2008-03-31 17:56:35

Roma: Congreso internacional sobre el aborto y el divorcio


Lunes, 31 mar (RV).- “El aceite sobre las heridas. Una respuesta a la plaga del aborto y del divorcio”, es el tema del Congreso Internacional que los días 4 y 5 de abril se celebrará en Roma, organizado por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, en colaboración con los Caballeros de Colón.

Siguiendo la invitación del Papa Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, y de acuerdo con la misión eclesial que le es propia, el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, quiere promover con este congreso una reflexión sobre el sufrimiento de las personas que han vivido de cerca el trauma del divorcio de los propios padres o el de un aborto no natural.

El divorcio y el aborto, aún siendo de naturaleza diferente, ambos representan un trauma, fuente de sufrimiento profundo para quien los experimenta, explican los organizadores del encuentro. Las estadísticas muestran que el número de personas implicadas es alto. Al mismo tiempo, el debate ideológico que gira entorno a tales cuestiones impone a menudo un silencio que olvida la mayor parte de las veces, las heridas de las personas.

Bajo este punto de vista, el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en colaboración con los Caballeros de Colón, organiza este encuentro, que evoca las palabras del Buen Samaritano poniendo delante de nuestros ojos los sufrimientos del prójimo, que pide una ayuda concreta. El análisis de las diferentes dimensiones de estas dos problemáticas –el divorcio y el aborto- empuja a una acción pastoral movida por la caridad, que tenga en consideración a las personas, más allá de cualquier ideología; una acción pastoral que sea verdaderamente la del “aceite en las heridas”, que permita aligerar el dolor y curar cuando es posible.

Precisamente, sobre el tema del aborto el Santo Padre Benedicto XVI se ha expresado en innumerables ocasiones, pero quizá una de sus respuestas más significativas en relación a este problema, la dio en mayo del pasado año cuando se dirigía a Brasil con ocasión de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

“Hay una gran lucha de la Iglesia en favor de la vida. Vosotros sabéis que el Papa Juan Pablo II hizo de ella un punto fundamental de todo su pontificado. Escribió una gran encíclica sobre el evangelio de la vida. Naturalmente, seguimos difundiendo este mensaje según el cual la vida es un don y no una amenaza. Me parece que en la raíz de esas legislaciones está, por una parte, cierto egoísmo y, por otra, también una duda sobre el valor de la vida, sobre la belleza de la vida y también una duda sobre el futuro. Y a estas dudas la Iglesia responde sobre todo diciendo: la vida es hermosa, no es algo dudoso, sino un don; incluso en situaciones difíciles la vida sigue siendo siempre un don. Por tanto, es preciso volver a despertar esta conciencia de la belleza del don de la vida. Además, está la duda sobre el futuro:  naturalmente, hay muchas amenazas en el mundo, pero la fe nos da la certeza de que Dios siempre es más fuerte y sigue estando presente en la historia, y de que, por  consiguiente, también podemos dar con confianza la vida a nuevos seres humanos. Con la conciencia que la fe nos da sobre la belleza de la vida y sobre la presencia providente de Dios en nuestro futuro, podemos resistir a los miedos que están en la raíz de esas legislaciones”.







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