2008-03-16 15:36:34

Llamamiento del Papa para poner fin a las masacres, a las violencias, y al odio en Irak, y para que la reconciliación, el perdón, la justicia y el respeto de la convivencia civil, sean el camino solidario para alcanzar la paz en nombre de Dios


Domingo, 16 mar (RV).- “¡Basta con las masacres, basta con las violencias, basta con el odio en Irak!”. Con este deseo, acogido entre aplausos por los miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre Benedicto XVI ha dado inicio a su alocución previa al rezo mariano del Ángelus del Domingo de Ramos. Al finalizar esta solemne celebración, en la que se medita sobre la Pasión de Cristo, el Pontífice ha querido recordar al llorado arzobispo de Mosul de los Caldeos, monseñor Paulos Faraj Rahho, quien fue secuestrado el 29 de febrero en Irak, apareciendo su cadáver el pasado 13 de marzo.

“Su testimonio de fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a su gente, que a pesar de las numerosas amenazas no quiso abandonar”, han llevado al Papa a levantar su voz por la paz, realizando al mismo tiempo un llamamiento al pueblo iraquí, que “desde hace cinco años arrastra las consecuencias de una guerra que ha provocado la desaparición de su vida civil y social”: “Amado pueblo iraquí, alza la cabeza y se tú mismo, en primer lugar, reconstructor de tu vida nacional. ¡Que la reconciliación, el perdón, la justicia y el respeto de la convivencia civil entre tribus, etnias, y grupos religiosos, sean el camino solidario para alcanzar la paz en nombre de Dios!”.

Tras esta petición de paz, Benedicto XVI ha querido enviar un saludo a todos los jóvenes que hoy celebran la Jornada de la Juventud, cumpliendo de este modo el deseo del Siervo de Dios Juan Pablo II que quiso unir esta fiesta al Domingo de Ramos. El pensamiento del Santo Padre se ha dirigido después a Sydney, sede de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar del 15 al 20 de julio próximos. A todos los organizadores el Papa ha agradecido su dedicación, finalizando con un “Arrivederci a Sydney”, “nos vemos en Sydney”.

Benedicto XVI ha finalizado este Domingo de Ramos con el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, antes del cual ha dirigido, como es tradicional, un mensaje a todos los fieles en varios idiomas. En inglés el Papa ha recordado una vez más la importancia de la cita de Sydney con los jóvenes de todo el mundo, y en español, éstas han sido sus palabras: RealAudioMP3 “Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española y los aliento a salir al encuentro de Cristo con las buenas obras, de modo que imitando todos su ejemplo de amor hasta la cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección. Me dirijo ahora en particular a los jóvenes aquí presentes y a cuantos se unen a esta oración mariana a través de la radio y la televisión. Os invito a que me acompañéis en la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Sydney el próximo mes de julio. Muchas gracias y feliz Domingo de Ramos”.

Precisamente, el mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los jóvenes del mundo, con ocasión de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, se resume en: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos». El Pontífice hizo público su mensaje para todos los jóvenes el 20 de julio de 2007, para que éstos tuvieran tiempo de reflexionar sobre el Espíritu Santo.

El Papa, consciente de las dudas que se les pueden presentar a los jóvenes sobre este argumento, les dirige un mensaje en el que les ofrece una guía para entenderlo, instándoles a acoger el Espíritu Santo a través de los Sacramentos del Bautismo, Confirmación y la Eucaristía, para de este modo “entender el significado pleno de Dios mismo, que nos donó su amor”.

 Invitando a todos los jóvenes a dedicar tiempo a la oración, Benedicto XVI finaliza su mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, recordando que en Sydney tendrá la oportunidad de renovar las promesas de los Sacramentos. “Juntos –escribe el Pontífice- invocaremos al Espíritu Santo, pidiendo con confianza a Dios el don de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y para la humanidad del tercer milenio (…) Recordad: ¡la Iglesia confía en vosotros! Nosotros, los Pastores, en particular, oramos para que améis y hagáis amar siempre más a Jesús y lo sigáis fielmente. Con estos sentimientos os bendigo a todos con gran afecto”.







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