Durante el Regina Coeli el Papa insta a que en los momentos de crisis de fe, sigamos
el camino de Emaús, encontrando a Cristo Resucitado que “nos dona una fe robusta porque
se nutre, no de ideas humanas, sino de la Palabra de Dios y de su presencia real en
la Eucaristía”
Domingo, 6 abr (RV).- En este domingo de la tercera semana de Pascua, el Santo Padre
Benedicto XVI ha presidido, como es tradicional, el rezo mariano del Regina Coeli
desde la ventana de su despacho privado en el Vaticano. Durante su alocución previa,
el Pontífice ha recordado el significado del Evangelio de hoy (Lc 24,13-35) dedicado
a la narración de Emaús: cuando dos discípulos se dirigían a este lugar y no se dieron
cuenta de que Jesús resucitado les acompañaba hasta que entraron en una casa y Él
partió el pan.
La localidad de la narración no se ha identificado con certeza,
por lo que se podría pensar, ha señalado el Papa, que “Emaús representa en realidad
cualquier lugar: el camino que allí conduce es el camino de todo cristiano, es más,
de todo hombre”. “En nuestro camino, -ha proseguido el Papa- Jesús Resucitado se vuelve
compañero de viaje, para volver a encender en nuestros corazones el calor de la fe
y de la esperanza y partir el pan de la vida eterna”.
Benedicto XVI ha reconocido
que como los discípulos que se dirigían a Emaús con el pensamiento de que todo había
terminado, “¿quién no ha experimentado también en su vida ese sentimiento?”.
A
este interrogante el Pontífice ha respondido diciendo: “La misma fe entra en crisis
a causa de experiencias negativas que nos hacen sentir abandonados y traicionados
por el Señor. Pero este camino hacia Emaús por el que andamos, se vuelve en esos momentos
la vía de la purificación y maduración de nuestro creer en Dios, también hoy podemos
dialogar con Jesús escuchando su palabra, también hoy parte el pan para nosotros dándose
a si mismo: el encuentro con Cristo Resucitado nos regala una fe más profunda y auténtica,
templada, por así decirlo, a través del fuego del evento pascual; una fe robusta porque
se nutre, no de ideas humanas, sino de la Palabra de Dios y de su presencia real en
la Eucaristía”.
El texto evangélico de hoy contiene, como ha señalado el Santo
Padre, la estructura de la Santa Misa: la palabra de Dios; la liturgia eucarística;
y la comunión con Cristo. Precisamente la Iglesia, nutriéndose del Cuerpo y de la
Sangre de Cristo, se identifica incesantemente y se renueva día a día en la fe, en
la esperanza y en la caridad. “Por intercesión de María Santísima –ha finalizado el
Papa- oremos para que cada cristiano y cada comunidad, volviendo a vivir la experiencia
de los discípulos de Emaús, redescubra la gracia del encuentro transformador con el
Señor resucitado”.
Y tras el rezo mariano del Regina Coeli y el responso por
los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado a los peregrinos presentes en la plaza
de san Pedro del Vaticano. En primer lugar se ha dirigido a los participantes en el
primer Congreso mundial sobre la Divina Misericordia, que ha concluido hoy con una
celebración eucarística en la Basílica de San Pedro. A todos ellos el Papa les ha
instado a “ser testimonios de la misericordia de Dios, manantial de esperanza para
cada hombre y para el mundo entero”.
Asimismo Benedicto XVI ha recordado la
figura de la Sierva de Dios Armida Barelli, cofundadora de la Universidad Católica
del Sagrado Corazón junto al Padre Gemelli, que hoy celebra su aniversario. “Deseo
que la conmemoración de hoy –ha proseguido el Pontífice- contribuya a renovar el compromiso
de esta importante institución para una cultura popular católica”.
Y antes
de saludar en varios idiomas, el Papa ha dirigido unas palabras a los miembros del
Movimiento de los Focolares que ondeaban pañuelos blancos en la plaza de San Pedro,
a ellos les ha expresado sus parabienes por el servicio que ofrecen para la difusión
y la acogida de la Palabra de Dios.
Por último, éstas han sido las palabras
que Benedicto XVI ha dirigido a los fieles de lengua española: “Dirijo mi cordial
saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana,
en particular al grupo del Instituto Sofía Casanova de Ferrol. Que la alegría de Cristo
Resucitado colme vuestro corazón de serenidad en el camino de la vida y os aliente
a orar, a escuchar con fervor su Palabra, a participar dignamente en los Sacramentos
y a dar testimonio del Evangelio con valentía en toda circunstancia. Feliz Domingo
a todos”.