El Papa alienta los esfuerzos en favor de la paz en Serbia y en los Balcanes y dirige
un apremiante llamamiento «a la prudencia y a la moderación por lo que concierne a
la crisis de Kosovo» al recibir al nuevo embajador serbio
Jueves, 21 feb (RV).- Benedicto XVI ha alentado a «proseguir los esfuerzos para construir
un futuro de paz, prosperidad, reconciliación y convivencia pacífica en toda la región
en la que Serbia y sus vecinos anhelan el lugar que les corresponde en Europa». En
su cordial bienvenida al nuevo embajador de Serbia ante la Santa Sede, Sr. Vladeta
Jankovic, el Papa ha recordado los «trágicos estragos del conflicto que sufrieron
algunos países europeos el siglo pasado, en el que todo el continente pudo aprender
la triste lección».
«No hay orden estatal, por justo que sea, que haga superfluo
el servicio del amor» (Deus caritas est, 28), ha recordado también el Santo Padre,
reiterando la importancia de las raíces y de la herencia de la fe cristiana y del
Evangelio del amor. Por lo que «todos los seguidores de Cristo están llamados a ofrecer
este servicio de amor a todos los hermanos y hermanas sin distinción. Sólo así podremos
superar las tensiones».
En este contexto, Benedicto XVI ha destacado que «siguiendo
nuestras raíces cristianas descubrimos la valentía de perdonar y de aceptar el perdón,
reconciliándonos con nuestros vecinos y construyendo juntos una civilización del amor,
en la que todos sean aceptados y respetados». El Papa conoce «profundamente el sufrimiento
del pueblo serbio en los recientes conflictos» y ha querido manifestar su «profunda
preocupación a todos los serbios y a todas las otras naciones de los Balcanes, afectadas
por los trágicos eventos de la última década».
«La Santa Sede apoya vuestro
serio anhelo de que la paz alcanzada otorgue estabilidad duradera a toda la región»,
ha enfatizado Benedicto XVI, destacando que «en particular, en lo que se refiere a
la actual crisis en Kosovo» dirige un «apremiante llamamiento, a todas las partes
interesadas, a actuar con prudencia y moderación, buscando soluciones que favorezcan
el respeto mutuo y la reconciliación».
Asimismo, el Papa ha recordado que las
divisiones entre los pueblos de Europa son el resultado también de la trágica pérdida
de la unidad cristiana, y ha expresado su alegría ante los progresos cumplidos en
las relaciones entre ortodoxos y católicos. Luego, el Pontífice ha destacado la colocación
geográfica e histórica de Serbia - importante no sólo en el camino ecuménico, sino
también en el diálogo interreligioso, en particular con el islam. Pues «ambos procesos
–dijo– son de suma importancia para el establecimiento de un gran entendimiento mutuo
y el respeto entre los pueblos y las naciones del mundo moderno».
El Obispo
de Roma ha expresado su aprecio por los pasos cumplidos por Serbia en los años recientes
para garantizar la libertad religiosa –fundamental derecho humano y elemento indispensable
en la construcción de una sociedad armoniosa– y se ha referido al plan para la devolución
de las iglesias y propiedades de las comunidades religiosas, que habían sido nacionalizadas
por la Federación Yugoslava, y a la introducción de la enseñanza religiosa en las
escuelas.
El Papa ha asegurado sus oraciones para que esta apertura a los
valores religiosos en la sociedad pueda seguir creciendo y, en este contexto, ha citado
unas palabras de la alocución que había preparado para la Universidad La Sapienza
de Roma: si la razón «se hace sorda al gran mensaje que le viene de la fe cristiana
y de su sabiduría, se seca como un árbol cuyas raíces no reciben ya las aguas que
le dan vida. Sin el alimento de la fe vivida, la cultura se empobrece y la perspectiva
de una civilización verdaderamente humana se aleja rápidamente».