2008-01-04 15:16:45

En su primera visita pastoral de 2008, a la Casa Don de María, Benedicto XVI recuerda que “es Navidad cada vez que permitimos que Jesús ame a los demás por medio de nosotros”


Viernes, 4 ene (RV).- «Estoy aquí para deciros que el Papa os quiere mucho y para manifestaros mi cercanía». En la Casa Don de María, en el Vaticano han resonado intensamente esta mañana estas palabras de Benedicto XVI, aunando el vibrar de grandes emociones, la del Santo Padre, la de los Misioneros y Misioneras de la Caridad y de sus colaboradores junto con la de los huéspedes de esta benemérita institución. Le esperaba una pancarta de bienvenida con una gran foto de la Madre Teresa junto con el entonces Card. Joseph Ratzinguer.

En su primera visita pastoral de este 2008, mientras se respira aún el clima familiar de la Navidad, el Papa ha recordado que conoce de cerca el servicio de caridad evangélica que se ofrece en esta casa: «Durante tantos años, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, he transcurrido varias horas del día al lado de esta vuestra benemérita institución querida por mi amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II y encomendada por él a la Beata Teresa de Calcuta. Así he podido apreciar el generoso servicio de caridad evangélica que las Misioneras de la Caridad desarrollan desde hace casi 20 años, con la ayuda y la colaboración de tantas personas de buena voluntad. Hoy estoy aquí entre vosotros para renovar mi gratitud a las hermanas, a los voluntarios y a los colaboradores. Estoy aquí sobre todo para manifestar mi cercanía espiritual a vosotros, queridos amigos que en esta casa encontráis amorosa acogida, escucha, comprensión y cotidiano sostén, tanto material como espiritual».

Tras hacer hincapié en que cuando nació esta casa, la Beata Madre Teresa quiso que se llamara Don de María -con el anhelo de que aquí se pueda experimentar siempre el amor de la Santa Virgen- Benedicto XVI ha deseado que este estilo de amor evangélico selle y caracterice siempre la vocación de sus misioneras, para que, junto con la ayuda material, brinden en cada momento «la pasión por Cristo y la luminosa sonrisa de Dios que animaron la vida de su fundadora».

«La Madre Teresa –ha recordado el Papa- amaba decir que es Navidad cada vez que permitimos que Jesús ame a los demás por medio de nosotros. La Navidad es misterio de amor, el misterio del Amor. El tiempo navideño, volviendo a presentar a nuestra contemplación el nacimiento de Jesús en Belén, nos muestra la infinita bondad de Dios que, haciéndose Niño, ha querido salir al encuentro de la pobreza y de la soledad de los hombres».

Una vez más, el Papa ha reiterado que Jesús ha nacido por nosotros, para permanecer a nuestro lado ofreciendo a todos los que le abren las puertas de su corazón el don de su gozo, de su paz y de su amor: «Naciendo en una gruta, porque no había sitio para Él en otro lugar, Jesús ha conocido las necesidades que muchos de vosotros experimentáis. La Navidad nos ayuda a comprender que Dios no nos abandona nunca y siempre sale a nuestro encuentro, nos protege y se preocupa por cada uno de nosotros, porque cada persona, sobre todo la más pequeña e indefensa, es preciosa para sus ojos de Padre rico de ternura y misericordia».

La visita de Benedicto XVI había empezado a las once de la mañana, siendo acogido a su llegada por cantos y danzas de bienvenida de la India, que le ofrecieron algunas novicias de las Misioneras de la Caridad, que también le colocaron una guirnalda de flores rojas. Después del saludo de la Superiora Regional, de la Superiora que deja el cargo y de la que le sucede en esta comunidad, el Papa pronunció sus primeras palabras en el comedor femenino de esta Casa.

Luego, se detuvo también en la enfermería femenina, donde dirigió unas palabras de aliento y consuelo a las huéspedes enfermas y prosiguió su visita hasta llegar a la antigua Iglesia de San Salvador in Ossibus. Allí le esperaban los otros miembros de la gran familia fundada por la Beata Teresa de Calcuta.

Es decir, además de las Misioneras de la Caridad, los Misioneros, los Hermanos Contemplativos y los colaboradores laicos: «Todos juntos formáis una cadena de caridad cristiana sin la cual esta Casa, así como toda obra de voluntariado, no podría existir y seguir al servicio de tantas formas de pobreza y necesidad. A cada uno de vosotros, pues, va mi gratitud y mi aliento, porque sé que cuanto hacéis aquí por cada hermano y hermana, lo hacéis como a Cristo mismo».

Tras agradecer con afecto la calurosa acogida, Benedicto XVI ha querido transmitir sus cordiales saludos a la sucesora de la Madre Teresa de Calcuta, sor Nirmala, asegurando sus oraciones por ella y por su congregación. Evocando nuevamente al Siervo de Dios Juan Pablo II, que quiso que esta Casa de acogida para necesitados estuviera en el Vaticano - «en el centro mismo de la Iglesia» - el Papa insistió en la importancia del nombre de este centro, Don de María.

 Que la Virgen María nos ayude a hacer de nuestra existencia un don cotidiano a Dios Padre, al servicio de los hermanos y en la escucha de su Palabra y de su voluntad, ha deseado Benedicto XVI, exhortando a las Misioneras, a los Misioneros a los laicos y a los Hermanos Contemplativos de la Caridad a seguir en todo el mundo el ejemplo de su fundadora: «Como los santos Magos venidos de lejos para adorar al Rey-Mesías, id también vosotros, queridos hermanos y hermanas, por las calles del mundo, siguiendo el ejemplo de la Madre Teresa, testimoniando siempre con alegría el amor de Jesús, especialmente hacia los últimos y los pobres, y que, desde el Cielo, la beata Fundadora vuestra os acompañe y proteja».







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