2008-01-11 15:37:37

Audiencia del Papa al Inspectorado General de Seguridad del Vaticano: “Sin el fundamento trascendente, que es Dios, la sociedad corre el peligro de convertirse en una mera agregación de vecinos, y deja de ser una comunidad llamada a formar una gran familia”


Viernes, 11 ene (RV).- A última hora de esta mañana, Benedicto XVI ha recibido en audiencia en la sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros del Inspectorado General de Seguridad del Vaticano, para el tradicional encuentro de intercambio de felicitaciones de Año nuevo. En su discurso el Papa, que ha renovado su reconocimiento y gratitud por el servicio que prestan cotidianamente, ha recordado a los dirigentes y al personal del Inspectorado el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero, dedicado este año a la “Familia humana, comunidad de paz”.

“La familia natural -ha subrayado el Papa- como íntima comunión de vida y de amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, constituye el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad, y es la cuna de la vida y del amor”. Por esta razón –ha proseguido el Pontífice- la familia “está cualificada como la primera sociedad natural, una institución divina que es el fundamento de la vida de las personas, y es el prototipo de cualquier otro ordenamiento social”.
 
El Pontífice ha explicado a los funcionarios y agentes de la seguridad que su tarea diaria les pone en contacto con miles de familias que llegan de todas partes del mundo para rendir homenaje a los Apóstoles y a la Iglesia; peregrinos que vienen para renovar la profesión de fe, para visitar el Vaticano y participar en las audiencias o celebraciones del Sucesor de Pedro.

“Os agradezco vuestro servicio que se caracteriza por la diligencia y la profesionalidad, por la constante atención a las personas, por la disposición que tenéis con ellas, la paciencia, el espíritu de sacrificio. Así pues, con la colaboración de las autoridades, que se ocupan de tener siempre bella y acogedora la ciudad de Roma, también vosotros contribuís al fructuoso encuentro y a la serena convivencia entre ciudadanos de Roma y huéspedes provenientes de varios países del mundo”.

El Papa ha invitado a los agentes de seguridad a ver en cada uno de los numerosos peregrinos que anualmente llegan a Roma “el rostro de un hermano o de una hermana que Dios pone en nuestro camino, una persona amiga”. “Ayudadles con paciencia -ha dicho- “sabiendo que todos formamos parte de la única y gran familia humana”. Parafraseando el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre ha recordado que “no es verdad que vivimos accidentalmente unos junto a otros, sino que todos recorremos juntos el mismo camino”.

“Por esto es esencial que cada uno de nosotros se comprometa en vivir la propia vida adoptando una postura de responsabilidad ante Dios, reconociendo en Él el manantial originario de la propia existencia y de la de los demás”.

Benedicto XVI ha terminado su discurso recordando a los miembros del Inspectorado de Seguridad ante la Santa Sede que “sin el fundamento trascendente, que es Dios, la sociedad corre el peligro de convertirse en una mera agregación de vecinos, cesa de ser una comunidad de hermanos y hermanas, llamados a formar una gran familia”. “La sociedad tiene necesidad de personas que cumplan con su deber, conscientes de que cualquier tipo de trabajo, de servicio hecho sin reparos, contribuye a construir una sociedad más justa y verdaderamente libre”.








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