Roma: Congreso internacional sobre el aborto y el divorcio
Lunes, 31 mar (RV).- “El aceite sobre las heridas. Una respuesta a la plaga del aborto
y del divorcio”, es el tema del Congreso Internacional que los días 4 y 5 de abril
se celebrará en Roma, organizado por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los
Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, en colaboración con los Caballeros de Colón.
Siguiendo
la invitación del Papa Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, y de acuerdo
con la misión eclesial que le es propia, el Pontificio Instituto Juan Pablo II para
los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, quiere promover con este congreso una
reflexión sobre el sufrimiento de las personas que han vivido de cerca el trauma del
divorcio de los propios padres o el de un aborto no natural.
El divorcio y
el aborto, aún siendo de naturaleza diferente, ambos representan un trauma, fuente
de sufrimiento profundo para quien los experimenta, explican los organizadores del
encuentro. Las estadísticas muestran que el número de personas implicadas es alto.
Al mismo tiempo, el debate ideológico que gira entorno a tales cuestiones impone a
menudo un silencio que olvida la mayor parte de las veces, las heridas de las personas.
Bajo
este punto de vista, el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en colaboración con los
Caballeros de Colón, organiza este encuentro, que evoca las palabras del Buen Samaritano
poniendo delante de nuestros ojos los sufrimientos del prójimo, que pide una ayuda
concreta. El análisis de las diferentes dimensiones de estas dos problemáticas –el
divorcio y el aborto- empuja a una acción pastoral movida por la caridad, que tenga
en consideración a las personas, más allá de cualquier ideología; una acción pastoral
que sea verdaderamente la del “aceite en las heridas”, que permita aligerar el dolor
y curar cuando es posible.
Precisamente, sobre el tema del aborto el Santo
Padre Benedicto XVI se ha expresado en innumerables ocasiones, pero quizá una de sus
respuestas más significativas en relación a este problema, la dio en mayo del pasado
año cuando se dirigía a Brasil con ocasión de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe.
“Hay una gran lucha de la Iglesia en favor de
la vida. Vosotros sabéis que el Papa Juan Pablo II hizo de ella un punto fundamental
de todo su pontificado. Escribió una gran encíclica sobre el evangelio de la vida.
Naturalmente, seguimos difundiendo este mensaje según el cual la vida es un don y
no una amenaza. Me parece que en la raíz de esas legislaciones está, por una parte,
cierto egoísmo y, por otra, también una duda sobre el valor de la vida, sobre la belleza
de la vida y también una duda sobre el futuro. Y a estas dudas la Iglesia responde
sobre todo diciendo: la vida es hermosa, no es algo dudoso, sino un don; incluso en
situaciones difíciles la vida sigue siendo siempre un don. Por tanto, es preciso volver
a despertar esta conciencia de la belleza del don de la vida. Además, está la duda
sobre el futuro: naturalmente, hay muchas amenazas en el mundo, pero la fe nos da
la certeza de que Dios siempre es más fuerte y sigue estando presente en la historia,
y de que, por consiguiente, también podemos dar con confianza la vida a nuevos seres
humanos. Con la conciencia que la fe nos da sobre la belleza de la vida y sobre la
presencia providente de Dios en nuestro futuro, podemos resistir a los miedos que
están en la raíz de esas legislaciones”.