«Vuestra oración y vuestro amor me dan la certeza de que el Señor me ayudará en mi
ministerio». Al comenzar el cuarto año de su pontificado, les ofrecemos la respuesta
de Benedicto XVI y las felicitaciones -del pasado sábado en Nueva York- del cardenal
secretario de Estado
Jueves, 24 abr (RV).- Esta tarde, el Santo Padre acudirá al Aula Pablo VI, del Vaticano,
para asistir al concierto de música sinfónica organizado en su honor, en ocasión del
tercer aniversario de su Pontificado, y que le ofrece como homenaje el presidente
de la República italiana, Giorgio Napolitano. Poco antes del comienzo de este concierto,
que será a las cinco y media, el Papa saludará al mandatario italiano.
Y,
en este día en que la Iglesia Universal conmemora el tercer aniversario del inicio
del ministerio petrino de Benedicto XVI, recordamos las palabras improvisadas y llenas
de emoción con las que el Papa agradeció las felicitaciones que el Cardenal Secretario
de Estado, Tarcisio Bertone, le presentó en la Catedral de San Patricio, en Nueva
York - el pasado sábado, 19 de abril - en el tercer aniversario de su elección pontificia:
«En este momento
no me queda más que agradecerles su amor a la Iglesia y a Nuestro Señor; agradecerles
su amor al pobre Sucesor de San Pedro. Intentaré hacer todo lo posible para ser un
digno sucesor de este gran Apóstol, el cual era también un hombre con sus defectos
y sus pecados, pero que al final sigue siendo la roca de la Iglesia. Con toda mi pobreza
espiritual, también yo puedo ser ahora, por gracia del Señor, el Sucesor de Pedro.
Ciertamente las plegarias y el amor de ustedes son lo que me da la certeza de que
el Señor me ayudará en mi ministerio. Les agradezco profundamente, pues, su amor,
sus oraciones. En este momento, mi respuesta a todo lo que me han dado durante mi
visita es la bendición que ahora les imparto al final de esta hermosa celebración».
Esa celebración en la catedral neoyorquina era precisamente por la Iglesia
Universal y el Cardenal Bertone se hizo portavoz de la inmensa gratitud y cariño
de los católicos de todo el mundo a Benedicto XVI, «por su magisterio, por su ternura
de padre universal, por su oración de sumo sacerdote»:
«En nombre
de todo el Colegio cardenalicio, y en nombre de los obispos, de los sacerdotes, religiosas,
religiosos y laicos de todo el mundo, le expreso nuestras gracias por el sí pronto
y generoso que ha dado inicio a un nuevo pontificado.
Usted, Santo Padre, ya
ha puesto en nuestras manos tres dones de inestimable valor: la Encíclica “Deus caritas
est” (Dios es amor), la meditación sobre Jesús de Nazaret, y la Encíclica “Spe salvi”
(Salvados en la esperanza). También su viaje pastoral en esta tierra, impregnado de
fuerte religiosidad y santidad tiene como tema dominante, “Cristo nuestra esperanza”.
En
su intención de reconstruir con armonía, la inteligencia cristiana de la fe, Su Santidad
ha probado con tenacidad y en sus manos la tarea más importante para el Papa: manifestar
el juicio que separa lo verdadero de lo falso en una apasionada proclamación de la
verdad y del bien. Su primera Encíclica esclarecía la relación existente entre las
diversas formas del amor humano y la virtud teologal de la caridad. La segunda dilucidaba
la complicada relación entre las esperanzas legítimas o ilusorias que el hombre moderno
nutre, y la virtud sobrenatural de la esperanza, la gran esperanza, en la cual tiene
su fundamento y sin la cual éstas no bastan. Con su libro Jesús de Nazaret ha hecho
resplandecer la luz de Cristo ante los hombres y las mujeres del mundo de hoy. Así
ha cumplido la recomendación de San Pedro, el primer Papa: “Crezca en la gracia y
en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo”. Santo Padre, gracias
por su magisterio, por su ternura de padre universal, por su oración de sumo sacerdote.
Le manifestamos con grande alegría, nuestro amor filial, nuestra completa fidelidad,
y nuestros mejores deseos.