Las armas serán siempre la manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria
a la paz
Lunes, 8 oct (RV).- «No a los ensayos nucleares, que sirven para desarrollar armas
cada vez más sofisticadas y peligrosas. Armas que serán siempre manifestación de una
“cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz». Así se manifiesta el padre Federico
Lombardi en el editorial en el que explica el llamamiento lanzado por la Santa Sede.
El
mes pasado, el arzobispo Dominique Mamberti, secretario vaticano para las Relaciones
con los Estados, intervenía en Viena, en la 51ª sesión de la Conferencia General de
la Agencia Internacional para la Energía Atómica. En tal foro, el prelado subrayó
tres objetivos para cuya consecución debería unirse la comunidad internacional: «el
urgente compromiso por alentar la no proliferación de armas nucleares; promover un
progresivo y compartido desarme nuclear y favorecer el uso pacífico y seguro de la
tecnología nuclear a favor de un auténtico desarrollo, que respete el ambiente y que
esté siempre atento a las poblaciones más desfavorecidas».
El padre Federico
Lombardi, director de la Oficina de prensa de la Santa Sede se ha hecho eco del llamamiento
lanzado por la Iglesia a la comunidad internacional y ha sintetizado la posición de
la Santa Sede en el último número de «Octava Dies», semanario informativo producido
por el Centro Televisivo Vaticano.
El padre Lombardi recuerda que «el Tratado
sobre la prohibición global de los ensayos nucleares ha sido firmado desde hace más
de diez años con la adhesión de 177 países, pero sólo 140 lo han ratificado, y en
esta lista faltan Corea del Norte e Irán, así como China, India y los Estados Unidos,
de manera que el Tratado todavía no ha entrado en vigor».
«Los ensayos nucleares
sirven para desarrollar armas cada vez más sofisticadas y peligrosas, armas que, a
diferencia de lo que se dice, nunca serán “limpias” o “inteligentes”. Serán siempre
manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz».
«Es
una ilusión justificar los ensayos con el argumento de la seguridad y de la protección
de los pueblos -añade el padre Lombardi-. En realidad, este tipo de pruebas llevará
cada vez más a la proliferación nuclear y, por tanto, a un mayor riesgo para los mismos
pueblos a los que se dice que se quiere defender».
«También la prevención
del terrorismo nuclear debe ir de la mano del desarme nuclear y con la aplicación
del Tratado de no proliferación: es imposible pensar que multiplicando las armas se
reduce el peligro de su uso por parte del terrorismo», explica el director del Centro
Televisivo Vaticano. «Se trata de obligaciones morales que tiene la comunidad internacional
con toda la familia de pueblos y con las generaciones futuras.
Obligaciones,
que la Santa Sede, desde su posición de autoridad moral y de libertad de intereses
de poder, no se cansará nunca de recordarlo por el bien de la humanidad», asegura
el director del Centro Televisivo Vaticano, ya que, de hecho, éste es el motivo de
la «presencia de la Santa Sede en las grandes sedes de las organizaciones internacionales».