2008-01-03 13:08:57

Balance del ecumenismo en 2007


Jueves, 3 ene (RV).- Sensible a la unidad de la Iglesia, Radio Vaticano quiere un año más ofrecer a sus oyentes un balance de lo más representativo del ecumenismo en el 2007 que termina. Lo hace con su habitual colaborador y especialista, el agustino P. Pedro Langa, quien lo afrontará en tres días consecutivos, correspondientes a lo tres cuatrimestres del año. Así, pues, le preguntamos este primer día acerca del I cuatrimestre: RealAudioMP3 RV.: ¿Qué puntos cabría resaltar del ecumenismo de estos meses?

 
PL.: Señalaré, para empezar, el de la Semana de Oración, este año bajo el lema «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Mc 7, 37). Benedicto XVI le dedicó las audiencias del 17 y 24 de enero, reconociendo que en sus encuentros con los representantes de Iglesias y Comunidades eclesiales había comprobado «cuánto se siente el deseo de unidad y cómo esta experiencia y otras –dijo-- han dilatado la esperanza en mi corazón». Volvió con el Angelus del 21 para ver en «el ecumenismo una profunda experiencia de diálogo». Y el 24, tras calificar el año 2006 de ecuménico, agregó que «es un camino lento y de subida, como todo camino de arrepentimiento, pero que, tras las iniciales dificultades y precisamente en ellas, presenta también grandes espacios de alegría, pausas refrescantes, y permite de vez en cuando respirar a pleno pulmón el aire purísimo de la plena comunión». Su búsqueda «se realiza a diferentes niveles y en innumerables circunstancias: parroquias, hospitales y especialmente en las regiones donde cumplir un gesto de buena voluntad a favor de un hermano exige gran esfuerzo y una purificación de la memoria». Durante la Semana intervino también el PCPUC. El cardenal Kasper destacó el 23 la riqueza ecuménica del 2006 con el viaje papal a Turquía y las futuras cumbres de Sibiu, Ravena y Stuttgart; y se apresuró a desmentir, calificándolo de «insinuaciones sin fundamento», que la Santa Sede hubiese abandonado las relaciones con las comunidades protestantes. Sobre los anglicanos dijo abrigar la esperanza de que Lambeth evite en 2008 la división entre ellos mismos. Al final, presentó su nuevo libro «El ecumenismo espiritual. Líneas-guía para su puesta en práctica», dirigido a quienes afrontan la tarea ecuménica en diócesis y parroquias. La clausura del Octavario en San Pablo Extramuros permitió al Papa aclarar que «la escucha de la Palabra es prioritaria para el compromiso ecuménico. No somos nosotros los que hacemos u organizamos la unidad de la Iglesia. La Iglesia no se hace a sí misma, ni vive de sí misma, sino de la palabra que procede de la boca de Dios […]. Tenemos que preguntarnos si nosotros, los cristianos, no nos hemos quedado demasiado mudos. Si quizá no nos falta la valentía para hablar y dar testimonio […]. La unidad no se puede imponer; debe ser compartida y fundada en una participación común en la única fe. Escuchar y hablar, comprender a los demás y comunicar la propia fe son dimensiones esenciales de la praxis ecuménica. El diálogo honesto y leal constituye el instrumento típico e imprescindible de la búsqueda de la unidad».

RV: Junto al ecumenismo se suele colocar el diálogo interreligioso. ¿Qué podría usted destacar al respecto?

 
PL.: Que el cuatrimestre del que me ocupo fue también pródigo en este argumento. De hecho, al recibir en pleno Octavario las cartas credenciales del nuevo Embajador turco ante la Santa Sede, el Papa Ratzinger recordó al diplomático que «disfrutando de la libertad religiosa garantizada a todos los creyentes por la Constitución turca, la Iglesia católica desea poder beneficiarse de un estatuto jurídicamente reconocido», y también que «el diálogo comienza en la vida de todos los días con la estima y el respeto mutuos que se tienen los creyentes de cada religión». Abierto febrero, aclaró que el diálogo interreligioso no es una «opción», sino una necesidad vital. Y el 20, el presidente del PCPDI, cardenal Poupard, invita al jeque Mohamed Sayyed Tantawi, la más alta autoridad espiritual para cerca de mil millones de musulmanes suníes, a visitar el Vaticano. El purpurado es recibido por el jeque en El Cairo. Un mes después la Comisión bilateral del diálogo entre judíos y católicos debate en Jerusalén sobre «La libertad religiosa y de conciencia y sus límites». Y el 30 el Papa aboga por un «diálogo exigente y profundo» entre culturas y religiones, «no para nivelarlas en un sincretismo empobrecedor, sino para permitirles desarrollarse en el respeto recíproco y cooperar con los carismas propios al bien común». Ese mismo 30, la Santa Sede recuerda a la Organización de Naciones Unidas que el respeto a las religiones y el derecho a la libertad religiosa «son complementarios y no pueden subsistir el uno sin el otro».

