El Papa recuerda a los seminaristas y sacerdotes del Colegio Capránica “la urgencia
en cultivar una profunda vida interior, tener un contacto personal y constante con
Cristo en la oración y en la contemplación”
Sábado, 19 ene (RV).- El Santo Padre, en la Sala Clementina del Vaticano, ha recibido
en audiencia pasado el mediodía, a la Comunidad del Almo Colegio Capránica en ocasión
de la fiesta de la patrona, Santa Inés. El Almo Colegio, que se precia de una historia
secular y de una larga tradición de fidelidad a la Iglesia y a su supremo Pastor,
tras haber celebrado el año pasado los 550 años de Fundación el próximo mes de angosto
recordará el mismo aniversario de muerte del cardenal Domenico Capránica, que tanto
trabajó para que naciera el Collegium pauperum scholarium destinado a la preparación
de hombres bien formados en el ministerio sacerdotal.
El Papa ha querido dar
relieve a esta figura ejemplar que supo intuir la reforma que empezaba a hacerse sentir
y que un siglo más tarde contribuyó determinando algunas orientaciones y decisiones
del Concilio de Trento. “Convencido de la importancia que reviste la dimensión espiritual
en la formación de los futuros ministros del altar y en la misión de la Iglesia, el
cardenal Capránica no sólo se prodigó en la institución del Colegio, sino que lo dotó
de las Constituciones que regulan de manera completa los distintos aspectos de la
formación de los jóvenes alumnos”.
“El cardenal Capránica, -ha explicado el
Papa- centró su atención en el primado de la dimensión espiritual como base de una
profunda y sólida formación”. “Estas propuestas adquieren hoy un relieve todavía mayor,
considerando los múltiples desafíos con los que se deben medir en la misión los presbíteros
y los evangelizadores”. A este propósito Benedicto XVI ha recordado a los seminaristas
y sacerdotes “la urgencia en cultivar una profunda vida interior, tener un contacto
personal y constante con Cristo en la oración y en la contemplación, y un anhelo sincero
hacia la santidad”. “De hecho -ha dicho- sin una amistad verdadera con Jesús es imposible
para un cristiano, y menos aún para un sacerdote, llevar a cabo la misión que el Señor
nos ha confiado.