Benedicto XVI asegura la exclusión de los pederastas del ministerio sacerdotal y promete
justicia y ayuda para las víctimas de los abusos sexuales
Miércoles, 16 abr (RV).- El viaje de Benedicto XVI a Estados Unidos tiene como primera
finalidad visitar a la iglesia de ese país, tal como dijo ayer el Papa durante la
acostumbrada rueda de prensa que ofrece a los periodistas durante el vuelo Papal.
Igualmente, el Pontífice resaltó la celebración de los 200 años de la diócesis de
Baltimore, la primera del país, a la que le siguieron ese mismo año las de Filadelfia,
Boston y Louisville, calificando el momento como un gran jubileo de ese núcleo de
la Iglesia católica que invita a un reflexión sobre el pasado y ante todo sobre el
futuro, para poder responder a los grandes desafíos de nuestro tiempo.
El
Santo Padre también destacó como objetivos principales de este viaje el encuentro
interreligioso, la visita a la Sinagoga y obviamente, el sexagésimo aniversario de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, fundamento antropológico, humano
y espiritual de la constitución de las Naciones Unidas.
En la rueda de prensa
se planteó la crisis de la Iglesia estadounidense de los últimos años causada por
numerosos casos de abusos sexuales, que el Papa calificó como un gran sufrimiento
de la Iglesia de Estados Unidos y de la Iglesia en general. El Papa expresó su dificultad
para comprender cómo algunos sacerdotes hayan podido fracasar de ese modo en su misión
de llevar consuelo y llevar el amor de Dios a estos niños.
“Me siento
mortificado y haremos todo lo posible para que esto no se repita en el futuro. Creo
que debemos actuar en tres planos: el primero es el plano de la justicia y el plano
político. Excluiremos rigurosamente a los pederastas del sacramento del ministerio
sacerdotal: es absolutamente incompatible y quien es culpable de pederastia no puede
ser sacerdote. Entonces, en un primer nivel podemos hacer justicia y ayudar sinceramente
a las víctimas".
Como tercer plano de acción Benedicto XVI situó el trabajo
pastoral, pues estas personas deben ser curadas y necesitan ayuda, asistencia y reconciliación,
un compromiso que tiene que ser asumido por los obispos, sacerdotes y todos los católicos
del país. El Papa agregó que “para que esto no se vuelva a repetir” están realizando
inspecciones en los seminarios y garantizando una profunda formación espiritual y
humana, ya que “sólo las personas ‘limpias’ podrán ser admitidas a la vida sacramental”.
Otro
argumento significativo planteado en la rueda de prensa durante el vuelo Papal ha
sido el de la inmigración, especialmente, por la fuerte presencia de latinoamericanos,
en su mayoría católicos, que viven en la precariedad o son discriminados. En este
sentido, el Pontífice dijo conocer, a través de las distintas visitas “ad límina”
de obispos de Centroamérica y Suramérica, la amplitud de este problema, sobretodo,
el grave problema de la separación de las familias, que implica un verdadero peligro
para el tejido social, moral y humano de estos países. Como medidas a corto plazo
el Papa recalcó la protección de las familias y el combate contra la precariedad y
contra toda forma violencia para que puedan vivir una vida digna. Mientras que a largo
plazo el Papa planteó medidas estructurales.
“La solución fundamental es
que no haya necesidad de emigrar porque hay puestos de trabajo suficientes, un tejido
social suficiente como para que nadie tenga que emigrar para encontrar esto. Por lo
tanto, debemos trabajar por este objetivo: el desarrollo social que es necesario ofrecer,
que ellos tengan la posibilidad de ofrecer a los ciudadanos un trabajo y un futuro.
También sobre este punto quisiera hablar con el presidente, porque sobretodo Estados
Unidos debe ayudar para que estos países puedan desarrollarse".
Interpelado
sobre la posibilidad de que Estados Unidos pueda ser una ejemplo para la Europa secularizada,
dado el puesto privilegiado de los valores religiosos en la sociedad norteamericana,
Benedicto XVI recalcó que si bien hay diferencias, considera fascinante el concepto
positivo de laicidad que existe en Estados Unidos, porque la población formada por
distintas comunidades habían huido de la Iglesia Estado y querían un Estado laico,
que se abriera a todas las confesiones y a todas las formas de ejercicio religioso.
“Estaban en contra de un Estado Iglesia y de una Iglesia Estado, pero justamente
por amor por la religión en su autenticidad, que sólo puede ser vivida libremente.
Y así encontramos esta integración, un Estado decididamente laico precisamente por
una voluntad religiosa, para dar autenticidad a la religión”.
Luego de
reconfirmar la importancia de su visita a Naciones Unidas, el Papa manifestó su alegría
por ésta visita, a un país que ha visitado en tantas oportunidades, con una iglesia
vivaz no obstante todos sus problemas, y en un momento histórico tanto de la Iglesia
como de Naciones Unidas.
Y hoy miércoles, con la ceremonia de bienvenida, comienza
la apretada agenda que llevará a Benedicto XVI en los próximos cinco días a encontrarse
con todos los sectores de la comunidad católica de ese país, a dialogar con representantes
de otras religiones y a dirigirse a todos los pueblos del mundo representados en la
Organización de Naciones Unidas.
El mensaje del Papa es claro: “Cristo nuestra
esperanza”, ese es su principal objetivo como pastor de la iglesia universal, y esa
fue la motivación por la que, rompiendo los protocolos presidenciales, el presidente
Bush y su familia, lo acogió, como no lo ha hecho con ningún otro jefe de estado,
en el aeropuerto de Maryland. Hoy, cuando el Santo Padre cumple sus 81 años, la ceremonia
de bienvenida se hará con todos los honores en la Casa Blanca.
Los detalles
de la llegada ayer del Papa a los Estados Unidos y las expectativas a pocas horas
del inicio del encuentro del Papa con las autoridades estadounidenses en la crónica
de nuestra enviada María Fernanda Bernasconi.