Benedicto XVI recuerda a los obispos de Costa Rica en visita “ad limina”, que se
debe defender el bien de la familia ante todas las instancias competentes
Viernes, 8 feb (RV).- Benedicto XVI ha recibido este mañana en Audiencia a los obispos
de Costa Rica al final de su visita ad Limina. El Papa, en el discurso que
les ha entregado, ha hablado de la actual “situación de un mundo en rápidas y a menudo
profundas transformaciones”, donde a menudo tienen que “buscar nuevas maneras de anunciar
a Cristo”.
En este sentido, la reciente Conferencia del Episcopado Latinoamericano
y del Caribe, celebrada en Aparecida, ha puesto de relieve cómo el acoger y hacer
propio, el mensaje del Evangelio, es algo que corresponde a cada persona y a cada
generación. “También el pueblo costarricense -ha subrayado el Santo Padre- necesita
revitalizar constantemente sus antiguas y profundas raíces cristianas, su vigorosa
religiosidad popular o su entrañable piedad mariana, para que den frutos de una vida
digna de los discípulos de Jesús, alimentada por la oración y los sacramentos”.
El
Papa ha indicado con satisfacción que “el Señor ha sido pródigo con su viña en Costa
Rica”, donde hay un buen número de sacerdotes. Pero ellos necesitan, además de orientaciones
y criterios claros, una formación constante, un apoyo de los obispos en el ejercicio
de su ministerio, y una cercanía propia de “hijos y amigos”. Este gran patrimonio
“se custodia y enriquece con una esmerada atención a los seminaristas, cuya idoneidad
requiere un discernimiento riguroso, y a los que no basta una formación abstracta
y formal”.
Benedicto XVI ha puesto en guardia a los prelados costarricenses
ante “los riesgos de una vida de fe lánguida y superficial, cuando se enfrentan a
señuelos como el proselitismo de las sectas y grupos pseudorreligiosos, la
multitud de promesas de un bienestar fácil e inmediato, pero que terminan en el desengaño
y la desilusión, o la difusión de ideologías que, proclamando ensalzar al ser humano,
en realidad lo banalizan”. En una situación como ésta, “cobra un valor inestimable
el anuncio de la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones,
y que es Dios”.
Un testimonio vivo de esta esperanza, dice el Pontífice, corresponde
de manera muy especial a los religiosos, religiosas y personas consagradas. Pero también
a los fieles laicos corresponde participar en esta misión. “Merecen sin duda la gratitud,
el aliento y la atención constante de sus Pastores, para que reciban siempre, y de
manera sistemática, una formación cristiana sólida, teniendo en cuenta, además, que
son ellos los llamados a llevar los valores cristianos a los diversos sectores de
la sociedad, al mundo del trabajo, de la convivencia civil o de la política”.
Finalmente,
el Santo Padre se ha hecho eco de la preocupación de los obispos de Costa Rica ante
el “creciente deterioro de la institución familiar, con graves repercusiones tanto
en el entramado social como en la vida eclesial”. A este respecto, ha explicado el
Papa que “es necesario promover el bien de la familia y defender sus derechos ante
las instancias pertinentes, así como desarrollar una atención pastoral que la proteja
y ayude de manera directa en sus dificultades”. Por ello es de máxima importancia
una adecuada catequesis prematrimonial, así como una cercanía cotidiana que lleve
aliento a cada hogar.