Reflexión de Cuaresma del Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de
las Ciencias Sociales
Martes, 12 feb (RV).- Los cuarenta días de preparación de la Semana Santa -antiguamente
llamados «Quadragésima» y hoy «Cuaresma»- deben ser una etapa de oración, de limosna
y de ayuno. El Papa desea que la Semana Santa no sea tan sólo el recuerdo de los días
decisivos en la historia de la Salvación -Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes
Santo y Domingo de Pascua- , sino que vaya precedida de una preparación larga, de
un período de cambio en la propia vida hacia la sobriedad y la generosidad.
En
su mensaje para la cuaresma del 2008, Benedicto XVI ha invitado vigorosamente a dar
limosna a los pobres, señalando que ante las personas necesitadas, la ayuda material
y monetaria «es un deber de justicia incluso antes que de caridad».
El Papa
ha insistido también contra la deformación cada vez más frecuente de convertir la
entrega de ayuda a los necesitados en un instrumento de publicidad, olvidando por
completo el consejo de Jesús de ser generoso en secreto. Sobre estos planteamientos
oigamos la reflexión de Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia
Academia de las Ciencias y de la Ciencias Sociales.