Día del niño por nacer: “Tan humano como uno ya nacido”
Lunes, 24 mar (RV).- “Tan humano como uno ya nacido”. Con este lema mañana se celebra
en Perú, el Día del niño por nacer, una conmemoración convocada por la Conferencia
Episcopal de este país que se ha extendido a varios países de América Latina.
Se
trata de una iniciativa promovida por el mismo Juan Pablo II que se celebra en el
25 de marzo o en un día cercano, fiesta de la Anunciación del Ángel a la Virgen María
de su concepción y nacimiento de Jesús. El Salvador fue el primer país que decretó
una celebración de este tipo en el año 1993, con el nombre de «Día del Derecho a Nacer»
por proclamación de la Asamblea Legislativa.
Con este motivo la Comisión Episcopal
de Familia y Vida de Perú ha preparado un documento en el que señala que «el niño
por nacer no es un asunto de opinión, no es una fantasía, ni una ilusión; tiene todo
el peso y toda la fuerza de la realidad que no se puede ignorar ni ocultar a la razón
humana». «De ello se sigue que la inviolabilidad de la vida humana naciente no es
sólo un mandamiento de la fe cristiana, sino una ley natural inscrita en lo profundo
del corazón de todo hombre y mujer, válida para creyentes -de cualquier credo- o agnósticos»,
añade el documento.
Además, el documento señala que «el hombre, buscador de
la verdad, en su investigación de los primeros instantes de la existencia del ser
humano, cuando éste apenas es una célula, ha permitido que hoy sepamos que existe
un fino diálogo de moléculas bioquímicas entre el cuerpo de la mujer madre y su minúsculo
hijo, una realidad que la ciencia contempla maravillada».
Asimismo, «se ha
logrado que los bebés nacidos muy prematuramente puedan vivir y que enfermedades congénitas
sean ahora vencidas por intervenciones médico-quirúrgicas dentro del seno materno;
abriéndose así la ciencia a la verdad del niño por nacer y constatando lo que él es:
un ser humano, tan miembro del género humano como uno ya nacido».
En el documento
se hace un llamado a todos a «abrirnos a la verdad del niño por nacer y a ser coherentes
con ella», lo que implica decir «no» a la mentira del aborto, a la fertilización in
vitro, a la manipulación de embriones.
Sobre este argumento el Santo Padre
Benedicto XVI se ha expresado en innumerables ocasiones, recordando que el amor de
Dios no hace diferencia entre el recién concebido, aún en el seno de su madre, y el
niño o el joven o el hombre maduro o el anciano. No hace diferencia, porque en cada
uno de ellos ve la huella de su imagen y semejanza. No hace diferencia, porque en
todos ve reflejado el rostro de su Hijo unigénito, en quien "nos ha elegido antes
de la creación del mundo (...), eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos
(...), según el beneplácito de su voluntad". Con estas palabras de Benedicto XVI les
dejamos que reflexionen y se unan mañana a Perú y a toda América Latina en el Día
del niño por nacer.