RV.: ¿Qué hechos y dichos salientes en el ecumenismo destacaría usted en este primer cuatrimestre de 2007?

 
PL.: Además de lo dicho, entiendo que merece figurar aquí la participación del cardenal Kasper en el seminario para obispos y teólogos de Asia sobre el Pentecostalismo, celebrado del 5 al 11 de febrero en Manila, último de este tipo y sobre este tema tras los organizados en 2005 y 2006 en Nairobi, Dakar, Sao Paulo y Seúl. Su Eminencia Kasper se llega hasta Barcelona el 19 para conferenciar sobre ecumenismo espiritual y puntualizar que, «superados muchos malentendidos y conseguido un consenso fundamental, hemos llegado al núcleo duro de nuestras diferencias eclesiológicas». Benedicto XVI recibe el 8 de febrero a representantes de la Comunidad de San Egidio con motivo del 39º aniversario de la entidad. Y el 13 de marzo a Vladimir Putin, quien le regaló un icono de san Nicolás Taumaturgo, de la Escuela de Palech, ante cuyos restos reza el día siguiente en la basílica católica de la ciudad. Otra visita de relieve al Papa fue la del prior de Taizé el día 26. Ya el 28 de marzo, 60º aniversario de la fundación de la Federación Luterana Mundial, el Papa subraya en un mensaje al obispo presidente, Mark S. Hanson, que la FLM, desde el final del Vaticano II, «emprendió con la Iglesia católica un diálogo ecuménico hasta hoy fructífero», con «importantes pasos adelante», entre ellos la «Declaración Conjunta sobre la Justificación». El día de su 80º cumpleaños Benedicto XVI recibió a uno de sus grandes amigos: Su Eminencia Ioannis Zizioulas, metropolita de Pérgamo, enviado del patriarca Bartolomé I. Esos días tenía lugar en Carolina del Sur la XI Ronda del Diálogo Luterano-Católico de EE.UU., sobre el tema «La esperanza en la vida eterna». Adentrados apenas en mayo, por último, el Patriarca Ecuménico daba la bienvenida en Estambul a la versión griega del primer libro de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, «Jesús de Nazaret», con el deseo añadido de que facilite el diálogo teológico entre las Iglesias cristianas. Cumplido elenco, pues, de hechos y dichos, el de este primer cuatrimestre.

RV.:¿Qué notables datos deja en estos meses el diálogo interreligioso?

 
PL.: Estimo que valiosos, aunque no muy abundantes. Rompe mayo, de hecho, con fructuoso diálogo sobre la paz en el Oriente Medio entre Benedicto XVI y el ex presidente de la República Islámica de Irán, Seyyed Mohammad Khatami, que disertó en la Gregoriana en torno al tema general de religiones y cultura, del que se puede extraer como tesis de fondo este título: «Jamás se debe unir el nombre de Dios al odio». Esta misma Emisora difundió que el Papa le había insistido en un diálogo sereno entre culturas dirigido a superar las graves tensiones de nuestro tiempo. Ese mismo día, ironías del destino, las agencias difundían que extremistas musulmanes habían atacado un convento dominico y un jardín de infancia en Irak, con víctimas mortales. Por otra parte, durante su encuentro con doce representantes de otras confesiones cristianas y de otras religiones en el Monasterio de San Bento, y estamos ya con el Papa en Brasil cuando su viaje para tomar parte en la Cumbre de Aparecida, el sheik Armando Hussein Saleh, de la comunidad islámica en Sao Paulo, regaló su manto blanco al Papa en señal de fraternidad. El 25 vuelve a su autonomía el PCPDI con el nombramiento del cardenal Jean-Louis Tauran como nuevo presidente, medida reveladora del peso del diálogo interreligioso en Roma.

RV.: Díganos algunas aportaciones del ecumenismo en estos meses.

