Audiencia del Papa al Inspectorado General de Seguridad del Vaticano: “Sin el fundamento
trascendente, que es Dios, la sociedad corre el peligro de convertirse en una mera
agregación de vecinos, y deja de ser una comunidad llamada a formar una gran familia”
Viernes, 11 ene (RV).- A última hora de esta mañana, Benedicto XVI ha recibido en
audiencia en la sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros
del Inspectorado General de Seguridad del Vaticano, para el tradicional encuentro
de intercambio de felicitaciones de Año nuevo. En su discurso el Papa, que ha renovado
su reconocimiento y gratitud por el servicio que prestan cotidianamente, ha recordado
a los dirigentes y al personal del Inspectorado el Mensaje para la Jornada Mundial
de la Paz del 1 de enero, dedicado este año a la “Familia humana, comunidad de paz”.
“La familia natural -ha subrayado el Papa- como íntima comunión de vida y
de amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, constituye el lugar
primario de la humanización de la persona y de la sociedad, y es la cuna de la vida
y del amor”. Por esta razón –ha proseguido el Pontífice- la familia “está cualificada
como la primera sociedad natural, una institución divina que es el fundamento de la
vida de las personas, y es el prototipo de cualquier otro ordenamiento social”.
El
Pontífice ha explicado a los funcionarios y agentes de la seguridad que su tarea diaria
les pone en contacto con miles de familias que llegan de todas partes del mundo para
rendir homenaje a los Apóstoles y a la Iglesia; peregrinos que vienen para renovar
la profesión de fe, para visitar el Vaticano y participar en las audiencias o celebraciones
del Sucesor de Pedro.
“Os agradezco vuestro servicio que se caracteriza por
la diligencia y la profesionalidad, por la constante atención a las personas, por
la disposición que tenéis con ellas, la paciencia, el espíritu de sacrificio. Así
pues, con la colaboración de las autoridades, que se ocupan de tener siempre bella
y acogedora la ciudad de Roma, también vosotros contribuís al fructuoso encuentro
y a la serena convivencia entre ciudadanos de Roma y huéspedes provenientes de varios
países del mundo”.
El Papa ha invitado a los agentes de seguridad a ver en
cada uno de los numerosos peregrinos que anualmente llegan a Roma “el rostro de un
hermano o de una hermana que Dios pone en nuestro camino, una persona amiga”. “Ayudadles
con paciencia -ha dicho- “sabiendo que todos formamos parte de la única y gran familia
humana”. Parafraseando el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre
ha recordado que “no es verdad que vivimos accidentalmente unos junto a otros, sino
que todos recorremos juntos el mismo camino”.
“Por esto es esencial que cada
uno de nosotros se comprometa en vivir la propia vida adoptando una postura de responsabilidad
ante Dios, reconociendo en Él el manantial originario de la propia existencia y de
la de los demás”.
Benedicto XVI ha terminado su discurso recordando a los miembros
del Inspectorado de Seguridad ante la Santa Sede que “sin el fundamento trascendente,
que es Dios, la sociedad corre el peligro de convertirse en una mera agregación de
vecinos, cesa de ser una comunidad de hermanos y hermanas, llamados a formar una gran
familia”. “La sociedad tiene necesidad de personas que cumplan con su deber, conscientes
de que cualquier tipo de trabajo, de servicio hecho sin reparos, contribuye a construir
una sociedad más justa y verdaderamente libre”.