2008-02-21 13:23:51

El Papa alienta los esfuerzos en favor de la paz en Serbia y en los Balcanes y dirige un apremiante llamamiento «a la prudencia y a la moderación por lo que concierne a la crisis de Kosovo» al recibir al nuevo embajador serbio


Jueves, 21 feb (RV).- Benedicto XVI ha alentado a «proseguir los esfuerzos para construir un futuro de paz, prosperidad, reconciliación y convivencia pacífica en toda la región en la que Serbia y sus vecinos anhelan el lugar que les corresponde en Europa». En su cordial bienvenida al nuevo embajador de Serbia ante la Santa Sede, Sr. Vladeta Jankovic, el Papa ha recordado los «trágicos estragos del conflicto que sufrieron algunos países europeos el siglo pasado, en el que todo el continente pudo aprender la triste lección».

«No hay orden estatal, por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor» (Deus caritas est, 28), ha recordado también el Santo Padre, reiterando la importancia de las raíces y de la herencia de la fe cristiana y del Evangelio del amor. Por lo que «todos los seguidores de Cristo están llamados a ofrecer este servicio de amor a todos los hermanos y hermanas sin distinción. Sólo así podremos superar las tensiones».

En este contexto, Benedicto XVI ha destacado que «siguiendo nuestras raíces cristianas descubrimos la valentía de perdonar y de aceptar el perdón, reconciliándonos con nuestros vecinos y construyendo juntos una civilización del amor, en la que todos sean aceptados y respetados». El Papa conoce «profundamente el sufrimiento del pueblo serbio en los recientes conflictos» y ha querido manifestar su «profunda preocupación a todos los serbios y a todas las otras naciones de los Balcanes, afectadas por los trágicos eventos de la última década».

«La Santa Sede apoya vuestro serio anhelo de que la paz alcanzada otorgue estabilidad duradera a toda la región», ha enfatizado Benedicto XVI, destacando que «en particular, en lo que se refiere a la actual crisis en Kosovo» dirige un «apremiante llamamiento, a todas las partes interesadas, a actuar con prudencia y moderación, buscando soluciones que favorezcan el respeto mutuo y la reconciliación».

Asimismo, el Papa ha recordado que las divisiones entre los pueblos de Europa son el resultado también de la trágica pérdida de la unidad cristiana, y ha expresado su alegría ante los progresos cumplidos en las relaciones entre ortodoxos y católicos. Luego, el Pontífice ha destacado la colocación geográfica e histórica de Serbia - importante no sólo en el camino ecuménico, sino también en el diálogo interreligioso, en particular con el islam. Pues «ambos procesos –dijo– son de suma importancia para el establecimiento de un gran entendimiento mutuo y el respeto entre los pueblos y las naciones del mundo moderno».

El Obispo de Roma ha expresado su aprecio por los pasos cumplidos por Serbia en los años recientes para garantizar la libertad religiosa –fundamental derecho humano y elemento indispensable en la construcción de una sociedad armoniosa– y se ha referido al plan para la devolución de las iglesias y propiedades de las comunidades religiosas, que habían sido nacionalizadas por la Federación Yugoslava, y a la introducción de la enseñanza religiosa en las escuelas.

El Papa ha asegurado sus oraciones para que esta apertura a los valores religiosos en la sociedad pueda seguir creciendo y, en este contexto, ha citado unas palabras de la alocución que había preparado para la Universidad La Sapienza de Roma: si la razón «se hace sorda al gran mensaje que le viene de la fe cristiana y de su sabiduría, se seca como un árbol cuyas raíces no reciben ya las aguas que le dan vida. Sin el alimento de la fe vivida, la cultura se empobrece y la perspectiva de una civilización verdaderamente humana se aleja rápidamente».







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