2008-02-24 16:27:26

El Papa advierte del “riesgo de todo creyente de practicar una religiosidad que no sea auténtica”, de utilizar a Dios “como si estuviera al servicio de nuestros deseos y proyectos


Domingo, 24 feb (RV).- Benedicto XVI ha visitado pastoralmente, esta mañana, como Obispo de Roma la parroquia de Santa María Liberatrice en el barrio romano de Testaccio. A los fieles de la parroquia que, este año celebran el centenario de la consagración de la iglesia realizada por encargo del Papa León XIII y hoy encomendada a los salesianos, el Papa, en la homilía de la Misa que ha celebrado, les ha pedido abrir “cada vez más el corazón hacia la acción pastoral misionera” que impulse “a encontrar a las personas”.

Muchas veces ocurre, les ha dicho Benedicto XVI que el hombre exige “de Dios que le salga al encuentro a sus propias expectativas y exigencias” que no se abandona “confiado en sus manos” y que en la prueba pierda la confianza en Él”. Esta ha sido la reflexión que el Papa ha propuesto a los fieles invitándoles a meditar las Escrituras del tercer domingo de Cuaresma en la que surge un mensaje cada vez más vivo: “Dios tiene sed de nuestra fe y quiere que encontremos en Él la fuente de nuestra auténtica felicidad”.

“El riesgo de todo creyente es el de practicar una religiosidad que no sea auténtica, de buscar la respuesta en las esperanzas más íntimas del corazón no en Dios, es más, querer utilizar a Dios como si estuviera al servicio de nuestros deseos y proyectos”.

Y en lugar de conformarse “dócilmente a la voluntad divina”, ha proseguido el Papa, queremos que Dios “realizase nuestros designios y colmara todas nuestras esperanzas”: “... en cuantas ocasiones nuestra fe se manifiesta frágil, nuestra confianza débil, nuestra religiosidad contaminada por elementos mágicos y meramente terrenos”

Benedicto XVI ha exhortado a mirar el tiempo de Cuaresma, como una invitación a recorrer un itinerario de verdadera conversión, y tomando en consideración el pasaje evangélico del encuentro de Jesús con la Samaritana en Sicar ha añadido: “Existe una sed física de agua indispensable para vivir sobre esta tierra, también en el hombre hay una sed espiritual que sólo Dios puede colmar . . . Una sed de infinito que puede saciarse solamente por el agua que Jesús ofrece, el agua viva del Espíritu”.

Redescubrir la importancia y el sentido de la vida cristiana, el verdadero deseo de Dios que vive en nosotros: a esto, ha afirmado el Santo Padre, debe llevarnos la meditación del Evangelio en el que se lee “la invitación de Cristo a dejarse comprometer por su exigente propuesta”, ante al cual está siempre el amor misericordioso de Dios: “Abrid cada vez más el corazón a una acción pastoral misionera. Que empuje a todo cristiano a encontrar a las personas – en particular a los jóvenes y a las familias – allí donde viven, trabajan, trascurren el tiempo libre, para anunciarles el amor misericordioso de Dios”.

Con estas palabras el Papa ha finalizado su homilía dirigiéndose a los parroquianos de la Iglesia de santa María Liberatrice, exhortándoles, para que lleven a cabo su “tarea de evangelización y de educación humana y cristiana”, a buscar el rostro de Jesús sin cansarse.







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