2007-10-22 17:19:51

Apoyo de la Iglesia a la fundadora de Raíces de Paz en la lucha contra las minas


Lunes, 22 oct (RV).- «Estamos llamados a reforzar nuestro compromiso, para liberar a los países que han sufrido un conflicto de los residuos bélicos explosivos, que cada día amenazan la vida y la incolumidad de un gran número de personas, en particular de mujeres y niños». Son palabras del presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, cardenal Renato Martino, después del encuentro que mantuvo con la señora Heidi Khun, fundadora de la organización internacional Raíces de Paz, que impulsa, precisamente, la eliminación de los residuos bélicos en los países marcados por conflictos.

La señora Heidi Khun, que fue recibida también por Benedicto XVI, ha dirigido un llamamiento al cardenal Martino para impulsar el apoyo de las instituciones católicas en las actividades de la organización internacional Raíces de Paz.

El Comunicado que da esta noticia señala que «cada 30 minutos una persona muere o queda minusválida por culpa de los residuos bélicos explosivos que siguen sembrando tragedias en los países que han sufrido conflictos. Cada año veinte mil civiles pierden la vida o sufren graves heridas debido a la explosión de minas o de bombas de racimo. Armas crueles que no discriminan entre población civil y combatientes y que han sido ideadas con el fin de causar enormes sufrimientos y no siempre para matar». Además, «los residuos bélicos explosivos causan graves daños en la economía de esos mismos países» y, «debido a la prolongación del miedo entre sus habitantes, se acentúa la dependencia de éstos de las ayudas de la comunidad internacional».

«Poner una mina cuesta tres dólares y eliminarla cuesta mil dólares», recuerda el mismo comunicado, señalando luego que se calcula que «hay aproximadamente 70 millones de minas, en unos 70 países en el mundo». La organización internacional Raíces de Paz se propone además «transformar los campos minados en campos cultivados por las comunidades locales, promoviendo así el renacer de la economía y del sector agrícola de las naciones afectadas y transformando ‘los campos minados en campos de esperanza’».

El cardenal Martino ha alentado a la fundadora de Raíces de Paz y a sus colaboradores «a perseverar en su noble actividad, subrayando que la Iglesia está llamada a fortalecer su propio compromiso, particularmente en ámbito local, para liberar al mundo del peligro de las minas, que causan tantos sufrimientos y muerte en los países que anhelan restablecer un orden de justicia y de paz, después de las atrocidades de un conflicto».







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