94° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: exhortación del Papa a ser “protagonistas
de un mundo donde reinen la comprensión, la solidaridad, la justicia y la paz”, a
respetar las leyes y no dejarse llevar nunca por el odio y la violencia
Miércoles, 28 nov (RV).- Se ha hecho público hoy el Mensaje de Benedicto XVI para
la 94° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará el próximo 13
de enero. El tema de este año invita a reflexionar en particular sobre los jóvenes
migrantes. “El amplio proceso de globalización del mundo -escribe el Papa- lleva consigo
una necesidad de movilidad que impulsa también a muchos jóvenes a emigrar. Y como
consecuencia de esto, la juventud dotada de los mejores recursos intelectuales abandona
a menudo los países de origen, mientras en los países que reciben a los migrantes
rigen normas que dificultan la efectiva integración. Las instituciones públicas las
organizaciones humanitarias y también la Iglesia católica dedican muchos de sus recursos
para atender a estas personas en dificultad”.
Los jóvenes migrantes son particularmente
sensibles a la problemática de la denominada “dificultad de la doble pertenencia”:
por un lado, sienten la necesidad de no perder la cultura de origen, mientras por
otro, surge en ellos el comprensible deseo de insertarse en la sociedad que los acoge.
Entre esa juventud, -señala el Pontífice- están las jóvenes, más fácilmente víctimas
de la explotación, de chantajes morales e incluso de toda clase de abusos. Y también
los adolescentes y los menores no acompañados, que constituyen una categoría en peligro.
Estos chicos y chicas terminan con frecuencia en la calle, abandonados a sí mismos
y víctimas de explotadores sin escrúpulos”.
“Es imposible callar ante las imágenes
desgarradoras de los grandes campos de prófugos y de refugiados, presentes en distintas
partes del mundo, manifiesta el Santo Padre ¿Cómo pueden mirar con confianza hacia
su propio futuro? Es cierto que se está haciendo mucho por ellos, pero es verdad también
que es necesario dedicarse aún más para ayudarles, mediante la creación de estructuras
idóneas de acogida y de formación”.
Para satisfacer las expectativas de los
jóvenes migrantes, Benedicto XVI dice que hay que contar con el apoyo de la familia
y de la escuela a pesar de las dificultades y las complejas situaciones en que encuentran
estos jóvenes en sus contextos familiares y escolares. El mismo sistema escolar, debería
tener en cuenta su situación y prever, para los jóvenes inmigrados, caminos específicos
formativos de integración, apropiados a sus necesidades. El Papa exhorta al empeño
de todos -docentes, familias y estudiantes- para ayudar a los jóvenes migrantes a
afrontar del mejor modo posible el desafío de la integración.
La Iglesia que
considera con especial atención el mundo de los migrantes, pide a los que han recibido
en sus países de origen una formación cristiana que hagan fructificar ese patrimonio
de fe y de valores evangélicos para que se pueda dar un testimonio coherente en los
distintos contextos existenciales. El Papa invita a las comunidades eclesiales de
llegada a que acojan cordialmente a los jóvenes y a los pequeños con sus padres, tratando
de comprender sus vicisitudes y de favorecer su integración.
Y dirigiéndose
a los jóvenes migrantes el Santo Padre les dice: “preparaos a construir, con vuestros
coetáneos, una sociedad más justa y fraterna, cumpliendo escrupulosamente y con seriedad
vuestros deberes con vuestras familias y con el Estado. Respetad las leyes y no os
dejéis llevar nunca por el odio y la violencia. Procurad, más bien, ser protagonistas,
desde ahora, de un mundo donde reinen la comprensión y la solidaridad, la justicia
y la paz”.