Benedicto XVI visitará el próximo 7 de abril la Basílica romana de San Bartolomé en
la Isla Tiberina, memorial de los testigos de la fe del siglo XX, con motivo del 40°
aniversario del nacimiento de la Comunidad de San Egidio
Jueves, 27 mar (RV).- El lunes 7 de abril, a las 17,30, el Santo Padre Benedicto XVI
visitará el Santuario Ecuménico de San Bartolomé, en la isla tiberina de Roma, junto
al cardenal Camillo Ruini, vicario de la diócesis del Papa, con ocasión del cuadragésimo
aniversario del nacimiento de la Comunidad de San Egidio. El Papa se detendrá en oración
ante las tumbas de los testigos que en nuestra época han pagado con su sangre su fidelidad
al Evangelio.
Al respecto, cabe destacar que desde el año 2002 en Roma, en
la isla Tiberina, surge el Santuario Memorial de los Mártires de nuestro tiempo, querido
y confiado por el Siervo de Dios Juan Pablo II a la Comunidad de San Egidio. Precisamente
en la basílica de San Bartolomé en la isla Tiberina, uno de los más antiguos lugares
de culto de Roma, se conservan las memorias y las reliquias de muchos testigos de
nuestro tiempo, desde el obispo y mártir monseñor Oscar Arnulfo Romero, hasta el
cardenal Posada Carriles, asesinado por narcotraficantes en el aeropuerto mexicano
de Guadalajara.
También se conservan memorias y reliquias de testimonios del
diálogo y de la amistad con los más pobres como es el caso del pastor evangélico Paul
Schneider; del campesino Franz Jägerstätter, ambos opositores del nazismo por objeción
de conciencia. O del monje y guía espiritual Sofián Boghiu, opositor del totalitarismo
comunista en Rumania; del padre Andrea Santoro, sacerdote italiano asesinado en Trebisonda,
Turquía y del sacerdote francés André Jarlan que ejerció su ministerio en Chile.
Recordamos a nuestros oyentes que la Comunidad de San Egidio nació en Roma, en
1968, a la luz del Concilio Vaticano II. Hoy es un movimiento de laicos al que pertenecen
más de 50.000 personas, comprometido en la evangelización y en la caridad en Italia
y en más de 70 países de diferentes continentes. Las diversas comunidades dispersas
por el mundo comparten la misma espiritualidad y los mismos pilares que caracterizan
el camino de San Egidio, a saber: la oración, la comunicación del Evangelio, la solidaridad
con los pobres, el ecumenismo y el diálogo.