Cultura y humanismo: La eucaristía, Lourdes y la cura pastoral de los enfermos
Miércoles, 13 feb (RV).- Bajo el tema “La eucaristía, Lourdes y la cura pastoral de
los enfermos”, este lunes se celebró la XVI Jornada Mundial del Enfermo. En su mensaje
para dicha ocasión el Santo Padre subrayó la correspondencia de esta celebración con
dos eventos eclesiales importantes: por un lado el 150 aniversario de las apariciones
de la Inmaculada en Lourdes, y la celebración del Congreso Eucarístico Internacional
de Québec, en Canadá, por otro. En este sentido, la Jornada Mundial del Enfermo, supuso
la oportunidad de reflexionar sobre la estrecha conexión entre el Misterio eucarístico,
el papel de María en el proyecto de salvación y la realidad del sufrimiento humano.
El
aniversario de Lourdes, señaló Benedicto XVI, invita a los fieles a dirigir la mirada
a la Virgen, que en el Calvario no dudó en compartir la pasión de Hijo, renovando
a los pies de la Cruz el “sí” de la Anunciación. Sobre el modelo de la Inmaculada
Concepción el fiel aprende a abandonarse a la voluntad de Dios, a sabiendas de que
el dolor y el sufrimiento enriquecen de sentido el peregrinaje terreno.
En
el texto ofrecido por el Santo Padre para esa ocasión, se puede leer que la unión
entre la Madre y el Hijo “se aprecia de forma misteriosa en el Sacramento de la Eucaristía,
como han evidenciado, desde el inicio de los tiempos, los Padres de la Iglesia y los
teólogos, entre los que figuran S. Ilario de Poitiers y S. Pier Damián”. Tal unión
de la Virgen con el Hijo –añade el Papa en el texto- se extiende también a la Iglesia,
Cuerpo místico de Cristo. Sobre este tema, Benedicto XVI evocaba las palabras de Juan
Pablo II en la Encíclica Ecclesia de Eucharistia: “María es mujer eucarística durante
toda su vida, por lo que la Iglesia, mirándola como modelo, está llamada a imitarla
también en su relación con ese Misterio santo”.
Precisamente bajo esta perspectiva,
en la devoción de Lourdes al culto de la Beata Virgen María, se une “un fuerte y constante
llamamiento a la Eucaristía, con las celebraciones cotidianas de la Eucaristía, la
adoración del Santísimo Sacramento y la bendición de los enfermos”.
Si Lourdes
ayuda a reflexionar sobre la materna premura de María hacia sus hijos enfermos y sufrientes,
“el próximo Congreso Eucarístico –prosigue en Pontífice en el documento para la Jornada
Mundial del Enfermo- será la ocasión para adorar a Jesucristo presente en el Sacramento
del altar, y a acogerlo como ‘fármaco’ de la inmortalidad que sana el cuerpo y el
espíritu”.
El Congreso llevará como tema “La Eucaristía don de Dios para la
vida en el mundo”. Bajo este argumento se pone de relieve cómo el Sacramento eucarístico
es “don que el Padre hace al mundo dando a su único Hijo, encarnado y crucificado”.
Por este motivo, la participación común en la Eucaristía “empuja a todos los creyentes
–como el propio Santo Padre evoca en la Exhortación postsinodal Sacramentum caritatis-
a convertirse en pan para los demás”, y a trabajar en el servicio a los hermanos con
problemas y enfermos.
Es por esto, que la Pastoral de la Salud podrá obtener
de la Eucaristía los medios espirituales para socorrer a los enfermos y “hacerles
comprender el valor salvífico del propio sufrimiento”, como recordaba Juan Pablo II
en la Carta Apostólica “Salvifici doloris”. En este sentido Benedetto XVI rebate la
“elocuencia” del sufrimiento humano, que en unión a la voluntad de Cristo, se convierte
en “ofrecimiento viviente para la salvación del mundo”.
“El dolor acogido
con fe –recordó Benedicto XVI- se convierte en la puerta para entrar en el misterio
del sufrimiento redentor de Jesús y para alcanzar con Él la paz y la felicidad de
Su resurrección”.
Al concluir su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo,
el Papa invoca la materna protección de la Virgen sobre cuantos viven la prueba de
la enfermedad, sobre el personal sanitario y los trabajadores pastorales, confiando
a la Inmaculada Concepción a aquellos que con dedicación se ocupan de servir en cuerpo
y alma a los enfermos y a los más necesitados.