En el tradicional mensaje de fin de año ante la Curia Romana el Papa exhorta a un
renovado compromiso de la Iglesia en la fatigosa lucha contra el secularismo y las
ideologías racionalistas
Viernes, 21 dic (RV).- En ocasión de la tradicional presentación al Santo Padre de
las felicitaciones navideñas, Benedicto XVI ha recibido esta mañana a los miembros
del Colegio cardenalicio, la Curia Romana y los representantes del Gobernatorato del
Estado de la Ciudad del Vaticano en la sala Clementina del palacio Apostólico.
El
largo discurso del Papa para esta cita tradicional que cierra el año ha estado centrado
en su viaje pastoral a Brasil el pasado mes de mayo, cuyo objeto fue el encuentro
con la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe. Antes
de hablar de la Conferencia de Aparecida, el Pontífice ha recordado algunos momentos
culminantes de aquel viaje, empezando por el encuentro con los jóvenes en el estadio
de Sao Paulo.
“A pesar de las rígidas temperaturas, nos encontramos todos
unidos por una gran alegría interior, por una experiencia viva de comunión y por la
clara voluntad de ser, en el Espíritu de Jesucristo, siervos de reconciliación, amigos
de los pobres y de los que sufren y mensajeros de aquel bien, cuyo esplendor hemos
encontrado en el Evangelio”, ha matizado el Santo Padre.
Para el Papa fue
inolvidable también el día de la canonización de Fray Galvao, “un hijo de Brasil proclamado
santo para la Iglesia universal”. Así como la experiencia que vivió el Pontífice en
la Fazenda da Esperanza, “donde personas, caídas en la esclavitud de la droga,
vuelven a encontrar la libertad y la esperanza”. Y ha recordado también el Papa el
encuentro con los obispos brasileños en la catedral de Sao Paulo “como experiencia
de colegialidad efectiva y afectiva”.
Luego, Benedicto XVI ha hablado de Aparecida,
de la pequeña Virgen de los pobres, del gran santuario mariano “refugio para las personas
que rezan y esperan”. “Fue una buena idea -ha explicado el Papa- que nos reuniéramos
allí y elaboráramos el documento sobre el tema: “Discípulos y misioneros de Jesucristo,
para que en Él tengan vida”.
“La palabra-clave del tema en Aparecida
-ha señalado el Santo Padre- es: encontrar la vida, la verdadera vida”. “Los cristianos
sobre todo son invitados a volver a ser discípulos de Jesucristo”, “a conocer a Jesús”,
pero no sólo teórica e intelectualmente, sino “practicando la comunión de vida con
Cristo, ejercitándose en la humildad, en la justicia, en el amor”.
“El encuentro
con Jesucristo requiere la escucha, requiere la respuesta en la oración y practicar
lo que Él nos dice –ha recordado el Papa-, conociendo a Cristo conocemos a Dios, y
sólo a partir de Dios comprendemos al hombre y al mundo, un mundo que, de otra forma,
es una pregunta sin sentido. Convertirnos en discípulos de Cristo es pues un camino
de educación hacia nuestro verdadero ser, a ser verdaderamente hombres”.
El
Papa ha señalado que “el documento de Aparecida concretiza todo esto, hablando de
la buena noticia sobre la dignidad del hombre, sobre la vida, sobre la familia, de
la ciencia y la tecnología, del trabajo, del destino universal de los bienes de la
tierra y de la ecología: dimensiones en las que se articula nuestra justicia, donde
vivimos la fe y se dan respuestas a los desafíos del tiempo”.
Benedicto XVI
ha querido recordar también de este año que termina “la carta que gentilmente recibió
el 13 de octubre de 138 líderes religiosos musulmanes en la que testimoniaban “su
común empeño por la paz en el mundo”. Esta voluntad de diálogo, de cooperación, de
tolerancia en el respeto recíproco no impide, sin embrago, ha advertido el Santo Padre
el carácter “misionero” del discípulo de Cristo, “de mensajero del Evangelio”, como
indica el documento de Aparecida: “quien encuentra la verdad, la alegría, la gran
Luz tiene la obligación de transmitirla para que haga luz a todos”.
En su
repaso por los hechos más sobresalientes del año, el Pontífice se ha detenido también
en la carta que mandó el pasado mes de junio a todos los miembros de la Iglesia católica
en la República Popular de China, con la que quiso manifestar su “profundo afecto
espiritual por todos los católicos y por todo el pueblo chino”. En ella, el Papa indicó
“la disposición de la Santa Sede para un sereno y constructivo diálogo”.
Otros
momentos destacados por el Pontífice han sido su visita pastoral a Austria y el encuentro
con la juventud en el ágora de Loreto. Benedicto XVI ha terminado mencionando el gran
desafío que representa el secularismo: “Pero no nos engañemos, los problemas que plantea
el secularismo de nuestro tiempo y la presión de las presunciones ideológicas hacia
las cuales tiende la conciencia secular con su pretensión exclusiva a la racionalidad
definitiva, no son pocos. Lo sabemos y conocemos la fatiga de la lucha que hoy se
nos impone. Pero sabemos también que el Señor mantiene su promesa: mirad que yo estoy
con vosotros, cada día, hasta el fin del mundo”.
“Con esta feliz certeza,
acogiendo el impulso de las reflexiones de Aparecida para renovar nuestro ser con
Cristo - ha terminado diciendo el Papa- vamos confiados al encuentro del nuevo año”.