2007-10-08 16:22:25

Las armas serán siempre la manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz


Lunes, 8 oct (RV).- «No a los ensayos nucleares, que sirven para desarrollar armas cada vez más sofisticadas y peligrosas. Armas que serán siempre manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz». Así se manifiesta el padre Federico Lombardi en el editorial en el que explica el llamamiento lanzado por la Santa Sede.

El mes pasado, el arzobispo Dominique Mamberti, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, intervenía en Viena, en la 51ª sesión de la Conferencia General de la Agencia Internacional para la Energía Atómica. En tal foro, el prelado subrayó tres objetivos para cuya consecución debería unirse la comunidad internacional: «el urgente compromiso por alentar la no proliferación de armas nucleares; promover un progresivo y compartido desarme nuclear y favorecer el uso pacífico y seguro de la tecnología nuclear a favor de un auténtico desarrollo, que respete el ambiente y que esté siempre atento a las poblaciones más desfavorecidas».

El padre Federico Lombardi, director de la Oficina de prensa de la Santa Sede se ha hecho eco del llamamiento lanzado por la Iglesia a la comunidad internacional y ha sintetizado la posición de la Santa Sede en el último número de «Octava Dies», semanario informativo producido por el Centro Televisivo Vaticano.

El padre Lombardi recuerda que «el Tratado sobre la prohibición global de los ensayos nucleares ha sido firmado desde hace más de diez años con la adhesión de 177 países, pero sólo 140 lo han ratificado, y en esta lista faltan Corea del Norte e Irán, así como China, India y los Estados Unidos, de manera que el Tratado todavía no ha entrado en vigor».

«Los ensayos nucleares sirven para desarrollar armas cada vez más sofisticadas y peligrosas, armas que, a diferencia de lo que se dice, nunca serán “limpias” o “inteligentes”. Serán siempre manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz».

«Es una ilusión justificar los ensayos con el argumento de la seguridad y de la protección de los pueblos -añade el padre Lombardi-. En realidad, este tipo de pruebas llevará cada vez más a la proliferación nuclear y, por tanto, a un mayor riesgo para los mismos pueblos a los que se dice que se quiere defender».

«También la prevención del terrorismo nuclear debe ir de la mano del desarme nuclear y con la aplicación del Tratado de no proliferación: es imposible pensar que multiplicando las armas se reduce el peligro de su uso por parte del terrorismo», explica el director del Centro Televisivo Vaticano. «Se trata de obligaciones morales que tiene la comunidad internacional con toda la familia de pueblos y con las generaciones futuras.

Obligaciones, que la Santa Sede, desde su posición de autoridad moral y de libertad de intereses de poder, no se cansará nunca de recordarlo por el bien de la humanidad», asegura el director del Centro Televisivo Vaticano, ya que, de hecho, éste es el motivo de la «presencia de la Santa Sede en las grandes sedes de las organizaciones internacionales».







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