2007-12-14 16:07:27

“Juan Bautista, más que un profeta”: Segunda meditación de Adviento


Viernes, 14 dic (RV).- A las nueve de la mañana en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Pontificio, en presencia de Su Santidad el Papa, ha tenido lugar la segunda meditación de Adviento a cargo del fraile capuchino, padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia. El tema abordado hoy ha sido “Juan Bautista, más que un profeta”.

“Una reflexión sobre Juan Bautista -ha dicho en su meditación el predicador-, es la manera mejor para ponernos en sintonía con la liturgia del Adviento”. Hay una progresión en este tiempo de Adviento: “en la primera semana la voz que sobresale es la del profeta Isaías que anuncia el Mesías desde lejos; en la segunda y tercera semana es la voz del Bautista que anuncia a Cristo presente; en la última semana el profeta y el precursor dan paso a la Madre que lleva en su seno” al Redentor.

“Entre la misión de Juan y la misión de Jesús ocurre algo decisivo que constituye una línea divisoria entre dos épocas -ha explicado el fraile capuchino. Se desplaza el baricentro de la historia: la cosa más importante ya no es para un futuro más o menos inminente, sino que “está ahora y aquí”, en el reino, que es ya operante en la persona de Cristo. Entre las dos predicaciones se ha producido un salto de cualidad: el más pequeño del nuevo orden es superior al más grande del orden precedente”.

Hablando de este cambio, el padre Raniero Cantalamessa ha sacado a colación el libro de Benedicto XVI “Jesús de Nazaret” y ha dicho que “para que se llegara a aquel contraste radical que significó la entrega de Cristo a los romanos, tenía que haber ocurrido algo muy dramático”. El elemento “grande, nuevo y excitante” que se produjo entonces proviene de la llegada de Cristo entre nosotros; en la fe, en la vida de la comunidad viene desplegado, pero no creado. “Es más, la comunidad no se hubiera ni tan sólo formado y no hubiera sobrevivido si no hubiera sido porque fue precedida por una realidad extraordinaria”. Jesús ocupa “el centro del tiempo”. Con su llegada divide la historia en dos partes, creando un “antes” y un “después” absolutos.

“El contraste entre el Bautista y Jesús cristaliza en el Nuevo Testamento con el bautismo del agua y el bautismo del Espíritu”, -ha proseguido en su reflexión el padre Cantalamessa. “¿Qué quiere decir que Jesús bautiza en el Espíritu Santo? La expresión no sirve para distinguir el bautismo de Jesús del de Juan; sirve para distinguir la entera persona y obra de Cristo de la del Precursor. Bautizar tiene aquí un significado metafórico -ha señalado el predicador. Quiere decir inundar, envolver por todas las partes, como el agua con los cuerpos sumergidos en ella”.

La expresión “bautizar en el Espíritu” define la obra esencial del Mesías, que en los profetas del Antiguo Testamento está orientada a regenerar la humanidad mediante una gran y universal efusión del Espíritu de Dios”. Jesús no bautiza en el Espíritu Santo sólo en el sacramento del bautismo, sino también de manera diversa en la Eucaristía, en la escucha de la Palabra, y en general, en todos los medios de gracia”, ha señalado el predicador de la casa pontificia.

Reflexionado sobre el bautismo del Espíritu, el fraile capuchino ha recordado que este año se celebra el cuarenta aniversario de la fundación del movimiento de la Renovación carismática en la Iglesia católica, que en pocos años ha llegado a más de 80 millones de católicos. Un movimiento que pone en el centro de su experiencia los efectos del bautismo del Espíritu, la vitalidad de la fe: “Jesús es una persona viva. La oración y los sacramentos son verdaderamente nuestro pan cotidiano y no sólo genéricas prácticas piadosas”. El padre Cantalamessa ha invitado a todos “a no quedarnos fuera de esta corriente de gracia que atraviesa a la Iglesia del post Concilio”.

El predicador ha terminado su comentario volviendo de nuevo sobre la figura de Juan el Bautista. “Él nos puede iluminar sobre cómo resolver nuestra tarea profética en el mundo de hoy”. Los profetas anteriores a Juan anunciaban la salvación futura, el Precursor indica a uno que está presente. El bautista ayuda al pueblo a franquear la barrera, a dar un paso más allá de las apariencias, del escándalo, de la banalidad y de la pobreza con la que la hora fatídica se manifiesta”. Y lo hace con estas palabras: “Con vosotros está y no lo conocéis”. Juan Bautista inaugura la nueva profecía, la del tiempo de la Iglesia, que no consiste en anunciar una salvación futura y lejana, sino en revelar la presencia encubierta de Dios en el mundo”.








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