 
PL.: No quisiera omitir que el VI domingo de Pascua, 13 de mayo, fallecía de madrugada en Roma, después de una larga y penosa enfermedad cristianamente sobrellevada, monseñor Pierre Duprey, secretario emérito del PCPUC y profética voz de la Unidad desde primera hora. El 17 Moscú nos sorprendía gratamente con la reunificación de las dos ramas de la Iglesia ortodoxa rusa: fue una fastuosa ceremonia dentro de la Catedral de Cristo Salvador a la que asistió el presidente Vladimir Putin. El 11 de junio Benedicto XVI rinde homenaje de gratitud a los cristianos de Oriente visitando la sede de la Congregación para las Iglesias Orientales, momento en el que hace público el nombramiento del arzobispo argentino Leonardo Sandri como nuevo prefecto. La visita buscaba celebrar los noventa años del dicasterio. Al día siguiente llega a Roma el Arzobispo ortodoxo de Nueva Justiniana y Chipre, Su Beatitud Chrysóstomos II, recibido por el Papa el 16, signatarios ambos de una Declaración conjunta. El Arzobispo declara que su visita se propone «construir de nuevo puentes de reconciliación, de colaboración y de amor». El Papa le saluda «como pastor de una Iglesia antigua e ilustre, tesela resplandeciente de ese brillante mosaico que es el Oriente». «En la profesión de fe de Pedro –asegura el Papa en la solemnidad de San Pedro y San Pablo- podemos sentirnos y ser todos una sola cosa, a pesar de las divisiones que en el curso de los siglos han lacerado la unidad de la Iglesia, con consecuencias que perduran todavía hoy». Antes, en el saludado a la delegación del Patriarcado Ecuménico, ha dicho que «estos encuentros no constituyen simplemente un intercambio de cortesías entre Iglesias, sino que quieren expresar el esfuerzo común por hacer lo posible para que llegue el tiempo de la plena comunión entre el Oriente y el Occidente cristianos». Ya en julio, la CDFe publica las «Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia», texto que suscita críticas y que hace intervenir esclarecedoras a distintas personalidades curiales. La expresión «subsistit in no significa que la Iglesia católica esté retrocediendo en su empeño ecuménico […]. Indica más bien una mayor apertura a las exigencias del ecumenismo, pues es fundamental para cualquier tipo de diálogo que los participantes sean claros sobre su propia identidad», matiza el subsecretario del dicasterio. Lo que no quita para que días después monseñor Brian Farrell, secretario del PCPUC, sugiera que para comprender el documento haya que armonizar conceptos aparentemente contradictorios.

 RV.: Por esta Emisora hemos comunicado a menudo noticias referentes al diálogo entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia católica. ¿Qué podría decirnos al respecto centrándonos en estos meses, si es que lo hay?

PL.: Claro que lo hay, y muy variado y de varios colores, según se mire. Diré primero que la primacía del Patriarcado Ecuménico hace vivir a Bartolomé I un agosto agitado, angustioso incluso, teniendo que defender su autonomía frente a las autoridades turcas y contra el Patriarcado de Moscú y de todas las Rusias, según el cual el título «ecuménico» no confiere a Constantinopla el papel de guía de 300 millones de cristianos ortodoxos. El Papa expresa a Su Eminencia Daniel, metropolita de Rumanía, sus sentidas condolencias por el fallecimiento a la edad de 92 años de Su Beatitud Teoctist, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana, «noble figura de Pastor, que amó a su Iglesia y dio un positivo aporte a la relación entre católicos y ortodoxos, y no cesó de alentar a la Comisión Mixta para el Diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa», así como la magnífica recepción dispensada a Juan Pablo II en su peregrinaje a Rumania en 1999. La Santa Sede comunica el 8 de agosto que a invitación de la Conferencia Episcopal Rusa, el cardenal Roger Etchegaray, invitado a Rusia para celebrar el 10° aniversario de la consagración de la Catedral católica en Novosibirsk, de paso por Moscú, fue recibido por Alexis II, al que presentó un cordial mensaje del Santo Padre y un regalo personal. A propósito del ecumenismo entre católicos y ortodoxos, el cardenal Achille Silvestrini, prefecto emérito de la Congregación de las Iglesias Orientales, sintetiza la situación diciendo el día 17 que «la curia es considerada como un instrumento que ellos (los ortodoxos) no quisieran que jamás gobernase». El 28 de agosto, en fin, se hace saber que un puente ecuménico entre el Friuli Venezia Giulia y el Patriarcado de Moscú podría traducirse pronto en una visita de Alexis II a Italia. Horas antes, los obispos habían participado en la nueva Catedral de Cristo Salvador celebrando la fiesta ortodoxa de la Dormición de María Santísima. Organizó todo esto el metropolita Kirill, número dos de la Jerarquía rusa y una de las figuras más comprometidas con el diálogo ecuménico.

