Ángelus: el Papa denuncia numerosas situaciones que convierten a adolescentes, jóvenes
y niños en “víctimas de la corrupción del amor, engañados por adultos sin escrúpulos
que, con la mentira, los atraen a los callejones sin salida del consumismo”
Sábado, 8 di (RV).- En la cita para el Ángelus de esta solemnidad, Benedicto XVI ha
dedicado sus palabras a María Inmaculada ‘signo de segura esperanza y consuelo’. Destacando
que mientras avanzamos en el Adviento, brilla la estrella de la Madre de Dios, aurora
que ha anunciado el día de la salvación, el Santo Padre ha hecho hincapié en que la
liturgia nos hace celebrar, precisamente en este día, aproximándonos a la Navidad,
la fiesta solemne de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
«Para llegar
a Jesús, luz verdadera, sol que ha disipado todas la tinieblas de la historia, tenemos
necesidad de luces cercanas a nosotros. Personas que reflejan la luz de Cristo e iluminan
así el camino que debemos recorrer. Y qué persona es más luminosa que María», ha enfatizado
el Papa, reiterando la necesidad que tiene el mundo de la Madre del Redentor - en
particular la juventud, huérfana del amor verdadero, recordando a Juan Pablo II, palabras
que han sido acogidas con un gran aplauso: «¡Qué gran don tener por madre a María
Inmaculada! Una madre resplandeciente de belleza, transparente al amor de Dios. Pienso
en los jóvenes de hoy, crecidos en un ambiente saturado de mensajes que proponen falsos
modelos de felicidad. Estos chicos y chicas corren el riesgo de perder la esperanza
porque parecen a menudo huérfanos del verdadero amor, que llena de significado y de
la alegría la vida. Éste fue un tema tan querido para mi querido predecesor Juan Pablo
II, que tantas veces ha propuesto a la juventud de nuestro tiempo a María, cual ‘Madre
del bello amor’».
Misterio de la gracia de Dios que, desde el primer instante
envolvió con su existencia a la criatura destinada a ser la Madre del Salvador, preservándola
del contagio del pecado original, ha recordado el Santo Padre, poniendo de relieve
que en Ella reconocemos la altura y belleza del proyecto de Dios sobre todo hombre:
ser santos e inmaculados en el amor, a imagen de nuestro Creador.
En particular,
ante adultos sin escrúpulos que ultrajan la inocencia y los sentimientos más bellos
de la niñez y de la juventud, Benedicto XVI ha presentado, una vez más, el esplendor
de María Inmaculada: «No pocas experiencias nos dicen, lamentablemente, que los adolescentes,
los jóvenes y hasta los niños son fáciles víctimas de las corrupción del amor, engañados
por adultos sin escrúpulos que, mintiendo a sí mismos y a ellos, los atraen a los
callejones sin salida del consumismo. También las realidades más sagradas, como el
cuerpo humano, templo del Dios del amor y de la vida, se vuelven así objetos de consumo.
Y ello cada vez más pronto, ya desde la edad de la preadolescencia. ¡Qué tristeza
cuando los chicos y chicas extravían el estupor, el encanto de los sentimientos más
bellos, el valor del respeto del cuerpo, manifestaciones de la persona y de su insondable
misterio!
Como quiso su Hijo, María es Madre de la esperanza para toda la humanidad,
que en este día peregrina idealmente a Lourdes con Benedicto XVI, que ha implorado
a la Inmaculada que ilumine y guíe nuestro camino: «Desde la cruz, Jesús la ha confiado
a Juan y a todos los discípulos y, desde entonces, se ha vuelto para toda la humanidad
Madre, Madre de la esperanza. A Ella dirijamos con fe nuestra oración, mientras nos
dirigimos idealmente en peregrinación a Lourdes, donde precisamente este día se inaugura
un especial año jubilar en ocasión del 150 aniversario de sus apariciones en la gruta
de Massabielle. ¡María Inmaculada, ‘estrella del mar, brilla sobre nosotros y guíanos
en nuestro camino!’» (Spe salvi, 50)
Después del rezo mariano y del responso
por los difuntos, no podía faltar en esta solemnidad un saludo especial a la Pontificia
Academia de la Inmaculada y a su presidente, cardenal Andrea María Deskur. Tras invocar
la constante protección de la Virgen sobre todos sus miembros y amigos, el Santo Padre
ha recordado también la cita de esta tarde en la Plaza de España, en Roma, para la
tradicional ofrenda del Papa a la Inmaculada.
En sus saludos en español, Benedicto
XVI ha evocado asimismo la profunda devoción de los latinoamericanos y españoles
a la Inmaculada:
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana.
Que Santa María, la Virgen, en esta solemnidad de su Purísima Concepción, tan arraigada
en España y Latinoamérica, fortalezca vuestra fe, interceda por vosotros y os indique
el camino hacia el reino de su Hijo Jesucristo. ¡Muchas gracias!