Audiencia General: Benedicto XVI ilustra la figura de san Paulino de Nola, un precursor
del Concilio Vaticano II, que mil quinientos años antes vivía ya el mismo “espíritu
de comunión que representa el ideal indicado a los cristianos de hoy”
Miércoles, 12 dic (RV).- Benedicto XVI ha presidido esta mañana en el Aula Pablo VI
del Vaticano, ante unos 5 mil peregrinos, la Audiencia General, que este miércoles
ha dedicado a la figura de san Paulino de Nola. La historia extraordinaria vivida
en el siglo IV por Paulino y Terasia, los cónyuges amigos de san Agustín y de san
Ambrosio, que después de la muerte de su único hijo, eligieron la castidad para dedicarse,
juntos, a la oración y a la acogida de los pobres, ha sido evocada en su catequesis
por el Santo Padre.
Nacido y bautizado en Burdeos, Paulino abandonó la política
después de haber sido gobernador de Campania, “cargo público en el que destacó por
sus dotes de sagacidad”. Mientras Terasia era una piadosa mujer de noble linaje de
Barcelona. “El suyo -ha señalado el Papa- fue un camino fatigoso y marcado por distintas
pruebas de vida”, que con la pérdida del favor político “les hizo experimentar la
caducidad de las cosas humanas”.
De común acuerdo, ambos decidieron distribuir
sus riquezas entre los pobres y se retiraron a Nola, donde siguiendo una vida sencilla
dieron asistencia a todos los peregrinos que llegaban al santuario de San Felice.
Allí abrieron una casa de caridad y adaptaron el primer piso como monasterio. En el
año 409 Paulino fue elegido obispo de Nola.
“Los pobres -ha subrayado el Pontífice-,
eran de casa y Paulino no se limitaba a darles limosna. El suyo no era un “dar” sino
un “recibir” porque se sentía enriquecido en este intercambio entre acogida prestada
y la gratitud orante de los peregrinos”. “Sus oraciones eran como los fundamentos
de su casa”. Para el Papa, San Paulino fue un precursor del concilio Vaticano II porque,
mil quinientos años antes, vivía ya el mismo “espíritu de comunión que representa
el ideal indicado a los cristianos de hoy”.
Este ha sido el resumen que de
su catequesis ha hecho el Papa en española para los peregrinos de nuestra lengua presentes
en el Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas:
San Paulino de Nola se dedicó
en un primer momento de su vida a la actividad política, destacando por su sabiduría
y mansedumbre en su cargo como gobernador. El contacto con la fe sencilla e intensa
del pueblo fue el comienzo de su camino de conversión, lleno de numerosas dificultades
y pruebas. En Milán recibió de san Ambrosio su primera formación cristiana, bautizándose
poco después. Más adelante, tras la muerte de su hijo recién nacido decidió, junto
con su mujer, dar sus bienes a los pobres y fundar una comunidad monástica llevando
una rigurosa vida de oración, meditación de la Escritura y caridad, acogiendo a los
necesitados como si fueran el mismo Cristo. Asimismo, su labor como sacerdote y Obispo
de Nola se caracterizó por una atención particular hacia los pobres y peregrinos,
dejando la imagen de un Pastor siempre cercano a su pueblo en todas sus necesidades.
Con su talento poético y su esmerada educación literaria escribió muchos cantos para
exaltar la belleza del Dios encarnado, crucificado y resucitado. En sus escritos destaca
sobre todo el sentido de la Iglesia como misterio de unidad.
Saludo
cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, a las Siervas de
María Ministras de los Enfermos, y a los distintos grupos venidos de España, México,
Venezuela y de otros países latinoamericanos. Os animo a intensificar vuestra preparación
para las Fiestas de Navidad siguiendo el ejemplo de oración y de caridad de san Paulino
de Nola. Muchas gracias.
Como siempre el Santo Padre
antes de finalizar la audiencia ha saludado a los jóvenes a los enfermos ya los recién
casados. A vosotros, queridos jóvenes, os deseo que dispongáis vuestros corazones
a acoger a Jesús, que nos salva con la potencia de su amor. Que las próximas fiestas
navideñas aporten serenidad y consuelo a vosotros, queridos enfermos, que en vuestra
enfermedad experimentáis aún más el peso de la cruz. Y a vosotros, queridos recién
casados, que desde hace poco tiempo habéis formado vuestra familia, creced cada vez
más en aquel amor que Jesús en su Navidad ha venido a darnos.