Nuevo llamamiento de Benedicto XVI a los responsables de las naciones en favor del
diálogo y de la esperanza de los pueblos en favor de la paz para toda la humanidad
Jueves, 13 dic (RV).- Benedicto XVI ha dirigido este jueves un nuevo llamamiento a
los responsables de las naciones en favor del diálogo y de la esperanza de los pueblos
que anhelan la justicia en la distribución de las riquezas -naturales y económicas-
impulsando los valores humanos y morales, en particular de la juventud, en favor de
la paz para toda la humanidad.
Al recibir, esta mañana, a los nuevos embajadores
de Tailandia, Seychelles, Namibia, Gambia, Suriname, Singapur y Kuwait, el Papa ha
recordado la «importancia en el mundo actual» de la diplomacia: «Para mostrar que,
en todas las situaciones de la vida internacional, el diálogo debe ser más fuerte
que la violencia y que el anhelo de paz y de fraternidad debe prevalecer sobre las
oposiciones y el individualismo, que no conducen sino a tensiones y rencores que no
ayudan a construir sociedades reconciliadas».
En este contexto, Benedicto XVI
ha pronunciado su llamamiento que ha extendido más allá de las fronteras de los siete
países cuyos embajadores han presentado sus Cartas Credenciales: «Por medio de vosotros,
deseo lanzar un nuevo llamamiento para que todas las personas que desempeñan una función
en la vida social y todos los que participan en el gobierno de las naciones, hagan
todo lo que está a su alcance para devolver esperanza a los pueblos que han recibido
el encargo de conducir. ¡Qué puedan tener en cuenta sus aspiraciones más profundas
y hacer que todos puedan beneficiarse del producto de las riquezas naturales y económicas
de sus países, según los principios de la justicia y de la equidad!»
En esta
perspectiva, el Papa ha puesto de relieve la atención especial que merece la juventud
-«primera riqueza de un país»- cuya educación integral –no sólo técnica y científica
sino también humana y moral- es una necesidad primordial.
Y, dirigiéndose
también a las instituciones de la Comunidad internacional, comprometidas en la lucha
contra el analfabetismo y en favor de la formación y educación, el Santo Padre ha
recordado que es «un modo importante para luchar contra la desesperanza que llevan
en el corazón algunos jóvenes y que es el origen de numerosos actos de violencia,
individuales o colectivos». Benedicto XVI ha reiterado el compromiso inquebrantable
de la Iglesia católica en favor de la educación: «Por su parte, la Iglesia católica,
gracias a sus numerosas instituciones educativas, se compromete sin cesar con todos
los hombres de buena voluntad, en el frente de la formación global de los jóvenes.
Aliento a todas las personas que participan en esta bella misión de la educación de
la juventud para que prosigan incesantemente su tarea, con la seguridad de que formar
correctamente a los jóvenes prepara un futuro prometedor».
Saludando a las
autoridades civiles y religiosas de Tailandia, Seychelles, Namibia, Gambia, Suriname,
Singapur y Kuwait, Benedicto XVI ha asegurado asimismo su cercanía y oraciones a las
comunidades católicas presentes en estas naciones, alentándolos a proseguir su misión
y testimonio al servicio de todos.
Como es tradicional, después de la alocución
que ha dirigido en francés a los nuevos embajadores, el Papa ha dedicado un discurso
de bienvenida a cada uno de ellos. Entre los temas tratados sobre la realidad de Tailandia,
Benedicto XVI ha reiterado el compromiso activo de la Iglesia católica en su acción
caritativa en favor de los pobres y de los que sufren, en particular en lo que concierne
a los dramas del Sida, de la prostitución y del tráfico y explotación sexual de mujeres
y niños, que sigue afligiendo a los países de esta región del mundo.
