Reflexiones del vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina
Jueves, 27 dic (RV).- En su tradicional encuentro para el intercambio de felicitaciones
navideñas con el Colegio Cardenalicio, con los miembros de la Curia Romana y del Gobernatorato
y con los representantes pontificios en el mundo, Benedicto XVI subrayó en su discurso,
«como primer evento destacado», de este año que está por terminar, su viaje a Brasil.
Viaje
cuyo objetivo fue la inauguración de la V Conferencia General del Episcopado de América
Latina y del Caribe y que le ofreció la oportunidad de mantener un encuentro muy intenso
con la Iglesia que peregrina en Brasil y en el continente latinoamericano. «Discípulos
y misioneros de Jesucristo, para que en Él tengan vida», era el lema que Benedicto
XVI eligió para esta Conferencia, reiterando la importancia de la Evangelización.
Hoy
tenemos con nosotros al Arzobispo Octavio Ruiz Arenas, vicepresidente de la Pontificia
Comisión para América Latina, que hace hincapié, precisamente, en el «acontecimiento
de Aparecida», que «se vio verdaderamente engrandecido por la presencia de Benedicto
XVI» - que fue un gran don del Señor - y por las líneas iluminadoras del Papa ante
el importante reto de la Evangelización, cuya «Estrella’ es María». Ella «la Madre
de Dios nos ampara, haciéndonos sentir seguros y llenos de esperanza»: