2008-01-03 14:49:42

Reflexiones en familia


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Viernes, 28 dic (RV).- Nuestro saludo fraterno de Navidad, esperando que sea una temporada realmente para compartirla en familia, una época de alegría y sentimientos de fiesta que debemos vivir con serenidad, caridad, disfrutando de nuestros seres queridos, de la confianza y la fe que nos brinda la llegada del Niño Dios.


No hay duda que la época de Navidad es la más especial del año, pues muchas personas alrededor del mundo se conectan a los mejores y más positivos sentimientos, para llenarse de alegría, del deseo de compartir, del sentimiento de celebración, del espíritu que nos da el compartir en familia, con amigos, fortaleciendo los vínculos con los sentimientos de amor, de reflexión y de tradición.


Es un tiempo mágico en el que disponemos del permiso para expresar nuestros más nobles sentimientos por medio de regalos, detalles, palabras amables, sonrisas, encuentros agradables y divertidos, comida casera y deliciosa, abrazos, besos, felicitaciones y cumplidos...


La Navidad es tiempo de celebración, de compartir con los niños, alegría y familia. También, es época propicia para el reencuentro con nosotros mismos, con nuestra fe en Dios y con los demás.


Ojala que los buenos sentimientos que estimula esta época de reflexión, de expresiones de amor y alegría como la Navidad se queden en nuestros corazones y nos acompañen todos los días del nuevo año, ayudándonos a vivir mejor y a relacionarnos mucho mejor con nuestras familia y semejantes.
Hay que orar para que el Niño Dios, que nació para traernos alegría y confianza, colme esta temporada de Navidad y año nuevo de esos sentimientos nobles y bondadosos, que sea un tiempo para nuevos comienzos, para el fortalecimiento de nuestras relaciones a través del amor, para que nuestros sueños se cumplan y para que volvamos a reencontrarnos a nosotros mismos, y con la presencia de Dios.


Para muchas personas esta época significa gastos, sacrificios para darle gusto a todo el mundo, estrés por las compras y el afán de salir de un lado para otro para compartir las festividades con los familiares y amigos, y en medio de tanta agitación, en ocasiones perdemos de vista lo esencial: sentir la renovación que internamente nos trae el Niño dios, sentir que su luz renueva nuestras fuerzas, y nuestros lazos más profundos de amor y solidaridad.


Vivir este sentimiento de renovación es lo que realmente nos permitirá ponernos en reflexión y expectativa frente al nuevo año, para saber exactamente lo que queremos hacer, como orientar nuestras actividades, hacer correctivos a nuestros comportamientos, fortalecer los vínculos de fraternidad y amor.


Esta época es para muchas personas el regreso, no sólo significa volver a la casa paterna para pasar estas fechas con la familia, es el regreso a nuestra propia casa, a las raíces, al seno de las tradiciones familiares: nuestra esencia, porque es allí donde radica la alegría y la fuerza de la fe y la solidaridad de cada uno de nosotros.


Ojala que esta época sea realmente el comienzo de una nueva y maravillosa etapa en nuestras vidas. Y que ello signifique el deseo de llenar la vida propia y la de aquellos que amamos con sentimientos y pensamientos alegres y positivos, llenos de amor y fe en todas las bendiciones que el Niño Dios nos ha traído en esta Navidad, y que con seguridad nos acompañarán durante todo el nuevo año.


Texto: Alma García
Locución: Alina Tufani










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