«La complejidad
de esta aberrante explotación humana requiere una respuesta internacional concertada»,
ha señalado el Santo Padre con el anhelo de que Tailandia prosiga su compromiso también
internacional y que semejantes crímenes no queden en la impunidad. Asimismo, el Papa
ha expresado su satisfacción por los avances de las instituciones democráticas en
este país asiático.
Destacando la dimensión integral del hombre, en su discurso
al embajador de Namibia y a la embajadora de Gambia, Benedicto XVI se refirió también
a la tragedia particularmente alarmante del Sida en África, asegurando que la Iglesia
católica seguirá asistiendo a quienes sufren esta enfermedad y a sus familiares. Y
recordando - para erradicar esta pandemia - la concepción cristiana del amor y de
la sexualidad humana, sin olvidar la verdad sobre el matrimonio, comunión exclusiva
de amor y de fidelidad entre un hombre y una mujer.
En lo que respecta a Gambia,
el Santo Padre manifestó su aprecio por las «cordiales y pacíficas relaciones que
existen en esta nación entre los miembros de las diferentes religiones, asegurando
sus rezos para que este buen clima se siga consolidando y que nunca quede oscurecido
por las influencias de ideologías que usan la religión con fines políticos.
«Entre
las grandes riquezas de Seychelles se encuentra la familia, que crece en el amor entre
marido y mujer, abiertos al don de los hijos», ha subrayado también el Papa en su
discurso al nuevo embajador de esta república, alentando los «esfuerzos de todas las
personas de buena voluntad, en cada ámbito nacional y político, a garantizar y fortalecer
la genuina identidad de la vida familiar, promoviendo y defendiendo esta institución
fundamental. En particular ayudando a las familias jóvenes y apoyando a los padres
en sus responsabilidades de ser los primeros educadores de sus hijos. Pues «el futuro
de los estados depende ampliamente de las familias».
Dirigiéndose al embajador
de Kuwait, un país que ha conocido los efectos devastadores de la guerra, el Papa
ha elogiado el papel que sigue ocupando en el delicado proceso de reconciliación en
Oriente Medio. En el contexto del diálogo interreligioso e intercultural para la promoción
de la paz, Benedicto XVI ha observado, con satisfacción el incremento de los contactos
entre musulmanes y cristianos. Y citando su mensaje para Jornada Mundial de la Paz
de 2007, el Papa ha recordado que “en un mundo donde la intolerancia, la violencia
y la opresión son a menudo propuestos como la solución de desacuerdos y conflictos,
es más urgente que nunca una ‘ecología humana’ que sea capaz de expulsar esos males
y sembrar aquellas virtudes que promoverán el crecimiento de una cultura realmente
humana de honestidad, solidaridad y concordia”.
En el mismo grupo se encontraba
el embajador de Singapur, uno de los países más desarrollados del Sudeste asiático,
y que, como ha subrayado el Santo Padre en su discurso contribuya de forma significativa
en el avance económico y social de la región. “El éxito económico, sin embargo, ha
dicho el Papa, necesita una base ética firme ética si quiere producir beneficios duraderos
para la sociedad”.
En este contexto el Pontífice ha animado los esfuerzos del
gobierno de Singapur para implicar a todos los ciudadanos y grupos en la vida política
y social, para promocionar aquellos valores auténticos que residen en el corazón de
una sociedad sana.
Benedicto XVI ha indicado como en los últimos años se ha
producido una escalada trágica del terrorismo internacional, a menudo vinculado a
motivos religiosos, y el sudeste asiático también ha sido víctima de los efectos de
este inquietante desarrollo. En este sentido el Papa ha asegurado el firme rechazo
de la Santa Sede a la manipulación de la religión con objetivos políticos, y sobre
todo del intento de justificar la violencia por esta causa.
El Santo Padre
ha destacado también la riqueza étnica y religiosa que caracteriza Suriname, así como
la activa acción de este país en los ámbitos de la comunidad internacional, en favor
del diálogo y la cooperación, también en lo que respecta al narcotráfico y a la lucha
contra la corrupción.