En la conclusión de la Semana de Oración por la unidad de los cristianos el Papa subraya
que “nuestro deseo de unidad no debería limitarse sólo a ocasiones esporádicas, sino
volverse parte integrante de toda nuestra vida de oración”
Sábado, 26 ene (RV).- Benedicto XVI presidió ayer por la tarde, solemnidad de la Conversión
de San Pablo, en la basílica de san Pablo extramuros la celebración de las segundas
Vísperas en la Conclusión de la Semana de Oración por la unidad de los cristianos.
En su homilía el Santo Padre recordó que precisamente en esa misma noche,
“las palabras del Apóstol sobre la relación entre esfuerzo humano y gracia divina,
resuenan colmas de un significado particular”. En este sentido, Benedicto XVI señaló
que en la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, “somos
todavía más conscientes de que la obra de recomposición de la unidad, que necesita
toda nuestra energía y esfuerzo, es infinitamente superior a nuestras posibilidades”.
Y en relación a este esfuerzo, el Papa recordó que “nuestro deseo de unidad
no debería limitarse sólo a ocasiones esporádicas, sino volverse parte integrante
de toda nuestra vida de oración”. Como cada año Benedicto XVI dirigió un saludo fraterno
a todos los obispos, sacerdotes, y pastores de las diferentes Iglesias y Comunidades
eclesiales. “Vuestra participación en esta oración -dijo el Pontífice- es la expresión
tangible de los lazos que nos unen en Cristo Jesús: ‘Porque donde dos o tres se reúnen
en mi nombre, allí estoy en medio de ellos’ ”.
El Papa finalizó su homilía
recordando que en la Basílica de san Pablo Extramuros, el próximo 28 de junio, se
abrirá el año consagrado al testimonio y a las enseñanzas del apóstol Pablo. “Que
su incasable fervor en el construir el Cuerpo de Cristo en la unidad, nos ayude a
orar incesantemente por la unidad plena de todos los cristianos”.