2008-04-23 18:00:53

En la solemne misa fúnebre en la basílica de san Pedro, Benedicto XVI recuerda al cardenal López Trujillo, quien “defendió el Evangelio de la familia” y el sentido cristiano del amor conyugal


Miércoles, 23 abr (RV).- “Cuando en mi trabajo hablo de los ideales del matrimonio y de la familia, es natural en mí pensar en la familia de la que provengo, porque a través de mis padres he podido constatar como es posible realizar ambos ideales”. El juicio de valor positivo de estas palabras esconde el drama personal que las ha marcado. De hecho, era muy joven Alfonso López Trujillo cuando su madre murió a los 44 años, a causa de una dolorosa enfermedad. Esta pérdida, sin embargo, no hizo desfallecer en el futuro cardenal el bello testimonio de amor ofrecido por sus padres, demostrándoles cuánta luz y cuánta fuerza puede dejar la fe, incluso en los acontecimientos humanos más dramáticos.

Benedicto XVI ha mencionado, en un pasaje de la homilía, las palabras del difunto cardenal Trujillo, como emblema de lo que ha realizado al frente del dicasterio del Pontificio Consejo para la Familia, cuyo nombramiento como presidente hizo Juan Pablo II en noviembre de 1990.

“¿Cómo no poner de relieve en este momento -se ha preguntado el Papa- el celo y la pasión con los que él ha trabajado durante estos casi 18 años, desarrollando una infatigable acción por la tutela y promoción de la familia y el matrimonio cristiano? ¿Cómo no darle las gracias por la valentía con la que ha defendido los valores innegociables de la vida humana?”

“Todos hemos admirado su infatigable actividad. Fruto de este compromiso suyo ha sido el Lexicón, que constituye un precioso texto de formación para los agentes pastorales y un instrumento para dialogar con el mundo contemporáneo sobre temas fundamentales de ética cristiana. Hay que darle las gracias por la tenaz batalla que ha conducido en defensa de la “verdad” del amor familiar y por la difusión del “evangelio de la familia”.

Antes de llegar a la Curia Romana, Alfonso López Trujillo fue un experto de Iglesia y de pastoral, tanto en Colombia -país en el que nació en 1935- como en Latinoamérica: competencia certificada por la presidencia que, teniendo poco más de 40 años, le fue confiada del CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, e inmediatamente después también con la presidencia de la Conferencia Episcopal Colombiana.

Cuando el Papa Wojtyla lo creó cardenal al comienzo del año 1983, el entonces arzobispo de Medellín era el más joven entre las birretas rojas del Colegio cardenalicio, pero hay que decir también que aquel joven e infatigable prelado ya había estado tres veces en Roma participando en los sínodos sobre la evangelización, sobre catequesis y sobre familia, sector este último de competencia de sus servicio a la Santa Sede.

Su “amor por la verdad del hombre y por el evangelio de la familia” se fundaba, ha constatado Benedicto XVI, en la consideración de que en cada ser humano y cada familia se refleja el misterio de Dios que es Amor: “Ha quedado impreso en la memoria de todos, su conmovedora intervención en la Asamblea del Sínodo de los obispos de 1997: fue un verdadero canto a la vida. Presentó una espiritualidad muy concreta para todos los que están comprometidos en la actuación del proyecto divino sobre la familia, y subrayó que si la ciencia no se dedica a comprender y a educar a la vida, perderá las más decisivas batallas en el terreno fascinante y misterioso de la ingeniería genética”.

Además, el Papa ha puesto de manifiesto que el cardenal López Trujillo fue también un enamorado de la verdad porque afirmó, en un escrito, que “todo aquello que se refiere a la verdad se encuentra en el centro de mis estudios”. Veritas in caritate fue el lema episcopal del purpurado colombiano, cuyo programa se tradujo en una práctica que el Pontífice ha indicado como un ejemplo a imitar: “La generosidad del llorado cardenal, traducida en múltiples obras de caridad, especialmente en favor de los niños en diversas partes del mundo, nos sirva de ejemplo y ánimo para gastar también nosotros todas nuestras fuerzas físicas y espirituales en favor del Evangelio; que nos empuje a trabajar en defensa de la vida humana; nos ayude a mirar constantemente la meta de nuestro peregrinar terreno”.

La Santa Misa por el alma del difunto cardenal López Trujillo, ha sido celebrada por el Decano del colegio cardenalicio, Cardenal Ángelo Sodano, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro.

El fallecimiento del cardenal López Trujillo ha dejado un gran vacío en la Iglesia y especialmente también en la Curia, donde el ilustre purpurado ha sido el máximo colaborador del Papa para la familia. Un compromiso y una misión que se aprestaba de nuevo a llevar a cabo, en el próximo mes de enero, en la Jornada Mundial de la Familia en México.








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