Llamamiento del Papa para poner fin a las masacres, a las violencias, y al odio en
Irak, y para que la reconciliación, el perdón, la justicia y el respeto de la convivencia
civil, sean el camino solidario para alcanzar la paz en nombre de Dios
Domingo, 16 mar (RV).- “¡Basta con las masacres, basta con las violencias, basta con
el odio en Irak!”. Con este deseo, acogido entre aplausos por los miles de peregrinos
reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre Benedicto XVI ha dado
inicio a su alocución previa al rezo mariano del Ángelus del Domingo de Ramos. Al
finalizar esta solemne celebración, en la que se medita sobre la Pasión de Cristo,
el Pontífice ha querido recordar al llorado arzobispo de Mosul de los Caldeos, monseñor
Paulos Faraj Rahho, quien fue secuestrado el 29 de febrero en Irak, apareciendo su
cadáver el pasado 13 de marzo.
“Su testimonio de fidelidad a Cristo, a la
Iglesia y a su gente, que a pesar de las numerosas amenazas no quiso abandonar”, han
llevado al Papa a levantar su voz por la paz, realizando al mismo tiempo un llamamiento
al pueblo iraquí, que “desde hace cinco años arrastra las consecuencias de una guerra
que ha provocado la desaparición de su vida civil y social”: “Amado pueblo iraquí,
alza la cabeza y se tú mismo, en primer lugar, reconstructor de tu vida nacional.
¡Que la reconciliación, el perdón, la justicia y el respeto de la convivencia civil
entre tribus, etnias, y grupos religiosos, sean el camino solidario para alcanzar
la paz en nombre de Dios!”.
Tras esta petición de paz, Benedicto XVI ha querido
enviar un saludo a todos los jóvenes que hoy celebran la Jornada de la Juventud, cumpliendo
de este modo el deseo del Siervo de Dios Juan Pablo II que quiso unir esta fiesta
al Domingo de Ramos. El pensamiento del Santo Padre se ha dirigido después a Sydney,
sede de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar del 15 al 20 de
julio próximos. A todos los organizadores el Papa ha agradecido su dedicación, finalizando
con un “Arrivederci a Sydney”, “nos vemos en Sydney”.
Benedicto XVI ha finalizado
este Domingo de Ramos con el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles
difuntos, antes del cual ha dirigido, como es tradicional, un mensaje a todos los
fieles en varios idiomas. En inglés el Papa ha recordado una vez más la importancia
de la cita de Sydney con los jóvenes de todo el mundo, y en español, éstas han sido
sus palabras: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española y los aliento a salir al encuentro de Cristo con
las buenas obras, de modo que imitando todos su ejemplo de amor hasta la cruz, merezcamos
un día tener parte en su resurrección. Me dirijo ahora en particular a los jóvenes
aquí presentes y a cuantos se unen a esta oración mariana a través de la radio y la
televisión. Os invito a que me acompañéis en la celebración de la Jornada Mundial
de la Juventud que tendrá lugar en Sydney el próximo mes de julio. Muchas gracias
y feliz Domingo de Ramos”.
Precisamente, el mensaje del Santo Padre Benedicto
XVI a los jóvenes del mundo, con ocasión de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud,
se resume en: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros,
y seréis mis testigos». El Pontífice hizo público su mensaje para todos los jóvenes
el 20 de julio de 2007, para que éstos tuvieran tiempo de reflexionar sobre el Espíritu
Santo.
El Papa, consciente de las dudas que se les pueden presentar a los jóvenes
sobre este argumento, les dirige un mensaje en el que les ofrece una guía para entenderlo,
instándoles a acoger el Espíritu Santo a través de los Sacramentos del Bautismo, Confirmación
y la Eucaristía, para de este modo “entender el significado pleno de Dios mismo, que
nos donó su amor”.
Invitando a todos los jóvenes a dedicar tiempo a la oración,
Benedicto XVI finaliza su mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud,
recordando que en Sydney tendrá la oportunidad de renovar las promesas de los Sacramentos.
“Juntos –escribe el Pontífice- invocaremos al Espíritu Santo, pidiendo con confianza
a Dios el don de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y para la humanidad del tercer
milenio (…) Recordad: ¡la Iglesia confía en vosotros! Nosotros, los Pastores, en particular,
oramos para que améis y hagáis amar siempre más a Jesús y lo sigáis fielmente. Con
estos sentimientos os bendigo a todos con gran afecto”.