Ángelus: Llamamientos de Benedicto XVI por la liberación del arzobispo de Mosul secuestrado
el viernes en Irak, por el fin de la violencia en la Franja de Gaza, y por la infancia
maltratada
Domingo, 2 mar (RV).- Ante cientos de fieles, congregados esta soleada mañana en la
plaza de San Pedro del Vaticano para seguir el rezo del Ángelus, el Santo Padre Benedicto
XVI ha lanzado tres llamamientos: uno por la liberación del arzobispo de Mosul secuestrado
en Irak; otro pidiendo el fin de la violencia en la franja de Gaza; y el último por
el maltrato a la infancia, en relación a la aparición esta semana en Italia de los
cadáveres de dos hermanos desaparecidos hace dos años.
El Papa ya había transmitido
ayer, a través de un comunicado difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
su pesar por el secuestro de Mons. Paulos Faraj Rahho, arzobispo de Mosul de los Caldeos,
en Irak, pero hoy ha querido rebatir de nuevo su llamamiento: “Me uno al llamamiento
del Patriarca, el cardenal Emmanuele III Delly, y de sus colaboradores, para que el
querido prelado, que además se encuentra en precarias condiciones de salud, venga
liberado en breve”.
El arzobispo de Mosul fue secuestrado en la tarde del
viernes, mientras tres de sus acompañantes venían asesinados. Benedicto XVI ha elevado
sus oraciones de sufragio por las almas de los tres jóvenes, al mismo tiempo que ha
expresado su cercanía a toda la Iglesia de Irak, y en particular a la Iglesia caldea,
mientras ha animado a los Pastores y a todos los fieles “a ser fuertes y sólidos en
la esperanza”. En este sentido el Obispo de Roma ha exhortado que “se multipliquen
los esfuerzos de cuantos tienen en sus manos la suerte del pueblo iraquí, para que,
gracias al compromiso y a la sabiduría de todos, se llegue a la paz y a la seguridad,
y no se niegue el futuro a quienes tienen derecho”.
Asimismo, siguiendo las
noticias relacionadas con los sangrientos atentados en la Franja de Gaza y el aumento
de tensiones con Israel, el Papa ha renovado su invitación a las autoridades, tanto
israelíes como palestinas, para que “pongan fin, sin condiciones, a esta espiral de
violencia”. “Sólo mostrando un respeto absoluto por la vida humana, incluso por la
del enemigo, se podrá dar un futuro de paz y de convivencia a las generaciones jóvenes
de estos pueblos que tienen sus raíces en Tierra Santa –ha señalado el Papa, invitando
después a toda la Iglesia- a elevar sus súplicas al Omnipotente, por la paz en la
tierra de Jesús, y a mostrar solidaridad atenta y efectiva a ambas poblaciones, israelí
y palestina”.
El último llamamiento del Papa ha estado dirigido a la infancia,
ante un hecho de crónica que ha tenido lugar en Italia. Dos hermanos aparecieron muertos,
después de dos años, en el fondo de un pozo. Un final que, como ha señalado el Pontífice,
“ha impresionado a tantas familias y personas”. Por este motivo Benedicto XVI ha lanzado
un mensaje a favor de la infancia: “¡Cuidemos de los más pequeños! Hay que amarlos
y ayudarlos a crecer. Se lo digo a los padres, pero también a las instituciones. Al
lanzar este llamamiento, mi pensamiento va a la infancia de todo el mundo, en particular,
a la más indefensa, explotada y abusada. Confío cada niño al corazón de Cristo que
dijo: “Dejad que los niños vengan a mí” (Lc 18,16).
Tras estos llamamientos,
volviendo a la liturgia de hoy, el Santo Padre ha recordado durante su alocución previa
al rezo mariano del Ángelus, como estos domingos de Cuaresma, nos llevan recorrer
un itinerario bautismal. El pasado domingo, Jesús prometía a la Samaritana el “don
del agua viva”, hoy, sanando al ciego, “se revela como luz del mundo”, y el próximo
domingo, resucitando a Lázaro, se presenta como “resurrección y vida”. “Agua, luz
y vida –ha subrayado el Pontífice- son los símbolos del Bautismo, sacramento que ‘sumerge’
a los creyentes en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, liberándoles
de la esclavitud del pecado y donándoles la vida eterna”.
Benedicto XVI ha
proseguido recordando el pasaje Evangélico de hoy dedicado a la curación del ciego.
“Frente al hombre marcado por el límite y el sufrimiento -ha explicado el Pontífice,
haciendo referencia a que en la mentalidad de la época ser ciego se consideraba signo
de castigo y de pecado- Jesús no piensa a eventuales culpas, sino a la voluntad de
Dios que ha creado al hombre para la vida”.
“Queridos hermanos –ha expresado
el Papa- dejémonos curar por Jesús, que puede y quiere donarnos la luz de Dios. Confesemos
nuestra ceguera, nuestra propia miopía, y sobre todo, lo que la Biblia llama el ‘gran
pecado’ (cfr Sal 18,14): el orgullo. Que María Santísima nos ayude, ya que ella engendrando
a Cristo, ha dado al mundo la verdadera luz”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus
y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre ha saludado, como es tradicional
en varias lenguas. Éstas han sido sus palabras en español: “Saludo a los peregrinos
de lengua española, en particular a los fieles de las parroquias de la Sagrada Familia
de Valladolid, Santa Marina de Palencia y San José Obrero de Ávila, así como a los
miembros de las Cofradías de Nuestra Señora de Linarejos y Virgen de la Capilla, de
Jaén. Siguiendo el itinerario cuaresmal, invito a todos a dejarse iluminar por Cristo
y hacer que, con el testimonio de vida y las buenas obras, resplandezca su luz ante
los hombres. Feliz domingo”.