2008-02-13 15:42:22

En el cuarto día de Ejercicios Espirituales al Papa y a la Curia Romana reflexión sobre la Nueva Alianza fundada en la sangre de Jesús que nos renueva y nos pone en relación íntima con Dios


Miércoles, 13 feb (RV).- Cuarta jornada de Ejercicios Espirituales de Cuaresma en el Vaticano bajo la presencia del Papa y de la Curia Romana, iniciados el domingo por la tarde en el Palacio Apostólico. En las dos meditaciones de esta mañana, el cardenal Albert Vanhoye se ha detenido sobre la manera particular en que la Carta a los Hebreos presenta la promesa de la Nueva Alianza y sobre la página evangélica de las bodas de Cana.

La carta a los Hebreos -ha subrayado el purpurado- establece una estrecha conexión entre el sacerdocio de Cristo y la Nueva Alianza, de la que Jesús es mediador. Repetidamente, el pueblo de Israel fue infiel a Dios. Y sin embargo, Dios mandó a Jeremías a anunciar una Alianza Nueva, distinta de la que había hecho con los Padres. Dios quiere hacer un cambio radical: una alianza que se funda en cuatro elementos. El primero de ellos, se basa en que la Nueva Alianza será interior y no exterior. El segundo aspecto señala que será una relación de perfecta pertenencia recíproca entre Dios y el pueblo. El tercer punto dice que no será una institución colectiva, sino que será una relación personal de cada uno con Dios. Y por último, el cuarto aspecto, es que se tratará de una relación fundada sobre el completo perdón de los pecados.

En el Antiguo Testamento, ha señalado el cardenal Vanhoye, era siempre necesaria la advertencia y la amenaza de los profetas. Y a pesar de ello, estos elementos no bastaban para convertir al pueblo de Israel. La Nueva Alianza se presenta en cambio sin necesidad de admoniciones: la Nueva Alianza se funda en la sangre de Jesús que nos renueva y nos pone en relación íntima con Dios.

Nos lo revela Jesús en la Última cena, cuando instituye la Eucaristía. Jesús toma el cáliz y dice: “Esta es mi sangre de la alianza”. La Nueva Alianza debía fundarse en la sangre: una sangre derramada para muchos en remisión de los pecados, según la promesa de la Nueva Alianza.

La segunda meditación la ha dedicado el cardenal Vanhoye a las bodas de Caná que, ha afirmado, se celebran precisamente para establecer una alianza. El cardenal ha recordado que la Alianza entre Dios y su pueblo es presentada en el Antiguo Testamento como unas bodas. La idolatría en cambio se presenta como una infidelidad, un adulterio del pueblo de Israel. Con el milagro de la transformación del agua en vino, Jesús da inicio a los signos milagrosos y manifiesta su gloria. Es la gloria del esposo. Es la gloria del amor generoso que da el vino bueno.









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