Cerramos el balance ecuménico de 2007 con los meses de septiembre-diciembre. El P. Langa nos dirá su alcance y perspectivas.

 
RV.: Por esta Emisora se han difundido noticias de nombramientos con indudable repercusión ecuménica. ¿Podría detallarnos algunos?

 
PL.: Diré primero que los problemas del Patriarcado Ecuménico se agravaron en septiembre al ser desposeído por el Tribunal de Apelación turco del título «ecuménico». Algunos medios calificaron la decisión de «absurda», y la KEK y el CEI salieron en defensa de su titular, que participó en Sibiu, la gran Asamblea paneuropea sobradamente conocida y comentada por esta Emisora, para luego acudir a coordinar en Groenlandia el VII Simposio «Ártico: espejo de vida». Alexis II, por su parte, distingue por entonces al nuncio apostólico en Rusia, con el galardón de San Daniel por «sus esfuerzos orientados a establecer buenas relaciones entre las Iglesias ortodoxa rusa y la católica». El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana, vamos con los nombramientos, elige el día 12 al metropolita Daniel Ciobotea nuevo Patriarca de Rumanía. Corriendo el 21, Benedicto XVI nombra nuevo arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú al padre Pezzi, cuya consagración representa, según el metropolita Kirill, «un día de fiesta para todos los cristianos de Rusia». Acude un año más al Fanar por san Andrés la delegación vaticana, esta vez con el cardenal Kasper portando un mensaje y un regalo del Papa al Patriarca, resuelto él también a «reclamar las raíces cristianas de Europa y la unidad espiritual, sacramental y doctrinal que se tenía antes del cisma de las dos Iglesias». Benedicto XVI envía un mensaje a la Alianza Mundial Baptista, reunida en Roma sobre «La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia: Escritura, Tradición y Koinonia»: califica el lema del congreso de «prometedor contexto para examinar las cuestiones erróneamente interpretadas en el pasado». El 3 de diciembre hay en San Pablo Extramuros una celebración ecuménica de los trescientos años del nacimiento de Charles Wesley (1707-1788), uno de los iniciadores de la experiencia metodista. Asisten insignes representantes metodistas y anglicanos y, hecho excepcional, preside el cardenal Kasper. Benedicto XVI, en fin, apoya el programa del Encuentro de Jóvenes en Taizé, de jóvenes que se van a reunir en Ginebra, y lo mismo hacen Bartolomé I y Alexis II.

RV.: ¿Y qué decir del diálogo interreligioso en estos meses?

PL.: Han sido especialmente intensos estos meses, sin duda. Ya al final del Ramadán, el PCPDI dirigió a los musulmanes el mensaje «Cristianos y musulmanes: llamados a promover una cultura de la paz». La Comunidad de San Egidio, por su parte, organizó en Nápoles del 21 al 23 de octubre la asamblea plenaria del encuentro de representantes religiosos por la paz. Con motivo de la fiesta de las luces (Diwali), el cardenal Jean-Louis Tauran, propone a los hindúes recorrer junto a los cristianos el camino del diálogo respetando la libertad religiosa. Y L’Osservatore Romano publica el reciente viaje de Kasper a Tierra Santa para tomar el pulso ecuménico de la región, una de las más inestables. El metropolita Kirill consagra el 11 de noviembre en Altea (Alicante-España) una iglesia ortodoxa rusa dedicada a San Miguel Arcángel, y horas después se entrevista en París con representantes de la comunidad judía, a quienes explica la situación del diálogo entre la Iglesia ortodoxa rusa y la comunidad judía de Rusia, subrayando los estrechos lazos que unen hoy al gran rabino de Israel y al patriarca de Moscú. Y el 12 visita el Centro de estudios ecuménico «Istina», en cuya capilla San Basilio participa en una oración con los seminaristas ortodoxos. Ya mediado noviembre el Santo Sínodo ruso aprueba la reacción/desplante de sus delegados en Ravena el 9 de octubre, del que me ocupé en esta misma Emisora. Entrevistado por Europaica, el obispo Alfeyev da su versión de los hechos, diversa, claro es, de la de Constantinopla. Noviembre concluye con el relanzamiento del diálogo que Benedicto XVI hace en su respuesta a una carta titulada «Una palabra común entre nosotros y vosotros», que al término del Ramadán le habían escrito 138 guías religiosos musulmanes, a quienes invita a mantener en Roma un encuentro con representantes suyos y expertos católicos en diálogo interreligioso, pues confía en que «sea posible colaborar de manera más eficaz en los campos de la cultura y de la sociedad, y a favor de la promoción de la justicia y de la paz en la sociedad y en el mundo».

