Benedicto XVI alienta a los obispos guatemaltecos a continuar, con espíritu renovado,
la misión evangelizadora de la Iglesia, en el contexto de los cambios culturales actuales
y de la globalización
Jueves, 6 mar (RV).- El Santo Padre recibió colectivamente al grupo de 19 obispos
de la Conferencia episcopal de Guatemala con motivo de la conclusión de su quinquenal
visita "ad Limina Apostolorum”.
En la alocución que les dirigió, al saludarlos,
el Papa les manifestó su alegría por recibirlos con ocasión de la visita a las tumbas
de los santos apóstoles Pedro y Pablo con la que renuevan los vínculos de comunión
de sus Iglesias particulares con el Obispo de Roma. Y tras agradecer las palabras
que en nombre de todos le dirigió previamente Mons. Pablo Vizcaíno Prado, Obispo de
Suchitepéquez-Retalhuleu y Presidente de la Conferencia Episcopal, el Pontífice saludó
a todos con afecto, rogando que transmitan su estima al querido pueblo guatemalteco.
Benedicto XVI destacó que los encuentros que mantuvo con cada uno de ellos
lo han acercado a la vida cotidiana y a las aspiraciones de sus compatriotas, así
como al solícito trabajo pastoral que están llevando a cabo en su nación. Y destacó
que llevan en su corazón de pastores la preocupación ante el aumento de la violencia
y la pobreza que afecta a grandes sectores de la población, provocando una fuerte
emigración a otros países, con graves secuelas en el ámbito personal y familiar.
“Es
una situación – dijo el Papa textualmente – que invita a renovar vuestros esfuerzos
para mostrar a todos el rostro misericordioso del Señor, del que la Iglesia está llamada
a ser imagen, acompañando y sirviendo con generosidad y entrega especialmente a los
que sufren y a los más desamparados. En efecto – añadió Benedicto XVI glosando un
párrafo de su encíclica “Deus caritas est” – la caridad y asistencia a los hermanos
necesitados “pertenece a la naturaleza de la Iglesia y es manifestación irrenunciable
de su propia esencia” (cf. n. 25, a).
El Santo Padre no dejó de recordar que
Dios ha bendecido al pueblo guatemalteco con un profundo sentimiento religioso, rico
de expresiones populares, que han de madurar en comunidades cristianas sólidas, celebrando
con gozo su fe como miembros vivos del Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12, 27) y fieles
al fundamento de los Apóstoles. Y añadió que la tradición de sus culturas encuentra
en la familia, célula fundamental de la sociedad, el núcleo básico de la existencia
y de la transmisión de la fe y los valores, aunque, como destacó el Papa, “hoy se
enfrenta a serios retos pastorales y humanos”. Por eso reafirmó que la Iglesia se
dedica siempre con una atención particular a formar sólidamente a quienes se preparan
para contraer matrimonio, infundiendo constantemente fe y esperanza en los hogares
y velando para que, con las ayudas necesarias, puedan cumplir con sus responsabilidades.
Benedicto
XVI puso de relieve que los pastores guatemaltecos cuentan en su ministerio con la
colaboración inestimable de los sacerdotes, que han de ver en su Obispo un verdadero
padre y maestro, muy cercano a ellos, en el que encuentren ayuda en sus necesidades
espirituales y materiales, así como el consejo apropiado en los momentos de dificultad.
Además, el Papa se refirió al II Congreso Misionero Americano celebrado en Guatemala
en el año 2003 que ha supuesto – dijo – “un reto para llevar a las diócesis y vicariatos
una vivencia más intensa del compromiso misionero, incluyéndolo en el nuevo plan global
de la Conferencia Episcopal”. Por esta razón les pidió que ahora, a la luz también
de las conclusiones de la V Conferencia del Episcopado de América Latina y del Caribe,
celebrada en Aparecida, Brasil, han de fortalecer su identidad e impulsarlos a llevar
a cabo los compromisos evangelizadores que allí han adquirido.
Y tal como
lo hizo en su momento su venerado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II en su
primera visita a Guatemala, también Benedicto XVI alentó a los obispos guatemaltecos
a continuar con espíritu renovado la misión evangelizadora de la Iglesia en el contexto
de los cambios culturales actuales y de la globalización, dando nuevo vigor a la predicación
y la catequesis, proclamando a Jesucristo, el Hijo de Dios, como fundamento y razón
de ser de todo creyente. Antes de impartirles de corazón su bendición apostólica invocando
sobre ellos la maternal protección de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de Guatemala,
el Papa les pidió a estos pastores que lleven su saludo afectuoso y su bendición a
sus sacerdotes, religiosos, religiosas y demás fieles, especialmente a los que colaboran
con mayor dedicación en la obra de la evangelización.