Ángelus: Benedicto XVI recuerda la difícil situación por la que están pasando los
países de África subsahariana y la crisis que se está viviendo en Myanmar, y pide
la oración de los fieles para el éxito de las negociaciones en Corea
Domingo, 30 sep (RV).- Benedicto XVI, en su último domingo en la localidad de Castelgandolfo
donde ha pasado la mayor parte del periodo estivo, ha recordado la difícil situación
por la que están pasando los países de África subsahariana a causa de las inundaciones,
y la crisis que se está viviendo en Myanmar. Y también ha pedido la oración de los
fieles para que las negociaciones en la península coreana lleguen a buen puerto.
Durante
su alocución previa al rezo mariano del Ángelus el Papa ha analizado el panorama mundial
en base a la parábola del Evangelio de hoy de san Lucas: la del hombre rico y el pobre,
Lázaro. El Santo Padre ha explicado a los cientos de peregrinos congregados en la
plaza del Palacio Apostólico de Castelgandolfo, cómo el hombre rico personifica el
mal uso de la riqueza, buscando sólo el lujo desenfrenado y el egoísmo. Mientras que
el pobre representa la persona a la que Dios cuida. “Quien permanece olvidado por
todos, Dios no lo olvida –ha señalado el Papa- quien nada vale a los ojos de los hombres,
es precioso a los ojos del Señor”.
En este sentido el Pontífice ha evocado
la Encíclica Popolorum progressio del Papa Pablo VI, cuando haciendo referencia
a la lucha contra el hambre escribió: “Se trata de construir un mundo donde todo hombre…
pueda vivir una vida plenamente humana … donde el pobre Lázaro pueda sentarse en la
misma mesa del rico” (n. 47).
Las causas de las numerosas situaciones de miseria
son –recuerda la Encíclica- por un lado “las servidumbres de parte de los hombres”,
y por otro “una naturaleza insuficientemente dominada”. “Por desgracia algunas poblaciones
sufren ambos factores. –ha recordado Benedicto XVI, preguntándose después- ¿Cómo no
pensar en este momento, de forma especial, en los países de África subsahariana que
han sufrido en días pasados graves inundaciones? Pero tampoco podemos olvidar otras
muchas situaciones de emergencia humanitaria en diferentes regiones del planeta, en
las que los conflictos por el poder político y económico agravan las realidades de
desasosiego ya de por sí muy duras”.
Ante esta realidad del mundo de hoy el
llamamiento de Pablo VI –“los países del hambre interpelan de forma dramática a los
de la opulencia”- cobra dramática actualidad. “No podemos decir que no conocemos los
caminos que hay que seguir –ha exhortado Benedicto XVI- quien no quiere escuchar a
las Leyes y a los Profetas, no cambiaría ni siquiera si alguno de los muertos volviera
para castigarlos”.
Y volviendo a la actualidad internacional, Benedicto XVI
ha recordado de forma particular lo ocurrido en Myamar: “Sigo con gran trepidación
los gravísimos acontecimientos de estos días en Myanmar y deseo expresar mi cercanía
espiritual a esas queridas poblaciones en el momento de esta dolorosa prueba que están
atravesando. Mientras aseguro mi solidaridad e intensa oración -e invito a toda la
Iglesia a hacer lo mismo-, espero vivamente que se encuentre una solución pacífica
por el bien del país”.
Asimismo el Papa ha pedido la oración para la península
de Corea: “También encomiendo a vuestras oraciones la situación de la península coreana,
donde se están llevando a cabo importantes desarrollos en el diálogo entre las dos
Coreas que hacen esperar que los esfuerzos de reconciliación en acto puedan consolidarse
en favor del pueblo coreano y en beneficio de la estabilidad y de la paz de toda la
región”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos,
Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas, éstas han sido sus palabras en español:
“Saludo con afecto
a los fieles de lengua española aquí presentes. Pidamos a la Virgen María que, guiados
por el ejemplo y las enseñanzas de Cristo e impulsados por su amor, sepamos encontrar
la fuente de la alegría y la paz en la entrega generosa y desinteresada a los demás,
especialmente a los que sufren y pasan necesidad cerca de nosotros. ¡Feliz domingo!”.
Y
el Santo Padre ha finalizado de esta forma su alocución previa al Ángelus, haciendo
esta petición a la Virgen María: “Que la Virgen María nos ayude a aprovechar el tiempo
presente para escuchar y poner en práctica la palabra de Dios. Que nos conceda el
volvernos más atentos a los hermanos necesitados, para compartir con ellos lo mucho
y lo poco que tenemos, y contribuir, empezando por nosotros mismos, a difundir la
lógica y el estilo de la auténtica solidaridad”.