RV.: Hay una noticia especialmente significativa en noviembre sobre la que quisiera su parecer: es la reunión del Papa con los cardenales para tratar del ecumenismo.

 
PL.: Efectivamente, el viernes 23 de noviembre hay en el Vaticano un encuentro del Papa con el Colegio cardenalicio previo al Consistorio público del día siguiente, y entre sus temas se analiza el ecumenismo. El cardenal Kasper en su notable relación empieza distinguiendo entre ecumenismo y diálogo interreligioso, para sentar que el primero no es sinónimo ni de humanismo ingenuo ni de relativismo eclesiológico. Y agrega que lo más significativo –y gratificante— del asunto en los últimos decenios no son los documentos, sino la fraternidad recuperada. Desciende luego a sus tres campos, a saber: el de las relaciones con las antiguas Iglesias orientales y con las ortodoxas del primer milenio; el de las relaciones con las comunidades eclesiales surgidas directa o indirectamente de la Reforma del siglo XVI; y el de la historia reciente del cristianismo con el movimiento carismático y pentecostal. En cuanto a cómo proseguir el camino ecuménico, no es posible –dice-- una respuesta única. La situación es demasiado diversa según regiones geográficas, ambientes culturales e Iglesias locales. En la medida de lo posible, debemos dar un testimonio común de esta fe en un mundo cada vez más secularizado. Lejos de empobrecer, el ecumenismo enriquece. Para el ecumenismo como intercambio de dones, augura que el diálogo teológico seguirá teniendo un papel esencial. Sin embargo, sólo será fecundo si va sostenido por un ecumenismo de la oración, de la conversión del corazón y de la santificación personal. A nosotros –sigue diciendo-- no nos toca decidir cuándo, dónde y cómo. Eso corresponde a Aquel que es el Señor de la Iglesia. Nosotros debemos contentarnos con hacer todo lo que esté de nuestra parte, reconociendo con gratitud los dones recibidos. Los titulares de la prensa destacan en las semanas siguientes, según los gustos, titulares de la intervención de Kasper. El prior de Taizé, por ejemplo, dice que la Comunidad se alegró por esta reunión cardenalicia.«Al acoger a tantos jóvenes –matiza--, sabemos que muchos de ellos ya no comprenden el sentido de las divisiones confesionales heredadas del pasado. Si no tomamos conciencia de esto, corremos el riesgo de no poder acompañarles hacia los manantiales de la confianza de la fe».

RV.: Por último, P. Langa, para cerrar este fecundo balance, díganos algo sobre la dimensión ecuménica del Año Paulino.

 
PL.: Lo ecuménicamente novedoso de estas últimas semanas de diciembre ha sido, sin duda, la presentación en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, de la «Nota Doctrinal acerca de algunos aspectos de la Evangelización». Es un documento con el que la CDFe sale al paso de la «creciente confusión» sobre el término evangelización, la cual no significa, según la Congregación, ni «proselitismo» ni «relativismo». Durante la audiencia del día 20 a Nicolás Sarkozy, el Papa y el presidente francés evocaron «el papel de las religiones, en especial de la Iglesia católica, en el mundo». Y días antes ya de la Navidad, en efecto, al presentar el Programa del Año Paulino, al que usted alude en la pregunta, el cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezemolo reveló a los medios la apertura en San Pablo Extramuros de una capilla ecuménica que permita «a comunidades cristianas no católicas venir a rezar a la basílica y a celebrar la liturgia». Los dos objetivos fundamentales del Año Paulino, dijo el cardenal Arcipreste, son ahondar en el conocimiento de san Pablo y promover el camino ecuménico; y su lugar ideal en Roma será esta basílica custodiada por monjes benedictinos, quienes, «para dar un impulso ecuménico, han decidido, en las vísperas de cada  viernes, invitar a una comunidad cristiana no católica para rezar juntos». Ojalá que el Apóstol de las Gentes infunda a los que trabajan en la Unidad su ardiente amor a la Iglesia.







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