo lo posible para hacer caer los muros de división y de desconfianza que nos impiden alcanzarla. Al mismo tiempo, no podemos olvidar que la búsqueda de la unidad es una tarea que concierne no sólo a una Iglesia particular, sino a la Iglesia entera, en la perspectiva de su misma naturaleza”.

Una vez más, el Papa invitó a rezar por la unidad de los cristianos, recordando también que -como hacía hincapié su amado predecesor Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint, “la unidad no es fruto de la actividad humana, sino que es un don del Espíritu Santo”. Por último, Benedicto XVI manifestó su aprecio por las buenas relaciones que los melquitas mantienen con los musulmanes, con sus representantes y sus instituciones. Así como por los esfuerzos realizados para resolver los problemas que se pueden presentar, en un espíritu de diálogo fraterno, sincero y objetivo:

“Me complace constatar que, en la línea del concilio Vaticano II, la Iglesia melquita está comprometida con los musulmanes en la búsqueda sincera de la comprensión mutua, así como en la promoción y defensa común, en beneficio de todos, de la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad”.

El Pontífice también puso de relieve que la misión de la Iglesia es proponer la luz del Evangelio para impulsar la paz en esta región tan amada, recordando que los laicos deben desempeñar sus responsabilidades políticas. “En el cumplimiento de su misión en este contexto convulsionado y a menudo dramático de Oriente Medio –afirmó-, la Iglesia afronta situaciones en las cuales la política tiene un papel de relieve. Es importante que la misma Iglesia mantenga contactos con las autoridades políticas, las instituciones y las diversas partes. Sin embargo, al clero no le compete un compromiso político, que sí les corresponde a los laicos. La Iglesia tiene la misión de proponer a todos la luz del Evangelio, con el fin de que todos se comprometan en el servicio del bien común y para que prevalezca siempre la justicia, para que el camino de la paz pueda abrirse al fin ante los pueblos de esta región tan amada”.







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