2007-12-09 15:19:28

Durante el Ángelus el Papa insta, a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a alejarse en Navidad de la mentalidad materialista


Domingo, 9 dic (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI ha dado inicio a su alocución previa al Ángelus de este segundo domingo de Adviento, recordando -a los miles de peregrinos presentes en la plaza de san Pedro del Vaticano- la celebración ayer de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, “madre de Jesús y madre nuestra, Estrella de la esperanza de cada hombre”.

Hoy en cambio el Evangelio nos presenta la figura austera del Precursor, que Mateo introduce diciendo: “Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: ‘Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca’ (Mt 3,1-2)”. Su misión, ha explicado el Papa, era la de preparar y allanar el camino ante el Mesías, llamando a los pueblos de Israel a arrepentirse de los propios pecados.

“Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego” (Mt 3-10). Con estas palabras el evangelista Mateo ponía en guardia, sobre todo ante la hipocresía de quien se sentía al seguro por el simple hecho de pertenecer al pueblo elegido –ha recordado Benedicto XVI- pero, ante Dios, nadie tiene títulos de los que vanagloriarse, y a Él hay que llevarle los “frutos dignos de conversión” (Mt 3,8).

“Mientras prosigue el camino del Adviento, mientras nos preparamos a celebrar la Navidad de Cristo –ha dicho el Papa- se oye en nuestras comunidades esta llamada de Juan el Bautista a la conversión. Es una invitación apremiante a abrir el corazón y a acoger al Hijo de Dios que viene entre nosotros para dar testimonio del juicio divino”.

El Santo Padre ha proseguido explicando que el Padre no juzga a nadie, sino que es el Hijo el que tiene el poder de juzgar –como recuerda el evangelista Juan- “porque es Hijo del hombre” (cfr Jn 5,22.27). “Y es hoy en el presente –ha exhortado el Santo Padre- que se juega nuestro destino futuro; y es con el comportamiento concreto que tenemos en esta vida, que decidimos nuestra suerte eterna”.

Estas palabras las ha pronunciado Benedicto XVI para recordar que es en el momento de la muerte cuando seremos juzgados. “El Padre celestial que en el nacimiento de su Hijo único nos ha manifestado su amor misericordioso –ha señalado después el Papa- nos llama a seguir sus huellas haciendo, como Él, de nuestra existencia un don de amor”.

“Mediante el Evangelio, Juan el Bautista, continúa hablando a través de los siglos a todas las generaciones –ha matizado el Papa- Sus claras y duras palabras resultan saludables para nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo, en el que el modo de vivir y percibir la Navidad está resentido por desgracia demasiado a menudo, por la mentalidad materialista”.

En este sentido el Obispo de Roma ha finalizado su alocución recordando que la “voz” del gran profeta nos pide que preparemos el camino al Señor que está por llegar “en el desierto exterior e interior”.

Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, en varias lenguas. En italiano, ha recordado el encuentro –el próximo jueves 13 de diciembre- con los universitarios romanos, a ellos les ha instado a prepararse para la Navidad “invocando el don del Espíritu del saber para toda la comunidad universitaria”.

 Y en español, éstas han sido las palabras que el Papa ha dirigido a todos los fieles: RealAudioMP3 “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos participan en el rezo del Ángelus a través de la radio y la televisión. ¡Qué María, Estrella de la Esperanza, brille sobre vosotros y guíe vuestros pasos en este tiempo de Adviento. ¡Feliz domingo!”.







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