2007-12-02 15:16:40

Ángelus: El Papa ofrece a toda la Iglesia y a los hombres de buena voluntad su Encíclica “Spe Salvi” y recuerda que el hombre y el mundo tienen necesidad de Dios, porque de no ser así quedarían privados de esperanza


Domingo, 2 dic (RV).- Con este domingo de Adviento inicia un nuevo año litúrgico. De este modo daba inicio el Santo Padre Benedicto XVI a su alocución previa al rezo mariano del Ángelus en la plaza de san Pedro del Vaticano. Ante miles de peregrinos, el Pontífice ha puesto de relieve el significado de este domingo de Adviento, es decir, que el Pueblo de Dios se pone en camino para vivir el misterio de Cristo en la historia: “Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre; la historia en cambio es mutable y pide ser constantemente evangelizada, necesita renovarse desde el interior y la única verdadera novedad es Cristo. Es Él el futuro luminoso del hombre y del mundo”.

Precisamente el Adviento es el periodo propicio para despertar en nuestros corazones la espera de Aquel “que es, que era y que viene” (cfr 1 Co 15,25-28). “Entonces –ha señalado el Obispo de Roma- este domingo es un día propicio para ofrecer a toda la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad, mi segunda Encíclica, que he querido dedicar precisamente al tema de la esperanza cristiana”.

La Encíclica que el Papa Benedicto XVI nos ha ofrecido se titula “Spe Salvi”, precisamente y como él mismo ha recordado, porque inicia con la expresión de san Pablo: “Spe salvi facti sumus” – “En esperanza fuimos salvados" (Rm 8,24). En este sentido, la palabra “esperanza” está intrínsecamente unida a la palabra “fe”. Es un don que cambia la vida de quien lo recibe, como ha explicado el Pontífice, señalando que eso es lo que les ha pasado a lo largo de la historia a los santos y santas.

En este punto el Santo Padre ha lanzado una pregunta a todos los fieles: “¿En qué consiste esta esperanza tan grande y en la que se confía hasta tal punto de hacernos decir que en ella nosotros tenemos la salvación?”. La respuesta nos la ha dado el propio Benedicto XVI: “Esta esperanza consiste en el conocimiento de Dios, en el descubrimiento de su corazón de Padre bueno y misericordioso”.

Esta relación entre fe y esperanza se ve en nuestro mundo de hoy de forma evidente y “a veces dramática”, ha evocado el Papa. “El desarrollo de la ciencia moderna ha confinado cada vez más la fe y la esperanza a la esfera privada –ha señalado el Santo Padre- de tal forma que aparece de forma evidente, e incluso dramática, que el hombre y el mundo tienen necesidad de Dios –¡del verdadero Dios!- de otra forma quedarían privados de esperanza”.

“La ciencia contribuye al bien de la humanidad, pero no es capaz de redimirla. El hombre –ha proseguido el Papa- viene redimido por el amor, que vuelve buena y hermosa la vida personal y social. Por este motivo la gran esperanza, llena y definitiva, está garantizada por Dios, que en Jesús nos ha visitado y nos ha donado la vida, y en él volverá al final de los tiempos. Es en Cristo que esperamos, ¡es Él a quien esperamos!”.

Y como es tradicional, tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas a los peregrinos presentes en Roma. RealAudioMP3 “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. Al comenzar el Adviento, invito a todos a ensanchar el corazón para vivir con gozo el inefable don de la venida de Hijo de Dios al mundo, y a permanecer vigilantes y firmes en la fe, esperando su manifestación definitiva y gloriosa. Feliz domingo”.







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