2008-02-03 15:18:10

El Papa exhorta en la festividad de la Presentación del Señor, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, a testimoniar la centralidad de la Palabra de Dios


Domingo, 3 feb (RV).- Como es tradicional, también este año Benedicto XVI se unió, en la tarde de ayer, a los numerosos religiosos y religiosas que habían participado, en la Basílica de San Pedro, en la celebración de la festividad de la Presentación del Señor, elegida por el Siervo de Dios Juan Pablo II como Jornada Mundial de la Vida Consagrada. El Papa reiteró la importancia de testimoniar la centralidad de la Palabra de Dios en sus vidas, ayudando a todos los fieles a valorizarla en su existencia cotidiana: «¡Qué los hombres puedan ver vuestras buenas obras - fruto de la Palabra de Dios que vive en vosotros - y den gloria al Padre vuestro celestial!»

En el marco de la duodécima Jornada Mundial de la Vida Consagrada, después de la celebración litúrgica, que había estado precedida por la bendición de las candelas y la procesión, el Santo Padre llegó a la Basílica Vaticana para dirigir unas palabras y bendecir a esa «singular asamblea, expresión de la multiforme riqueza de la Vida consagrada en la Iglesia».

Recordando que la sesión ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará el próximo mes de octubre, estará dedicada a la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, Benedicto XVI exhortó a los consagrados a ofrecer su testimonio: «Os pido, queridos hermanos y hermanas que ofrezcáis vuestra contribución a este compromiso eclesial, testimoniando cuán importante es poner en el centro de todo la Palabra de Dios, en particular para cuantos, como vosotros, el Señor llama a un seguimiento más íntimo. La Vida consagrada, en efecto, está arraigada en el Evangelio. En él, así como en su regla suprema, ha seguido inspirándose a lo largo de los siglos y a él está llamada a constantemente a volver para mantenerse viva y fecunda, brindando frutos para la salvación de las almas».

Recordando que en las dos Encíclicas de su pontificado y en otras ocasiones ha presentando el ejemplo de santos y beatos pertenecientes a los Institutos de Vida Consagrada, el Papa hizo hincapié en la inspiración evangélica que impulsa las diversas expresiones de los consagrados y en la luz nueva con la cual el Espíritu Santo ilumina a sus fundadores y fundadoras.

Tras evocar algunos testimonios en cuyas obras se reflejan «un misterio de Cristo, una palabra suya, un rayo de la luz que mana de su rostro, esplendor del Padre», y recordando a san Benito, santo Domingo, santa Clara, san Francisco, san Vicente Pallotti y san Luis Orione, Benedicto XVI reiteró la misión de los consagrados de mantener viva en los bautizados la conciencia de los valores fundamentales del Evangelio. De este modo su testimonio infunde en la Iglesia un precioso impulso hacia una coherencia evangélica cada vez más profunda: «Queridos hermanos y hermanas, nutrid vuestra jornada con la oración, la meditación y la escucha de la Palabra de Dios. Vosotros que tenéis familiaridad con la antigua práctica de la lectio divina, ayudad también a los fieles valorizarla en su existencia cotidiana. Y testimoniad lo que la Palabra indica, dejándoos plasmar por ella que, como semilla caída en terreno bueno, da frutos abundantes».

 Manifestando su gratitud por el «servicio precioso que ofrecen a la Iglesia» e invocando el amparo de María y de los santos y beatos fundadores de todos los Institutos de vida consagrada, el Santo Padre dirigió un saludo especial a los jóvenes que se están preparando, a los hermanos y hermanas enfermos, ancianos o en dificultad.







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