Santa Sede/OSCE: “no bastan las condenas genéricas, hay que proteger los derechos
fundamentales”
Martes, 4 dic (RV).- Kosovo, Cáucaso, Afganistán, lucha contra el terrorismo, medio
ambiente, dignidad y derechos humanos, explotación sexual de los menores, trata de
personas, libertad religiosa. Todos ellos temas de la densa intervención de la Santa
Sede ante el XV Consejo Ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación
en Europa.
El Secretario para las Relaciones con los Estados, mons. Dominique
Mamberti, que presidió la Delegación de la Santa Sede ante el XV Consejo Ministerial
de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, intervino en esta
cumbre que se celebró en Madrid, el 29 y 30 de noviembre.
Ante los ministros
de Relaciones Exteriores de los 56 países que integran la OSCE, Mons. Mamberti señaló
algunos problemas que quedan por resolver y que presentan significativas repercusiones
geopolíticas en lo que concierne a la seguridad y a la democratización en Europa.
Como la situación en Kosovo y en el Cáucaso, donde «los nuevos desafíos para los equilibrios
militares y los acuerdos alcanzados por la Organización para la Seguridad y la Cooperación
en Europa requieren diálogo y cooperación».
Tras destacar que la Santa Sede
no ambiciona entrar en cuestiones meramente políticas, que no le corresponden, Mons.
Mamberti expresó el anhelo de invitar a los ministros reunidos en Madrid al «respeto
de la verdad y de la justicia, manteniendo los compromisos asumidos, sin menospreciar
los legítimos intereses y las justas expectativas de todos».
«La voluntad política
y el efectivo respeto de cada uno serán determinantes también para alcanzar un acuerdo
definitivo sobre las presidencias de los años 2009-2011», recordó el Secretario de
la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, haciendo hincapié en que «la Convención
sobre la personalidad jurídica internacional, la capacidad legal, los privilegios
y la inmunidad de la OSCE podrán reforzar a la misma Organización e, indirectamente,
contribuir a la seguridad de cuantos estarán implicados, eventualmente, en sus actividades
en Afganistán».
«Por lo que respecta a la lucha contra el terrorismo, será
importante garantizar la seguridad de las infraestructuras energéticas contra los
ataques que se puedan presentar», subrayó mons. Mamberti, añadiendo luego que, también
en lo que concierne a la seguridad, «es importante todo lo que está relacionado con
el medio ambiente».
La OSCE tiene la tarea de «apoyar las iniciativas de gestión
de los recursos hídricos, contribuyendo a la cooperación, a la estabilidad y al desarrollo
justo y sostenible de cada país». Pues «el agua es necesaria para la vida y la salud
y, además, constituye un recurso indispensable para la producción de bienes».
Poniendo
de relieve que «la OSCE tiene la vocación de ser un espacio de libertad y de derecho
y, que por lo tanto, debe esmerarse en impulsar la dignidad humana y sus valores»,
Mons. Mamberti hizo un llamamiento «a no rendirse ante la explotación sexual de los
menores y la trata de personas».
Sin olvidar el tráfico con fines de explotación
laboral, el prelado abogó por la necesidad de asegurar el acceso de las víctimas a
la justicia, brindándoles la necesaria asistencia legal y social. mons. Mamberti reiteró,
en este contexto, que «la Iglesia católica y sus instituciones están en primera línea»
en la lucha contra estos vergonzosos flagelos.
«Para promover la dignidad humana
de forma integral, la OSCE debe combatir con firmeza efectiva y eficaz la discriminación
y la intolerancia contra los cristianos, los judíos, los musulmanes y los miembros
de todas las religiones», enfatizó también mons. Mamberti, recordando que «se trata
de problemáticas de gran importancia en los ámbitos de la política y la seguridad».
Refiriéndose
a la Resolución adoptada recientemente por el Parlamento Europeo sobre «graves acontecimientos
que ponen en peligro la existencia de las comunidades cristianas y de otras religiones»,
mons. Mamberti señaló que «los cristianos siguen siendo víctimas de prejuicios, discriminaciones
y violencias». Ante todo ello no bastan las condenas genéricas, hay que proteger los
derechos fundamentales de todo creyente y de toda comunidad y la libertad religiosa.
Tras
señalar que la presidencia de turno española se ha esmerado en el desarrollo de su
compromiso, aunque quedan aún temas importantes por resolver, mons. Mamberti recordó
que Finlandia, que asumirá la próxima presidencia, «está llamada ahora a despertar
la conciencia de lo apremiante y del alcance de los compromisos adoptados en el proceso
de Helsinki». Y, que con este anhelo «la Santa Sede asegura con gusto desde ahora
su colaboración y apoyo».