Audiencia general: Benedicto XVI inicia una serie de reflexiones sobre san Agustín,
uno de los grandes padres de la Iglesia y “figura central de la cultura occidental”
Miércoles, 9 ene (RV).- En la catequesis de hoy, el Papa ha recorrido las etapas principales
de la vida del santo: de su educación cristiana en Hipona y sus crisis juveniles,
a la conversión en edad adulta gracias a los sermones de san Ambrosio obispo de Milán,
que lo bautizó y su vuelta a África donde fue obispo.
Benedicto XVI ha dedicado
la Audiencia General de hoy, la segunda del año, a la figura de san Agustín, retomando
de esta manera el ciclo de catequesis centradas sobre los grandes padres de la Iglesia.
Una figura, la de san Agustín de Hipona ha dicho el Pontífice “que ha dejado una huella
importantísima en la cultura Occidental y en el mundo”, “un modelo único” también
en la literatura de todos los tiempos.
El Papa en el Aula Pablo VI, ante unos
4.500 fieles y peregrinos llegados de todo el mundo ha señalado que uno de los rasgos
espirituales que caracterizan el pensamiento de san Agustín es “el misterio de Dios
que se esconde en el hombre”. El Santo Padre se ha centrado de manera particular en
la relación entre fe y razón en el pensamiento del santo y filósofo definido ''uno
de los personajes principales del cristianismo de su tiempo''. El Pontífice ha anunciado
al final de la Audiencia que dedicará también los próximos encuentros semanales con
los fieles para hablar de la figura de san Agustín.
''Hombre de pasión y de
fe, de gran inteligencia y de incansable premura pastoral -ha subrayado el Papa- este
gran santo y doctor de la Iglesia es conocido también por su fama incluso entre los
que desconocen el cristianismo''. Por su ''singular relevancia'', ha proseguido el
Santo Padre, ''san Agustín ha ejercido una influencia tan grande, que se podría afirmar'',
por una parte, “que todos los caminos de la literatura cristiana llevan a Hipona”,
y por otra, que de esta ciudad del África romana, de la que san Agustín fue obispo
durante 35 años, hasta el año 430 en que murió, “se difundirán otros muchos caminos
del cristianismo sucesivo y de la misma cultura occidental”.
“Raramente una
civilización -ha observado el Papa- ha encontrado un espíritu tan grande y completo,
capaz de acoger los valores e inventar “las ideas y formas de las que se han nutrido
sus sucesores”. Agustín nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354, hijo de Patricio,
un pagano que más tarde fue catecúmeno y de Mónica “ferviente cristiana”. Su madre
fue una “mujer apasionada venerada como santa” que ejerció una gran influencia sobre
su hijo, educándole en la fe cristiana, que sin embargo el joven pronto abandonó,
“como sucede también hoy con muchos jóvenes”, ha comentado el Papa.
“Agustín
joven inteligente recibió una buena educación y pronto llegó a dominar perfectamente
la lengua latina, aunque no llegó a manejar con el mismo dominio el griego''. “Aunque
abandonó la fe eclesial -ha puntualizado el Papa- Agustín buscó siempre la verdad”.
Sugestionado por la concepción simplificada del mundo, entre el bien y el mal, el
joven abrazó durante un tiempo la fe maniquea pero la abandonó desilusionado, sobre
todo, desde el punto de vista intelectual”.
De Cartago se trasladó a Roma y
de aquí a Milán, donde el santo de Hipona quedó prendado de los sermones del obispo
Ambrosio. La conversión al cristianismo no tardó en llegar: el 15 de agosto del año
386, “terminaba su largo y atormentado itinerario interior”. A los 32 años, Agustín
fue bautizado por Ambrosio el 24 de abril del 387 durante la vigilia pascual.
Benedicto
XVI ha recordado después el retorno a África del santo, su magisterio en Hipona, su
actividad como sacerdote, después como obispo y como protagonista del cristianismo
de su tiempo, haciendo hincapié en la manera con que afrontó las diversas herejías,
que ponían en peligro la fe cristiana del Dios único.
Estas han sido las palabras
que Benedicto XVI ha pronunciado en lengua española, resumiendo su catequesis y saludando
a los peregrinos de habla hispana que han participado en esta audiencia general:
Queridos
hermanos y hermanas: Con palabras de Pablo VI, se puede decir de San Agustín,
“que todo el pensamiento de la antigüedad converge en su obra y de ella brotan corrientes
de pensamiento que permean toda la tradición de los siglos posteriores”. Este Santo
es el Padre de la Iglesia del que más obras se conservan. Nació en Tagaste el trescientos
cincuenta y cuatro, de Patricio y santa Mónica. Estudió gramática y retórica. En Cartago
ejerció como maestro de retórica. Luego se transfirió a Milán, ciudad en la que se
convirtió a la fe católica escuchando predicar a san Ambrosio, del que recibió el
Bautismo en el trescientos ochenta y siete. Posteriormente, se estableció en Hipona.
Allí fue ordenado presbítero el trescientos noventa y uno y Obispo cuatro años más
tarde. En sus treinta y cinco años al frente de esa sede episcopal se mostró como
un Pastor ejemplar por su doctrina, atención a los pobres, dedicación al clero y organización
de monasterios. Ejerció un gran influjo en el cristianismo de su tiempo y gracias
a él se pudo hacer frente al maniqueísmo y a las herejías donatista y pelagiana. Murió
el veintiocho de agosto del año cuatrocientos treinta.
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española. En particular, a la Real Maestranza
de Caballería de Sevilla, a la Parroquia Nuestra Señora de los Milagros de Alange,
a los capitulares de la Congregación de San Pedro ad Vincula, así como a los demás
grupos venidos de España, México, Brasil y de otros países latinoamericanos. Os invito
a imitar la confianza en Dios de San Agustín y a acogeros a su intercesión. Muchas
gracias.