El Papa recuerda «el proceso de secularización, que avanza en la cultura contemporánea»
y exhorta a los salesianos a vigilar sobre formas y estilos de vida, que pueden debilitar
el testimonio evangélico, la acción pastoral y la respuesta vocacional
Lunes, 31 mar (RV).- Benedicto XVI ha deseado «a toda la Congregación y a toda la
familia salesiana», «vivir con renovado impulso y fervor la misión para la cual ha
sido suscitada en la Iglesia, por el Espíritu Santo, gracias a la intervención maternal
de María Auxiliadora».
«¡Qué Cristo sea el centro de vuestra vida! Hay que
dejarse aferrar por Él y hay que caminar siempre desde Él». Alentando a todos los
salesianos a perseverar en el desarrollo de su misión, «en plena fidelidad a su identidad
carismática y a la pasión apostólica de Don Bosco» – el Papa ha recibido esta mañana
a los miembros del XXVI capítulo general de esta Congregación, encabezados por el
Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva, que ha sido reelegido en su cargo y que
ha confirmado la voluntad de los salesianos de «obrar siempre con la Iglesia y por
la Iglesia, en sintonía plena con el Sucesor de Pedro».
Refiriéndose a
los grandes cambios sociales, económicos y políticos; a los acentuados problemas éticos,
culturales y ambientales; y los conflictos no resueltos entre etnias y naciones del
momento actual, el Santo Padre ha recordado también que nuestro tiempo conoce, asimismo,
otras situaciones que «interpelan profundamente a la Iglesia y su capacidad de anunciar
hoy el Evangelio de Cristo con toda su carga de esperanza».
Como las comunicaciones
más intensas entre los pueblos, las nuevas posibilidades de conocimiento y de diálogo,
el intercambio de conocimientos sobre los valores espirituales que dan sentido a la
vida, ha señalado Benedicto XVI, destacando luego, en particular «los interrogantes
que los jóvenes nos dirigen». Sobre todo, sus preguntas acerca de los problemas de
fondo, a sus anhelos de vida plena, de amor auténtico y de libertad constructiva.
«Vuestro
primer compromiso consiste en fortalecer la vocación de todo salesiano a vivir en
plena fidelidad a su llamada a la vida consagrada», ha hecho hincapié el Papa, recordando
el anhelo de Don Bosco por la salvación de las almas y por la gloria de Dios. Todo
lo demás debe ser considerado como ‘una pérdida ante la sublimidad del conocimiento
de Cristo Jesús’ y todas las cosas como ‘basura con el fin de ganar a Cristo’ (Fil
3, 8). De aquí nace el amor ardiente al Señor Jesús, el anhelo de ensimismarse con
él asumiendo sus sentimientos y su forma de vida. Y el abandono confiado al Padre,
la dedicación a la misión evangelizadora, que deben caracterizar a todo salesiano,
que debe sentirse elegido para seguir a Cristo obediente, pobre y casto, según las
enseñanzas y los ejemplos de Don Bosco».
Tras recordar que «lamentablemente,
el proceso de secularización, que avanza en la cultura contemporánea, no ahorra ni
siquiera a las comunidades de vida consagrada», Benedicto XVI ha exhortado a los salesianos
a vigilar sobre las formas y estilos de vida, que corren el riesgo de debilitar el
testimonio evangélico, la acción pastoral y la respuesta vocacional: « Por ello, la
vida espiritual debe estar en el primer lugar del programa de vuestra Congregación.
¡Qué la Palabra de Dios y la Liturgia sean los manantiales de la espiritualidad salesiana!
En particular, la lectio divina, practicada cotidianamente por cada salesiano, y la
Eucaristía, celebrada cada día en la comunidad, sean alimento y sostén. De aquí nacerá
la auténtica espiritualidad de la entrega apostólica y de la comunión eclesial. La
fidelidad al Evangelio, vivido sine glossa, y a vuestra Regla de vida, en particular
un tenor de vida austero y la pobreza evangélica practicada de forma coherente, el
amor fiel a la Iglesia y el generoso don de vosotros mismos a los jóvenes, especialmente
a los más necesitados y desfavorecidos, serán garantía del florecimiento de vuestra
Congregación. Don Bosco es ejemplo resplandeciente de una vida fundada en la pasión
apostólica, vivida al servicio de la Iglesia en la Congregación y en la Familia salesiana».
Insistiendo en que «también hoy es urgente alimentar en el corazón de
los salesianos» la pasión de ‘salvar almas’ – que fue la única razón de ser del amado
Fundador de los salesianos, San Juan Bosco; de su primer sucesor, el beato Michele
Rua, y de otros santos y beatos salesianos, el Papa les ha recordado también el importante
compromiso de «formar laicos con corazón apostólico», «invitando a todos a caminar
en la santidad de vida, que hace madurar discípulos valientes y auténticos apóstoles».
Una vez más, Benedicto XVI ha entregado idealmente a todos los salesianos la Carta
que dirigió recientemente a los fieles de Roma, sobre la preocupación que el mismo
Pontífice ha calificado de «gran emergencia educativa»:
«En realidad, el
aspecto más grave de la emergencia educativa es el sentido de desaliento que perciben
muchos educadores, en particular los padres y maestros, ante las dificultades que
presenta su tarea hoy. Así escribía, en efecto, en la mencionada Carta: ‘sólo una
esperanza fiable puede ser el alma de la educación, como de toda la vida. Hoy, nuestra
esperanza se ve asechada desde muchas partes, y también nosotros, como los antiguos
paganos, corremos el riesgo de convertirnos en hombres "sin esperanza y sin Dios en
este mundo", como escribió el apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso (Ef 2, 12).
Precisamente, de aquí nace la dificultad - tal vez más profunda - para una verdadera
obra educativa, pues en la raíz de la crisis de la educación hay una crisis de confianza
en la vida’, que en el fondo, no es otra cosa que desconfianza en aquel Dios que nos
ha llamado a la vida».
Antes de concluir su denso discurso, el Papa ha manifestado
su satisfacción por el compromiso de los salesianos en la educación de los jóvenes
- teniendo en cuenta «el importante papel de la familia» - y ha destacado la importancia
de una «formación sólida»:
«La Iglesia tiene urgente necesidad de personas
de fe sólida y profunda, de preparación cultural actualizada, de genuina sensibilidad
humana y de firme sentido pastoral. Necesita personas consagradas, que dediquen su
vida a estar en estas fronteras. Sólo así será posible evangelizar eficazmente. Anunciar
al Dios de Jesucristo y la alegría de la vida. Sólo así será posible evangelizar eficazmente.
Por lo tanto, vuestra Congregación se debe dedicar a este compromiso formativo como
a una prioridad suya. Debe perseverar con gran esmero en la formación de sus miembros,
sin contentarse con la mediocridad, superando las dificultades de la fragilidad de
las vocaciones, favoreciendo un sólido acompañamiento espiritual y garantizando, en
la formación permanente, la cualificación educativa y pastoral».