Cultura y humanismo: El cardenal Amigo analiza a la juventud española
Miércoles, 7 nov (RV).- El arzobispo de Sevilla, cardenal Carlos Amigo, hizo un análisis
de la juventud española en una carta pastoral de la que se hace eco la revista católica
Alfa y Omega.
En la misiva el purpurado analiza alguna de las preguntas planteadas
por el Papa Benedicto XVI relacionadas con el futuro de la juventud dentro de unos
años, o cómo desearíamos que ésta fuera. Llegando a plantearnos si la juventud es
una esperanza o más se ha convertido en una amenaza para el futuro.
En la carta
pastoral sobre juventud y familia el arzobispo de Sevilla contesta a alguna de estas
preguntas en base al contexto de la España de hoy en la que los jóvenes, según su
criterio, “son víctimas de una especie de despotismo ilustrado”, es decir, “todo para
los jóvenes pero sin los jóvenes”. Ejemplo de ello son las ayudas económicas que se
les ofrece, que se pueden considerar más o menos eficaces, pero no se les aporta la
Verdad: «Podemos y debemos dar el pan que se necesita de ayuda social, pero si no
tiene la levadura de la palabra y del amor de Cristo, no será nuestro verdadero y
más conveniente de los alimentos para saciar el hambre de las gentes».
En este
sentido el purpurado puso de relieve lo patente del vacío espiritual que viven muchos
jóvenes que se refugian en «el ateísmo cómodo y el agnosticismo indiferente, que más
prefieren las plácidas ideas de negar existencias y posibilidades, para eludir el
esfuerzo de buscar el compromiso con los valores que interpelan la mente y arañan
la conciencia». Y ese vacío se percibe en elementos como el orgullo que hace que los
jóvenes se consideren, sistemáticamente, mártires; la obsesión de los jóvenes por
perder la identidad, por ser todos iguales; esa otra obsesión por estar pendientes
del qué dirán si se dan cuenta de que son cristianos; y la soberbia constante que
les lleva a quejarse de la incomprensión en la que supuestamente viven... «El joven
puede ser cruz de sí mismo cuando no se acepta, cuando no se valora», señaló el cardenal
Amigo.
También tuvo palabras sobre las relaciones sexuales que los jóvenes
mantienen a la ligera, «formando parte de un mercado global donde todo se compra y
se vende, donde su consumo se desea y se consigue sin limitaciones».
Pero también
el cardenal Amigo recordó que en ese joven que se encuentra perdido surge también
la necesidad de búsqueda. «La juventud -escribió el cardenal-, a pesar de sus desgarrones
y heridas, es la gran esperanza de la Iglesia para el siglo XXI». Y este es el motivo
por el purpurado presentó en esta carta pastoral un buen número de propuestas para
hacer llegar a Cristo a la vida de los jóvenes.
El documento pastoral es justo
con el papel de la Iglesia en la evangelización de los jóvenes y sabe que hace falta
mejorar en algunos aspectos: «Hay que lograr una mayor sintonía pastoral y lograr
que la vida de la Iglesia pueda aportar mayor plenitud a la vida de los jóvenes».
Y, para eso, «no cabe duda de que hace falta una revisión profunda de nuestra manera
de presentar la fe, de saber acudir a las fuentes de la vida cristiana. (...) Debemos
aprender a aceptar a los jóvenes actuales. Es necesario, por tanto, comprender su
mentalidad, su estilo de vida y su lenguaje. Tenemos que comprenderlos y aceptarlos».
Con este mensaje, el cardenal Amigo pone en alerta a su diócesis y a la Iglesia
entera sobre la necesidad de ocuparse especialmente de los jóvenes, según escribió
Alfa y Omega, y para ello, pide la imprescindible ayuda de las familias, el lugar
donde la palabra de Dios pasa de padres a hijos gracias, sobre todo, al valor del
ejemplo.