En su mensaje de felicitaciones al nuevo patriarca ortodoxo rumano, el Papa subraya
la necesidad de intensificar los lazos entre católicos y ortodoxos, por el bien de
la Iglesia y para responder mejor a las necesidades actuales en Europa y en el mundo
Lunes, 1 oct (RV).- Benedicto XVI transmitió sus mejores felicitaciones al nuevo patriarca
ortodoxo rumano, Su Beatitud Daniel, con motivo de su solemne entronización, ayer,
en la catedral de Bucarest. Recordando el histórico encuentro de 1999 - precisamente
en esta capital entre Juan Pablo II y el patriarca Teoctist, que falleció el año pasado
– el Papa invita a «proseguir en el camino de la esperanza, con la perspectiva de
alcanzar la unidad plena».
Es «particularmente necesario intensificar los
lazos que unen a católicos y ortodoxos, por el bien de la Iglesia y para responder
mejor a las necesidades actuales en Europa y en el mundo, tanto en el ámbito religioso
como en el social», afirma Benedicto XVI, tras invocar al Espíritu Santo para que
sostenga al patriarca Daniel en la importante misión de guiar a la segunda comunidad
ortodoxa más numerosa del mundo, después de la rusa.
En la Divina Liturgia,
concelebrada por los Metropolitas de la Iglesia ortodoxa rumana, estuvo presente también
una delegación de la Santa Sede, integrada por el cardenal Walter Kasper, presidente
del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, por el obispo
Brian Farell, secretario del mismo dicasterio, y por el nuncio apostólico en Rumanía,
arzobispo Jean-Claude Périssett.
Luego tuvo lugar una sesión solemne del Santo
Sínodo, en el Palacio Patriarcal de Bucarest, donde se leyó el mensaje de Benedicto
XVI, junto con otros mensajes de felicitaciones. En su misiva el Papa invoca también
al Espíritu Santo para que ayude a la Iglesia rumana a afrontar con «vitalidad renovada,
los cambios y la reorganización material y espiritual, necesarios en la actualidad,
después de las dificultades del pasado reciente, en el que existían numerosas limitaciones
para la libertad y persecuciones evidentes».
El Santo Padre expresa su anhelo
de que la Iglesia ortodoxa «pueda responder a las expectativas del pueblo rumano»,
impulsando la esperanza, para transmitir a la juventud los valores morales y espirituales
fundamentales para afrontar las diversas corrientes ideológicas que siguen atrayendo
a un buen número de jóvenes.
Asimismo, el Papa subraya la «participación activa
y positiva» de la Iglesia ortodoxa en la Comisión mixta internacional para el diálogo
teológico y la intención del Patriarca Daniel de intensificar el diálogo entre católicos
y ortodoxos. Con el anhelo de resolver «con paciencia, caridad recíproca y esperanza»,
todo lo que puede representar un obstáculo para la comunión fraterna, Benedicto XVI
concluye su mensaje deseando que el mandamiento nuevo, con el que Jesús invita a amarse
los unos a los otros, impulse el camino hacia la unidad plena.