2008-02-02 17:39:49

Benedicto XVI visita el Seminario Romano Mayor e invita a los seminaristas a acoger la apasionante misión de ser apóstoles de Cristo, “la aventura más necesaria para el mundo”


Sábado, 2 feb (RV).- “El don de ser hijos adoptivos de Dios ha iluminado vuestra vida”. “Es una misión apasionante aquella a la que el Señor llama a los seminaristas: ser apóstoles de Cristo, los hombres de Dios a los que la gente atiende”. Este es el punto central de la homilía que Benedicto XVI pronunció ayer por la tarde dirigida a la Comunidad del Seminario Romano Mayor, a los seminaristas y a sus familias, en la vigilia de la fiesta de Nuestra Señora de la Confianza, Patrona de este Instituto.

El Santo Padre invitó a los jóvenes seminaristas a recorrer el propio camino “con ánimo abierto a la verdad y a la transparencia, para responder de manera humilde a la llamada del Señor”. En vosotros está “la alegría de la vida con Dios Padre” y “la urgencia de convertiros en mensajeros del Evangelio de Jesús”.

“Es el Espíritu Santo quien llama vuestra atención sobre esta realidad profunda y os la hace amar. Todo esto suscita una gran confianza, por que el don recibido es sorprendente, llena de de estupor y colma de íntima alegría”.

El Pontífice se dirigió después a los padres y a las madres de los jóvenes seminaristas invitándoles a mirar a María, que tantas preguntas se hizo sobre su Hijo Jesús, y les recordó que aquella de sus hijos es “una aventura maravillosa”.

“De hecho aunque pueda parecer que la vida del sacerdote no llame la atención de la mayoría de la gente, en realidad se trata de la aventura más interesante y más necesaria para el mundo: la aventura de mostrar y hacer presente la plenitud de la vida a la que todos aspiramos. Es una aventura muy exigente; y no podría ser de otro modo, porque el sacerdote está llamado a imitar a Jesús, que no ha venido para ser servido, sino para dar su vida por los demás.

El Santo Padre subrayó después dos aspectos que caracterizan la formación al sacerdocio: el silencio y la comunión. Sobre este último aspecto, el Papa recordó que los Apóstoles se formaron juntos siguiendo a Jesús.

“Vuestra comunión no se limita al presente, sino que se refiere también al futuro. La acción pastoral que os espera os tendrá que ver actuar unidos, formando un solo cuerpo, el de los presbíteros, que junto al Obispo, asisten y se ocupan de la comunidad cristiana. Amad esta “vida de familia”, que para vosotros es una anticipación de aquella “fraternidad sacramental” que debe caracterizar todo presbítero diocesano”.

Benedicto XVI terminó subrayando que “la santidad es el secreto del éxito del verdadero ministerio sacerdotal”. El Papa invitó a todos los seminaristas a confiar este deseo y este compromiso cotidiano a María, Madre de la Confianza.







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